
La visita de anoche al mercado, el enclave con mayor vida de Carnaval, permite descubrir el contraste de la propia vida. Mientras unos tiran a la basura los disfraces de años atrás para dejar paso a los nuevos, como la laureada murga infantil Rebeldes, que los echaba al contenedor pegado a la puerta de su cuartel general, otros como el grupo coreográfico Bohemios ya disfruta del esfuerzo realizado semanas atrás y que, gracias a la aportación de los componentes y a los amigos amañados, permitieron habilitar una tronja. Anoche estaba allí Peque, la esposa de Pepín Guiance, quien como pocas hace de anfitriona para enseñar las nuevas posesiones del grupo coreográfico decano del Carnaval, su tronja. "Es el rincón de Mabel (su hija y directora del grupo). Aquí pinta, diseña...".
En pleno agosto, con bañador y cholas, los locales de Jocikudos y Guachipanduzy estaban ya abiertos esperando el próximo desembarco de sus nuevos componentes. Igual que el de Tras Con Tras, una de las murgas con mejor cantina de la zona.
Al llegar al mercado, al fondo a la izquierda, se descubre el local de Los Trabas, "disfrazado de Carnaval", con unas grandes pintadas en su exterior que anuncian lo que está por venir. Nada más superar la entrada, el local de la murga de Carlos Estévanez parece haberse transformado en un salón de grabación, con una luz espectacular, pintadas que exaltan el logotipo del grupo. ¿Qué se aprenderán primero: el anagrama del grupo o el primer tema?
Humberto Gonar
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