La joven, acostumbrada a la batucada de su comparsa, Danzarines Canarios, estuvo no obstante acompañada por un ritmo diferente. Fue el bombo y platillo de la Afilármonica Ni Fú-Ni Fá lo que marcó el ritmo del corazón de la Reina durante todo el recorrido y lo que acompañó a cada grito de "¡Guapa¡" que escuchó durante toda la noche. Los miembros de la veterana murga, que se tuvieron que conformar este año con ir segundos, fueron unos cuantos de los más de 8.000 carnavaleros que participaron en la Cabalgata, solo contando aquellos "controlados" por la organización.
A grupos, carrozas y coches engalanados hay que añadirles otros centenares de espontáneos, habituales cada y que, aunque en ocasiones pueden entorpercer el ritmo del desfile, también forman parte de esa magia de Don Carnal. Power Ranger, perritos calientes, una jaula de Loro Parque o un grupo de aparcoches son solo algunos ejemplos de que en Tenerife hay, a partes iguales, creatividad, ingenio y ganas de pasarlo bien con lo que sea .
A priori, y a diferencia del desastres consumado en el desfile del pasado Carnaval, en esta ocasión el acto fue mejor. Para empezar, la zona de inicio, recuperada respecto a 2014, permite una organización mejor para salir. De esta manera, en apenas media hora, la Reina ya bajaba por la calle Ramón y Cajal. Eso sí, fue precisamente en esta vía donde empezaron a diluirse. El hecho de que esté en esa zona las cámaras de televisión y el cansancio de las horas desfilando hicieron que desde entonces fuera el desfile mucho más lento y con los parones y huecos de siempre. Es difícil de controlar, puesto que son miles de personas las que participan, pero es un error reiterado año tras año, aunque en esta ocasión fuera en los tramos finales.
Aún así, hay ocasiones en las que Fiestas aprende de las críticas. A las quejas el año pasado de que las carrozas de las reinas, damas y candidatas estuvieran tiradas por todoterrenos simples y sosos, la organización respondió este 2015 con algo de ingenio Carnavalero. Los vehículos que precedían anoche a las chicas iban "disfrazados" con vinilos imantados con diseño de Leo Martínez.
De resto, la Cabalgata siguió más o menos el mismo esquema de todos los años. Los grupos infantiles los primeros en desfilar, con la pequeña reina Idaira Afonso y la murga ganadora del primer premio de interpretación, Rebeldes, inaugurando la sucesión de niños y niñas de murgas, comparsas y grupos coreográficos. Cabe destacar que cada vez son más los adultos que acompañan a las agrupaciones infantiles que participan en el recorrido con su correspondiente disfraz.
Tras el futuro del Carnaval, este año nunca mejor dicho teniendo en cuenta que es el lema de la fiesta, tocó el turno a los que probablemente mejor lo disfrutan: los mayores. Su Reina, Rosenda Campos, y sus damas, precedieron a los grupos de la tercera edad que se integran en la fiesta como verdaderos veteranos y con unas ganas que ya quisieran otros más jóvenes.
Lo siguiente, comparsas y agrupaciones musicales intercaladas y en algunas ocasiones confundidas por la batucada con la que acostumbran a desfilar las segundas. Las murgas, relegadas como siempre a cerrar lo comitiva de grupos, aparecieron de la mano de los ganadores, Diablos Locos. Para entonces, las calles se habían ido vaciando. Unos, a casa a descansar y otros, a ponerse el disfraz y disfrutar del Carnaval.
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