miércoles, 17 de junio de 2015

¿Me conoces mascarita?

Con esa frase comenzaba todo, era el principio de una broma que en unas veces acaba con descubrir a la persona que nos estaba burlando y otras muchas seguían latente en el tiempo y con la duda eterna de quien era el autor de tanta información, que incluso creaba muchos interrogantes ¿es un hombre o mujer?, ¿será un familiar o una amigo?, eran siempre las preguntas que rondaban en este contexto. Esa mascarita que hacía subir los colores, ante los apuros que generaba, con ciertas frases pícaras o conocimiento de hechos que el protagonista no quisiera que salieran a la luz

La continua burla era la esencia del antiguo Carnaval, en donde se disfrutaba casa por casa, ya que, durante muchos años existía la prohibición de esta fiesta en lugares públicos. Una sábana con dos agujeros para los ojos y una para la boca, ya era atuendo más que suficiente para conceder la licencia de unas risas sin límites. El anonimato era la clave para que la broma durara en el tiempo; pero desde el simple disfraz con una sábana blanca, se evolucionó a la utilización de diferentes uniformes que puestos en otras personas de por sí ,ya eran motivo de risas. Siempre el disfraz ha sido un complemento para caracterizar al personaje que vamos a representar en nuestra “actuación” por las fiestas; además que indumentaria más socorrida es el abrir el armario de una abuela, madre, tía,… y sacar esos vestidos de lo más peculiares que dan un juego enorme para las noches o días de Carnaval. Siempre tiene un carácter más individual o personal, que los disfraces en “masas” que ofrecen las tiendas asiáticas de la isla y que se reproducen por centenas, como son los tutús o trajes de flamencas, parecen que nos encorsetan nuestra imaginación, y que en la épocas de los noventa se veían en esos peluches de todas formas y colores, ya sean “osos amorosos”, gatos, perros,o cualquier animal que tuviera pelo; y que en las gran mayoría de los casos acababan amarrados a la cintura para lucir cuerpo.



El disfraz de mujer en el sexo masculino, fue duramente castigado durante varias épocas por ser deshonesto y perseguido hasta casi desaparecer por el miedo a represalias. Curiosidades que se han ido perdiendo en nuestra fiesta más popular, una tradición que se perdió con el tiempo

Ser quien no eres, es la particularidad del Carnaval.

Grupo Mascarada Carnaval

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