Con un teatro ya abarrotado por un público con ganas de pasárselo bien, y 20 minutos más tarde de lo previsto, se subió el telón. Todo estaba listo ya para el concurso más divertido del Carnaval, en el que se persigue un único objetivo, arrancar carcajadas. Y si hay alguien que lo consigue sin mucho esfuerzo, ese es el presentador y creador de este acto, Manón Marichal, que vestido de chica ye ye o algo parecido, pidió a los asistentes que apagaran los móviles y soltaran las manos a sus parejas porque no estaban en el cine San Martín. Anunció que el certamen sería emitido en las Islas, menos en Las Palmas.
Los primeros en subirse al escenario fueron los chicos del grupo La mejor medicina para zz con amor, que disfrazados de indios y vaqueros intentaron grabar un alocado largometraje, en el que también aparecieron un indiano y el panadero de Barrio Sésamo. Se acabaron peleando entre ellos, como en las mejores películas, y algunos hasta enseñaron el trasero.
A continuación les tocó el turno a Los niños del pijama de rayas, la mayoría miembros del Ejército de la Sardina. Ofrecieron una divertida parodia protagonizada por un grupo de carnavaleros que tuvieron una pelea en el Corinto y acabaron todos en la cárcel Tenerife 3 - Las Palmas 0, con Hannibal Lecter. Entre ellos también había un Superman, que colgaba, desesperado, del techo del teatro.
En tercer lugar actuaron los componentes de La pandorga está llena de pejes verdes y algún tamboril, todos murgueros de Guachipanduzy, que se estrenaron este año en el concurso. Se convirtieron en trabajadores de Urbaser para limpiar la basura del Guimerá, entre la que se encontraron unos calzoncillos, entre otros productos.
Los chicos de La Familia Monster, también de la murga Guachipanduzy, fueron los cuartos. Ofrecieron una curiosa película muda, producida por la Metro Ligero Golden Mayer, que contó la historia de la pareja formada por Yurena, de Somosierra, y Mamadou, de Armeñime, que tuvieron una noche local en San Andrés y acabó en boda.
En quinto lugar invadieron el escenario Los Legías. Parodiaron la vida misma, toda ella en crisis, desde el parto y posterior nacimiento (con gritos incluidos), pasando por la adolescencia (con la revolución de las hormonas), y concluyendo con la etapa de los 40 años y la desesperación por ligar algo, aunque sea en el Halcón. El público se volvió loco con ellos.
Los Sabanreños fueron los siguientes, con un Carnaval de Día protagonizado por un grupo de indigentes que interpretaron conocidas canciones de la fiesta al mismo tiempo que contaban, con mucho humor, sus problemas.
Los chichos de No tengo el chichi pa´farolillos, ganadores en 2011, cerraron el disparatado certamen. Les faltó Maxi y eso se notó, pero aún así se metieron al público en el bolsillo con sus historias en un paso de peatones, por el que pasaron los Beatles, un vendedor de pañuelos, una funcionaria compradora compulsiva y Bisbal, entre otros.
Y también ganó Manón...
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