Zeta Zetas |
1.- Marchilongas. Las chicas de Keyla Reyes agradaron, y mucho. Musicalmente, muy bien, con fuerza y garra, salvo en algunos momentos en los que parecían pedir tiempo para que se acabara su tema. De los dos, mejor el segundo, una gran idea, “Sombras de Grey”, que prometía divertir, pero se quedó en el golpazo de las bolas chinas con mantequilla para el jurado.
La primera canción, “Buscando una inspiración”, se quedó en explicar lo que cuesta hacer una letra. Arrancó muy bien, al pensar en igualar al alcalde de Santa Cruz con un pitufo con los colores azul y blanco, pero ahí se acabó la genialidad. Siguieron con la Sanidad y un batiburrillo: Madrid 2010; Paulino Rivero, falso y traidor… De repente, banana y pepito para el canarión. Un cajón “desastre” donde metieron a Miguel Concepción o el 6,5 para una beca y concluir recordando a Enrique González, Manolo Monzón y a Charlot. Muchas ideas deslavazadas.
En “Sombras de Grey” igual, de más a menos. A partir de las bolas chinas que regalaron al jurado les faltó mordiente y contextualizar la corbata y las esposas en el leit motiv de la canción. Y se metieron en “el cuarto de castigo”, cuando casi podían acariciar el pase. Buenas voces, pero en las letras les faltó mantener la intensidad, y, sobre todo, la genialidad de su primera estrofa. Su director musical, Toño Sometimes, ha hecho un gran trabajo, con una vocalización bien defendida. Su directora, Keyla Jerez, enamora.
2.- Zeta-Zetas. Lo bordaron. Al frente, David Padilla, su director musical, que también este año sustituye a Jose “El Pirata”, quien “se ha entregado” a sus Rebeldes. Zeta-Zetas protagonizó una actuación 3D. Mucho han trabajado en los últimos años y siempre con la idea de sorprender. Desde cuando prepararon aquel “show” del helio que acabó con sus aspiraciones a final en el cielo. Sin embargo, ayer hicieron el monigote y lo cuadraron. Geniales.
El primer tema, “Por una edicación”, tuvo un contenido crítico que cargó contra el ministro Wert. Lo mejor, cuando buscaban qué estudiar después de superar la PAU, que no la selectividad. Bellas Artes no, para no acabar como jurado de murgas y hacer lo del año pasado; ni Medicina, porque luego contratan a los de fuera. De resto, múltiples referencias sobre la educación, con otra perla: Me “wert-loco”. De más a menos en intensidad y crítica. Después de la genialidad limitaron su conclusión a “tenga vergüenza y dimita ya” (Wert).
La joya de la corona –habrá que ver el viernes si lo “echaron” ayer para garantizarse el pase y no tienen más– fue “El monigote”, una sorpresa. Salieron con mallas negras, el escenario se hizo negro y con luz negra apareció el personaje de Fido Dido. A partir de ahí, golpes de efecto para mantener la calidad del impacto visual. El machango no tiene sexo, no sabe si es canarión; le gustan las rayas más que a Maradona; encuentran un palo en la entrepierna y en plena coreografía se ponen a temblar y parecen Júnior Alonso. Luego, movimiento coreográfico con los monigotes del semáforo y de la papelera, y rajazo a Willy García y a los políticos. Unos no tienen qué desayunar y otros desayunan caviar. Salvo eso último, el tema, para enmarcar. Vieron la luz.
3.- Triqui-Traques. En el ecuador de la tercera, y, por ahora, la mejor fase, la “factoría Triquis”. Arrancaron con su habitual “show”, bajo las órdenes de Óscar Gómez, por segundo año consecutivo al frente de la murga. En este Carnaval llevan temas de Airam Bazzocchi. En el primero, “El almanaque”, recordaron a qué dedican los políticos cada día de la semana, con el ejemplo de Paulino: a cerrar quirófanos. Siguieron con los días del año. Parodia del Fin de Año, con la genialidad en las campanadas de pedir un deseo por cada uva: salud, amor, pagar la luz, la contribución, el alquiler, el préstamo, la universidad… . Pasaron a entresacar fechas señaladas del año, como el 30 de mayo. Se preguntaron: ¿Día de Canarias o de CC? El mejor momento fue el de las inocentadas, cuando se rieron al pensar que Rajoy dimitió, que ya está arreglada la aluminosis de las viviendas de Las Chumberas o terminada la escollera de San Andrés. Sin olvidar al jurado de 2013 que no premió a Triquikonas. Siguieron con el telemaratón, para tocar el corazón, pidieron más seguridad para los caminantes que quieren ir a ver a la Virgen de Candelaria y concluyeron con el Día de los Enamorados, enamorados del Carnaval… Después del monigote de Zeta Zetas, sabor a poco. Un tema desconcertante. Se esperaba más.
Siguieron con “Padres e hijos”, a medio camino entre los Triquis de los personajes y de la crítica. Comenzaron con el diálogo entre el hijo que le dice al padre que quieren ser murguero, pero de Bambones, no de Triquis. Genial el momento del homenaje al Charlot, con letra, crítica y sentimiento. Desgranaron el 6,5 de nota que exige la nueva Ley de Educación y cerraron con mucha crítica a la custodia compartida en defensa de los padres. No fueron los “Triqui show” de siempre, sino que se mostraron comprometidos con la crítica, sorteada por momentos, eso sí, con golpes de humor. Habrá que ver si es suficiente.
4.- Tras Con Tras. Dirigidas por Melca Barrera, se plantaron en el escenario con sus mejores avales: la presentación, dedicada a Charlot, y su pasacalle. Este año pueden presumir de voces, lo que a veces deja al desnudo las letras y eso pasa factura. En “Malestar social” recordaron los seis años de la crisis, casi el mismo tiempo que llevan sin encontrarse. Una letra de Raquel García y un “fondo sin saco” para recordar que cortan la luz y el agua por no tener dinero; Visocan quita las casas, las plataformas se manifiestan y hay listas de espera. Están en “emergencia social”, sentenciaron.
Su segunda canción pareció la segunda parte de la primera. “En el nombre de la democracia”, léase un canto a cómo se ha perdido la sanidad y la justicia, culpa de los políticos a los que se ha votado. “Yo si te botaba a la basura” dijeron. El mejor momento de crítica fue la reflexión sobre la parcialidad del Tribunal Supremo porque a los magistrados los nombran los políticos. Siguieron recordando que todo sigue igual como en Las Chumberas. Han mejorado, pero no enganchan. Sus letras… pesadas y sin chispa.
5.- La Traviata. Dieron el do de pecho. Nadie podrá discutir sus méritos de final gracias al fichaje del letrista Carlos Casanova y la incorporación de Lolo Tavío, Yeray y Quique. Una simbiosis perfecta de crítica… comercial.
Dos “letrones”. El primero, “Castellano antiguo”, comenzó con un juego de palabras sobre expresiones: “Cuando alguien muere se dice que la vida pasó por delante; el canarión la ve pasar por detrás”. A partir de ahí, la estructuraron con ironía para elogiar al presidente, que ojalá nunca deje de gobernar. Y buscaron sinónimos de manipulador, Rajoy; de estafador y reptil, Urdangarín; de concejal, de hipocresía… Muy bien.
El segundo, “Las señales”, fue un tema muy trabajado y con genialidades hilvanadas. Cuando parecía que iban hacia la segunda parte de su “plástica sociedad” –por lo de las marionetas de unos cuantos enchufados– se vinieron arriba para establecer similitudes entre señales y denuncias.
Dirección obligada la que ha impuesto CC; giro a la izquierda de Zapatero; cambio de sentido en el programa de Rajoy… La señal de preferente para el banquero. El momento estrella llegó al sacar las señales de las bolas chinas. Le regalaron al jurado el stop a las injusticias y al abuso de los políticos. Dieron luego un giro al humor con las señales como gato negro y un golpazo al montar uno de los “stop” delante de la tribuna reservada a los políticios. Josechu Álvarez sacó la señal al jurado: prohibido utilizar el móvil para filtrar el veredicto. Geniales, lo bordaron si se suman presentación y despedida. A la final, sin duda, con exceso de velocidad.
Humberto Gonar
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