El director "me llama y me dice: ¿Podría hablar con usted? Me han dicho que imita a Lola Flores. Entonces me cambié de ropa y salí al escenario a hacer la imitación... Eché la sala abajo. Cuando terminé me dijo: Si usted quiere, puede trabajar aquí esta misma noche. Y así empecé, en lo que antes era la Sala Brasil", relata Pedro Daktari. Su vida dio un giro de la hostelería al espectáculo. Pedro Caraballo es natural de la Isleta, roza los 70 años y disfruta y vive el carnaval "en la punta de delante, delante de la reina".
Daktari se ha convertido en un personaje conocido no sólo por su papel en el carnaval capitalino, donde admite orgulloso haber trabajado para «todos los alcaldes de Las Palmas de Gran Canaria», sino también por su trayectoria como imitador, transformista y humorista canario. Después de más de cuarenta años de carnaval y de mejoras de estas fiestas, en casi todo, le sigue picando que no salgan desde La Isleta, donde se originaron y resucitaron tras la muerte de Franco. "Hasta que el carnaval no vuelva a salir de la Isleta, perdona, pero no es mi carnaval. Y si no que cambien la canción", así mismo se lo manifestó hace unos días a Inma Medina, la concejala de estas fiestas.
"Actué en las salas más fuertes que había, el Bitania por ejemplo, por allí pasaron todos los travestis, transformistas y transexuales. Y los grandes artistas de la Península. Estuve tres años en Tenerife y por la Península, pero la tierra me llamaba. Después actué cada día y durante más de veinte años en los hoteles de playa del Inglés", rememora. Su trabajo siempre ha sido hacer reír: "Soy imitador, empecé cantando con un disco de María Jesús y su acordeón, contando chistes, metiéndome con la gente del público, pero en plan sano". Sobre el escenario, Daktari insinúa, dice palabrotas y deja cosas en el aire, se vuelca en su papel y siempre disfruta. "Yo respeto al público, aunque insinúe algo no ofendo a nadie", admite.
Pedro, aunque ya está retirado, sigue actuando en la cárcel, de esa experiencia se queda con lo "querido" que siempre se ha sentido, incluso a compartido patio con los internos, que le han cogido cariño. También va a residencias de ancianos y a hospitales, "para alegrarle las fiestas a la gente", comenta.
Daktari cuenta entre broma y verdad cómo, en los 60 y los 70, le detuvo la policía en varias ocasiones. "Sin hacer nada, me detenían por mi forma de ser. Iba normal vestido pero debe ser que el policía me notaba alguna pluma o algo. Me llevaban para la comisaría, 10.000 pesetas de multa y al día siguiente me soltaban", relató el artista. "La gente se piensa que hemos llegado aquí fácilmente, y no es así. Yo tengo amigos que fueron a la cárcel por ser como eran, los mandaban a Fuerteventura a abrir calles", rememora, mientras recomienda la película Las cosas del querer, con la que se siente muy identificado. Con el paso del tiempo, Daktari se ha vuelto a encontrar con algunos de los policías que lo arrestaron. A día de hoy sigue teniendo su ficha como delincuente en la comisaría. El lunes tuvo su momento de desquite con el homenaje que le rindió la murga Los Chancletas en la apertura del concurso. Lleva 28 años como costalero de la Virgen del Carmen junto a sus amigos en las fiestas el barrio, con los que se irá próximamente a Sevilla de vacaciones, cuando acaben los carnavales. Cosa buena poco dura.
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