Hace ocho meses, Ana María Tabares vivía, sin duda, una de las etapas más dulces de su existencia. Estaba a punto de traer al mundo a su primer hijo, Giovanny, y se sentía afortunada. Solo tres años atrás, con apenas 18, esta joven tinerfeña estudiante de puericultura había hecho realidad otro de sus sueños, ser reina del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife. Fue en el año 2009.
Ana María pasa sus días más amargos entre hospitales. Su hijo, Giovanny Rodríguez Tabares, con solo ocho meses, sufre una de esas enfermedades catalogadas como raras. Tras el fracaso de una primera operación, solo un trasplante de hígado puede mantener la esperanza de que el pequeño remonte la enfermedad.
Ana María Tabares y Adrián Rodríguez, los padres de Giovanny, han perdido su trabajo y están a punto de quedarse en la calle. Con todo, la pareja no pierde el optimismo y afirma que van a seguir luchando por su hijo.
La historia de Giovanny es una de esas crónicas de los crueles reveses que a veces da la vida. Tan solo dos meses después del nacimiento del pequeño, los médicos no tuvieron más alternativa que reconocer a los padres el peor de los pronósticos. Adrián Rodríguez explica que, además, se trató de una negligencia médica, ya que el pediatra no se dio cuenta de la enfermedad al nacer a pesar del color amarillento que presentaba el niño en piel y ojos. "Aseguraban que ese color amarillento era normal en los primeros meses de vida", comenta Adrián.
Sin embargo, el síntoma que teñía al niño de un amarillo brillante estaba lejos de ser algo tan normal como la ictericia que sufren algunos bebés en los primeros días o semanas de su vida. A Giovanny le fue diagnosticada atresia biliar, un trastorno poco frecuente del hígado, crónico y progresivo. La enfermedad se manifiesta en los primeros meses de vida, altera el funcionamiento normal del hígado y puede llegar a causar cirrosis hepática si no se detiene su evolución. Con el diagnóstico comenzó el duro peregrinaje por médicos y hospitales para la familia del pequeño Giovanny.
Trasladado
El niño fue entonces trasladado a Madrid donde se ratificó la valoración y se prescribió una operación para frenar la evolución de la enfermedad. "Desde los hospitales canarios no podían confirmarla", explica el padre. Matiza que "no cuentan con los materiales necesarios para estos casos".
La intervención se realizó en el Hospital 12 de octubre, pero desafortunadamente no alcanzó los resultados esperados y tres meses después la familia se trasladó a la capital española para atender las necesidades del pequeño.
Una única solución se plantea ahora en la vida del pequeño: el trasplante. Actualmente tanto Ana María como Adrián se siguen sometiendo a duras pruebas para conocer la compatibilidad de sus órganos con el hígado de su hijo.
Adrián Rodríguez explica que el proceso es muy lento y asegura que " nos prometieron que los resultados estarían en el plazo de un mes y llevamos ya dos meses y medio a la espera".
Si el desenlace no fuera positivo, la familia de Giovanny tendría que aferrarse a la idea de que apareciera algún donante. Su padre confirma que "desde la lista de espera no nos han llamado, es difícil y salvo casos extremos no se movilizan".
Y es que solo si el niño corre grave peligro se activan líneas de búsqueda de donantes compatibles a mayores niveles, como a escala europea, algo con lo que su padre está en total disconformidad. "Parece que estuvieran esperando a que el niño se ponga peor para salvarlo en el último momento y eso nos llena de incertidumbre, además de dolor por verlo sufrir", señala.
Tanto él como Ana María han perdido sus trabajos, tras ausentarse obligatoriamente para poder estar con su pequeño. Hoy en día, los pocos recursos económicos de los que disponen, comienzan a agotarse. "Estoy a punto de perder la casa y he tenido que vender el coche para costearnos los primeros meses en Madrid", explica Adrián.
En hostales y casas alquiladas, la pareja pasa los que están siendo para ellos los días más difíciles de sus vidas. "No nos queda otra, tenemos que seguir luchando", admite el padre de Giovanny.
Elisabet Rodríguez, hermana de Adrián y tía del niño, reconoce que la familia está destrozada. "Lo llevamos fatal, Giovanny tiene un primo de la misma edad y es muy duro saber que un niño de ocho meses está luchando por vivir".
Ana María y Adrián solo esperan que su pequeño tenga la oportunidad de vivir. Mientras, intentan ser optimistas y no dejarse llevar por el desánimo. "Tenemos días buenos y malos, pero nos apoyamos mutuamente", reconoce el padre.
En estos momentos Giovanny no puede viajar y mientras no se encuentre un donante, la familia debe
Ana María pasa sus días más amargos entre hospitales. Su hijo, Giovanny Rodríguez Tabares, con solo ocho meses, sufre una de esas enfermedades catalogadas como raras. Tras el fracaso de una primera operación, solo un trasplante de hígado puede mantener la esperanza de que el pequeño remonte la enfermedad.
Ana María Tabares y Adrián Rodríguez, los padres de Giovanny, han perdido su trabajo y están a punto de quedarse en la calle. Con todo, la pareja no pierde el optimismo y afirma que van a seguir luchando por su hijo.
La historia de Giovanny es una de esas crónicas de los crueles reveses que a veces da la vida. Tan solo dos meses después del nacimiento del pequeño, los médicos no tuvieron más alternativa que reconocer a los padres el peor de los pronósticos. Adrián Rodríguez explica que, además, se trató de una negligencia médica, ya que el pediatra no se dio cuenta de la enfermedad al nacer a pesar del color amarillento que presentaba el niño en piel y ojos. "Aseguraban que ese color amarillento era normal en los primeros meses de vida", comenta Adrián.
Sin embargo, el síntoma que teñía al niño de un amarillo brillante estaba lejos de ser algo tan normal como la ictericia que sufren algunos bebés en los primeros días o semanas de su vida. A Giovanny le fue diagnosticada atresia biliar, un trastorno poco frecuente del hígado, crónico y progresivo. La enfermedad se manifiesta en los primeros meses de vida, altera el funcionamiento normal del hígado y puede llegar a causar cirrosis hepática si no se detiene su evolución. Con el diagnóstico comenzó el duro peregrinaje por médicos y hospitales para la familia del pequeño Giovanny.
Trasladado
El niño fue entonces trasladado a Madrid donde se ratificó la valoración y se prescribió una operación para frenar la evolución de la enfermedad. "Desde los hospitales canarios no podían confirmarla", explica el padre. Matiza que "no cuentan con los materiales necesarios para estos casos".
La intervención se realizó en el Hospital 12 de octubre, pero desafortunadamente no alcanzó los resultados esperados y tres meses después la familia se trasladó a la capital española para atender las necesidades del pequeño.
Una única solución se plantea ahora en la vida del pequeño: el trasplante. Actualmente tanto Ana María como Adrián se siguen sometiendo a duras pruebas para conocer la compatibilidad de sus órganos con el hígado de su hijo.
Adrián Rodríguez explica que el proceso es muy lento y asegura que " nos prometieron que los resultados estarían en el plazo de un mes y llevamos ya dos meses y medio a la espera".
Si el desenlace no fuera positivo, la familia de Giovanny tendría que aferrarse a la idea de que apareciera algún donante. Su padre confirma que "desde la lista de espera no nos han llamado, es difícil y salvo casos extremos no se movilizan".
Y es que solo si el niño corre grave peligro se activan líneas de búsqueda de donantes compatibles a mayores niveles, como a escala europea, algo con lo que su padre está en total disconformidad. "Parece que estuvieran esperando a que el niño se ponga peor para salvarlo en el último momento y eso nos llena de incertidumbre, además de dolor por verlo sufrir", señala.
Tanto él como Ana María han perdido sus trabajos, tras ausentarse obligatoriamente para poder estar con su pequeño. Hoy en día, los pocos recursos económicos de los que disponen, comienzan a agotarse. "Estoy a punto de perder la casa y he tenido que vender el coche para costearnos los primeros meses en Madrid", explica Adrián.
En hostales y casas alquiladas, la pareja pasa los que están siendo para ellos los días más difíciles de sus vidas. "No nos queda otra, tenemos que seguir luchando", admite el padre de Giovanny.
Elisabet Rodríguez, hermana de Adrián y tía del niño, reconoce que la familia está destrozada. "Lo llevamos fatal, Giovanny tiene un primo de la misma edad y es muy duro saber que un niño de ocho meses está luchando por vivir".
Ana María y Adrián solo esperan que su pequeño tenga la oportunidad de vivir. Mientras, intentan ser optimistas y no dejarse llevar por el desánimo. "Tenemos días buenos y malos, pero nos apoyamos mutuamente", reconoce el padre.
En estos momentos Giovanny no puede viajar y mientras no se encuentre un donante, la familia debe
permanecer en la capital española. Comer y buscar donde pasar la noche, son quehaceres del día a día que para los padres se complican cada vez más. Sin poder volver a Tenerife para recuperar sus trabajos, la pareja se enfrenta a una situación cada vez más difícil. "Se nos agotan los recursos económicos", confiesa Adrián.
La espera puede ser eterna, quizás unos meses, o puede que incluso un año. El trasplante para Giovanny no tiene fecha, y la familia comienza a tener dificultades para permanecer al lado del niño durante el tratamiento.
Buscar otras alternativas, como la recaudación de fondos, se presenta ahora como la única oportunidad para Ana María y Adrián, que lo único que esperan es "poder seguir viendo sonreír a Giovanny". Por ello piden ayuda y apelan a la generosidad de sus paisanos para poder permanecer junto a su hijo. Su número de cuenta es: 2065-0150-01-1400072912.
La espera puede ser eterna, quizás unos meses, o puede que incluso un año. El trasplante para Giovanny no tiene fecha, y la familia comienza a tener dificultades para permanecer al lado del niño durante el tratamiento.
Buscar otras alternativas, como la recaudación de fondos, se presenta ahora como la única oportunidad para Ana María y Adrián, que lo único que esperan es "poder seguir viendo sonreír a Giovanny". Por ello piden ayuda y apelan a la generosidad de sus paisanos para poder permanecer junto a su hijo. Su número de cuenta es: 2065-0150-01-1400072912.
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