"Nací con el Carnaval en las venas". Son más de 25 años los que Juan Lola lleva participando con las fiestas más importantes de Las Palmas de Gran Canaria. Aunque trabaja en una empresa de decoración y organización de eventos, durante estas fechas no piensa en otra cosa. "Mi familia está avisada, no se puede morir nadie en Carnaval", afirma tajante. Durante estos días recibe decenas de encargos de disfraces para desfiles, cabalgatas y concursos. Sin olvidar de los múltiples trajes que diseña para él mismo.
Es viernes por la mañana, un policía de paisano toca en la puerta del diseñador. Lleva un bolsa grande cargada de materiales para realizar disfraces. Juan Lola tiene en estas fechas encargados un buen puñado de tocados para que una cuadrilla de agentes se disfrace en la Cabalgata. Normalmente, este carnavalero dibuja los vestidos, pero también confecciona los complementos. Del resto se ocupa una costurera de confianza.
"Una vez la vecina me descubrió cogiendo unos salvamanteles que ella había tirado en la basura", relata Lola. "Me dijo que estaban sucios, que ella me podía comprar unos, lo que no sabía es el provecho que les iba a sacar", continuó. De ese par de tapetes sacó un bolso y una pamela. Al conjunto le añadió un par de pendientes de regadera y un vestido bien colorido. El título: Mariquita que te chingo.
Lola afirma que siempre se saca "una cara nueva" de cualquier objeto. Además, cuida hasta el más mínimo elemento. Por ejemplo, transformó para su disfraz de marinera una caja de latón de Cola Cao en un bolso de diseño.
A la Cabalgata de este año irá con un disfraz de panadera. Sobre la cabeza llevará una cesta cargada de pan campeón del mundo, pan de semillas, de queso o de pipas de calabaza. Todo a base de pan alemán de la empresa Brot Factory, su patrocinador. Además, llevara una talega, sin olvidar unos collares y un par de pendientes que serán panecillos pequeños.
Sin duda, los disfraces de Lola destacan por la gran cantidad de detalles y elementos que tienen. En el Carnaval de Día de Vegueta llevó un vestido con hasta 900 cubiertos de plástico de varios colores. Cómeme toa' lo tituló. O los 350 lápices de Contigo aprendí, un disfraz que está ahora expuesto en la Biblioteca Insular.
Su afición por el Carnaval viene por tradición. De pequeño presenciaba los modestos encuentros que organizaban sus familiares en San Lorenzo, Agustinita la Reina, Pinito la medianera, y Titi Eulogia. Precisamente, fueron sus primas quienes le incitaron a presentarse al concurso de disfraces adultos en 2012. "Fue mi regalo por mi 50 cumpleaños, una gran experiencia", en aquella ocasión ganó el primer premio caracterizado como Cruela Devil. Sobre su larga cola llevaba una docena de perros de la película 101 Dálmatas.
En 2013 volvió a las tablas de Santa Catalina y repitió puesto. En aquella ocasión iba de dama veneciana en góndola. Un conjunto que completó con unos exquisitos collares y un par de máscaras que mandó traer desde Italia.
Entre su domicilio alberga más de 35 disfraces bien elaborados. Tiene decenas de cajas con complementos, carteles y programas de Carnaval. Su próxima meta es Torremolinos en junio, donde promocionará el Carnaval capitalino con un disfraz folclórico y varios kilos de chorizo de Teror, polvorones de Tejeda y ambrosías Tirma.
Adzubenam Villullas
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