Las lágrimas y los sollozos tomaron ayer las calles de Santa Cruz de Tenerife para despedir a la Sardina del Carnaval de la Fantasía. Miles de carnavaleros acudieron a este acto, que como cada Miércoles de ceniza, anuncia la recta final de la fiesta. Sin embargo, eran muchos los que se resistían a concluir las carnestolendas y lloraban desconsolados durante todo el recorrido que partió anoche poco después de las 22:00 horas de la calle Juan Pablo II de la capital.
La comitiva inició el desfile con la Sardina a la cabeza flanqueada por la Afilarmónica Ni Fu-Ni Fa. Acompañándola, decenas de viudas y viudos que no podían reprimir las lágrimas al tener que despedir a la Sardina. Junto a ellas curas, cardenales y monjas tampoco quisieron perderse uno de los entierros más multitudinarios del año.
El desfile continuó hacia la plaza Weyler, pasando la calle Méndez Núñez, la calle Pilar, Villalba Hervás y La Marina hasta llegar a la plaza de España, donde como es tradicional tuvo lugar la quema de la Sardina desde la avenida Marítima.
Este acto carnavalero se convierte año tras año en una cita obligada para decenas de personas que no quieren perderse el desfile más divertido y desordenado del Carnaval. Los participantes, lejos de desfilar con el ritmo y el orden que requieren otro tipo de comitivas, se paran para vacilar con los curiosos que se apostan en las calles para ver pasar el desfile más oscuro y entretenido de la fiesta.
"Ay la Sardina que se nos ha muerto", sollozaban anoche algunas viudas y viudos que acompañaron al pescado más carnavalero durante su último paseo. "Se acaba lo bueno", lamentaban otros mientras desfilaban y recordaban que el Carnaval de este año entra en su recta final y ya solo queda el fin de semana de Piñata para disfrutar de la fiesta más importante de la ciudad.
La Sardina rindió homenaje al amor este año, al coincidir el Miércoles de ceniza con la celebración de San Valentín. De rosa, rodeada de corazones y ataviada con una corona, la Sardina desfiló bajo la atenta mirada de los centenares de personas que se acercaron para darle su último adiós al emblemático pescado del Carnaval.
Después de que la lluvia y el frío hicieran acto de presencia durante los últimos días en algunos de los actos carnavaleros de mayor afluencia, como la Cabalgata Anunciadora, el tiempo no aguó anoche la fiesta y el Entierro de la Sardina pudo celebrarse sin ningún inconveniente.
Varias horas después de que la comitiva saliese desde la calle Juan Pablo II, la Sardina fue incinerada para desgracia de los más carnavaleros que ya ven cada vez más cerca el final de las carnestolendas de este año.
Dalia Guerra
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