Eduardo Martín pertenece a una nueva generación de diseñadores del Carnaval que abandera una nueva época que comenzó hace ya algunos años. Solo en reinas infantiles, desde 2010 hasta la fecha ha cosechado cuatro reinas en ocho ediciones. Su juventud no le resta conocimiento. Al contrario, la preocupación por conocer el origen y la evolución del diseño, no sólo hace sentir admiración por los padres de los trajes de reinas, sino ser meticuloso en la elaboración de su trabajo, buscando el más difícil todavía en formas, volúmenes, colores y materiales. Eso siempre a la medida de sus candidatas, a las que considera el alma del traje.Esta edición, en la que ya ganó el título de reina infantil, el segundo consecutivo, cuenta con el respaldo de Rik&Rok y del Centro Comercial y de Ocio Alcampo La Laguna, coincidiendo con el 25 aniversario de la implantación de esta firma en Tenerife.
Para Eduardo, la vida es un Carnaval, y también su familia, como lo avala que el año pasado presentó a su prima Tania en la gana infantil, y ganó; este hizo lo propio con Amaia, y también revalidó. Y ahora ultima la fantasía adulta de su también prima Shaila. Toda una demostración de que Eduardo forma parte y aumenta la familia del Carnaval.
¿El diseñador nace o se hace?
El diseñador nace y con el tiempo se va haciendo. Nadie es profesional desde que nace. O tienes chispa o no, pero realmente vas adquiriendo experiencia con el tiempo. Las diferencias vivencias que afrontas te permiten desarrollar la capacidad creativa y progresar.
¿Qué echa de menos: las fantasías del teatro Guimerá o de la Plaza de Toros?No viví esa época, pero gracias a los vídeos que tenemos como referente para conocer los trajes de reinas de todas las épocas me quedo con la plaza de toros. Era mucho más espectacular; se añoran más los años de la plaza de toros que del teatro Guimerá. Pero esa diferencia no la condicionaba la capacidad creativa de los diseñadores, sino que el cambio de aforo permitió ampliar las dimensiones que estaban condicionadas por el lugar donde se celebraba la gala.
¿Qué es más importante en una fantasía de Carnaval: el traje o la candidata?
La candidata es muy importante en la fantasía. Entre la música, la fantasía y la coreografía que defiende la aspirante forman un todo. Si no hay fantasía, no hay candidata; y si no hay candidata, no hay fantasía. Es un matrimonio perfecto. Los diseñadores trabajamos muchísimo una fantasía, es para lo que estamos hechos: para crear fantasías. Y la candidata se deja guiar y es el alma del traje. Muchas veces se valora mucho a la candidata, pero no se tiene en cuenta el trabajo que hay detrás.
¿Busca una candidata para una fantasía? ¿O una fantasía para una candidata?
Busco una candidata para una fantasía. Tengo la idea del traje y pienso en quién la puede defender; tenemos una idea en la cabeza que luego debemos hacer realidad. Ahí está la magia.
¿Es rentable hacer un traje de reina?
La mayoría de las veces no es rentable hacer un traje porque, si quieres innovar con trajes nuevos, instalación hasta eléctrica o diferente a lo que se ha visto… eso es dinero. En mi trayectoria, en el 95 por ciento de los casos no ha sido rentable económicamente, ojo. Pero, a nivel profesional hacer un traje de reina me enriquece muchísimo; me ha enriquecido y me seguirá enriqueciendo durante el resto de mi vida. Lo disfruto muy especial. Soy muy carnal, y casi me va la vida en ello, al margen de lo económico. Me desvivo por el Carnaval desde la cuna.
¿Quién es más carnavalero: el murguero o el comparsero?
Pregunta difícil. Soy comparsero y conozco murgueros. Y estoy en una comparsa porque me gusta bailar. Como grupo, la comparsa alguien podría pensar que es una modalidad mucha más completo. Pero para gustos colores. Cada uno siente lo que le gusta y todos lo vivimos con la misma pasión. Es una pena que a las comparsas no se le preste la misma atención que se le prestaba antes.
Presenta dos trajes de reinas, uno infantil y otro adulto, y encima participa en una comparsa. ¿De dónde saca el tiempo?Eso mismo me pregunto yo mismo, sobre todo cuando tengo tiempo de pensar. (Se ríe). Paso las noches trabajando en el local; a veces flaquean las ganas por agotamiento, pero cuando el Carnaval te mueve, mi niño, no hay quien te pare. Mientras sea para Carnaval, saco el tiempo de dónde haga falta sobre todo para conseguir algo positivo.
¿Las ideas para hacer un disfraz surgen o se buscan?
Muchas veces las ideas surgen, pero el primer boceto que tienes en la cabeza luego evoluciona, se corrige y se embellece. Soy muy autodidacta y cuando tengo una idea estudio los colores y sobretodo investigo en la temática del tema. Ser conformista está reñido con ser diseñador. Se buscan ideas nuevas, y también materiales diferentes. Nada más llegarte la idea es el punto de partida. El objetivo es mejorarlo y hacer bocetos para mejorar formas, volúmenes, colores…
¿Qué cambiaría del Carnaval?
Cambiaría el recinto ferial por la plaza de España, aunque reconozco el riesgo de las condiciones meteorológicas, pero el Carnaval está en la calle. Evitar que la gente acampe por fuera del recinto: buscaría nuevas fórmulas. El Carnaval también necesitaría más proyección turística a nivel nacional e internacional. Sueño con un gran edificio acristalado lleno de trajes de los grupos y las reinas.
Hay dieciséis candidatas. ¿Es partidario de que haya más competencia?Prefiero que haya más competencia; me gusta que haya muchos compañeros. Soy un privilegiado porque tengo amigos entre mis compañeros, en un mundo que se dice que es muy frívolo y que a veces se toma todo muy personal; y yo pienso que es una responsabilidad más profesional. Con más participantes ganamos todos, porque son diferentes estilos, y es un aliciente para los ganadores. Se valora más el trabajo.
Desde el domingo ha logrado su cuarta reina infantil. ¿En qué se inspiró para hacer ese diseño?
Antes del 2007, año en el que presenté mi primera candidata infantil, ya me rondaba la idea de sacar esta fantasía que recrea un momento importantísimo en la vida de todos nosotros y, en particular, de la cantera del Carnaval: los niños y el cole. Solo era cuestión de desarrollar la idea y, en particular, encontrar la niña que sacara punta al disfraz. Y este año decidí que Amaia, que le encanta el cole, luciera era creación. Era un… ahora o nunca. Me encantan los olores de una librería, me recuerda cuando mi madre preparaba el inicio del curso escolar; intenté plasmar en colores los olores de la plastilina o del forro de los libros.

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