miércoles, 14 de febrero de 2018

Santa Cruz de Tenerife vibra con el Coso Apoteosis

Coso Apoteosis del Carnaval de Santa Cruz 2018"It's a beautiful show and I really enjoyed it". ("Es un espectáculo precioso y he disfrutado mucho"). Esta es una de las opiniones de los miles de visitantes que este martes 13 de febrero por la tarde abarrotaron las sillas y gradas colocadas en la Avenida Francisco La Roche y la Avenida Marítima de Santa Cruz de Tenerife para ver y disfrutar el Coso Apoteosis del Carnaval de la capital tinerfeña. El de este año es el Coso que ha contado con una mayor presencia de turistas llegados desde los municipios del sur y del norte. Más de 200 guaguas sirvieron para trasladar a la ciudad a unos 7.000 visitantes que no quisieron perderse una de las principales citas del Carnaval chicharrero, no en vano está considerado como Fiesta de Interés Turístico Internacional y es el segundo más popular después de los de Río de Janeiro.

A los más de 7.000 turistas hubo que sumar varias decenas de miles de personas naturales de la capital y del resto de la Isla, que no quisieron perderse un desfile que salió puntual desde la zona de la Comandancia de Marina, a las 16:00 horas.

Fue una comitiva que, encabezada por la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá, le faltó quizás algo más de orden o diligencia entre una y otra formación ya que los espacios vacíos que dejaban entre sí, por lo abundantes que eran, iban haciendo mella entre el público, sobre todo después de las dos primeras horas del Coso. Si la madre de todas las murgas abrió el desfile, a un paso que solo podían seguir los veteranos del Carnaval, los segundos fueron los integrantes de la Comparsa Los Joroperos, la agrupación que ha conseguido este año todos los triunfos y reconocimientos, así como la murga Los Mamelucos, también multipremiada y que la seguía a ritmo de bombo y platillos.



Pero el brillo lo pusieron un año más las Damas de Honor y las Reinas del Carnaval de las tres categorías. Bellísimas todas luciendo sus espectaculares fantasías, logrando arrancar los aplausos más encendidos del público.

Cámara en mano o con el móvil, los miles de asistentes al Coso tomaban una instantánea tras otra. Los turistas, al principio más tímidos lo hacían desde sus asientos o desde las gradas hasta que la guasa carnavalera les contagió y nada les impidió comenzar a hacerse selfies con comparsas, grupos coreográficos, murgas y otras agrupaciones. Fue un buen binomio formado por quienes querían llevarse un recuerdo digital de su estancia en el Carnaval chicharrero y los integrantes del desfile, que no rechazaban ninguna de las propuestas del público para posar y salir en una foto.

El Ayuntamiento instaló 7.500 sillas para el público, al precio de 2,5 euros por persona y de 2 euros si es de familia numerosa, a lo que hay que se sumó la grada colocada ante el edificio del Cabildo Insular, con capacidad para 1.600 personas. Este último espacio se comercializó a través de los operadores turísticos y se vendió en su totalidad hace dos meses, desde que salieron a la venta. La mayoría de los turistas que se habían acercado a la ciudad para ver el Coso estaban ataviados con un sombrero de color rojo en el que se publicitaba una conocida marca de ron. Eran fácilmente reconocibles, más allá de sus clásicas sandalias con calcetines. Y es que el tiempo acompañó a un Coso que, por otro lado, no aportó nada nuevo; sigue siendo el mismo formato con el que se despacha la tarde del Martes de Carnaval desde hace lustros. Así que para el que es de aquí y le gusta mucho, le habrá gustado mucho, y para el que era de fuera, lo disfrutó a rabiar, al menos durante buena parte de la tarde.

Las comparsas y las murgas también quisieron hacer partícipe al público y les animaban a aplaudir, hacer la ola, ponerse en pie o levantar los brazos al ritmo de las batucadas que, sin duda, arrancaban aplausos cada vez que llegaba una de ellas e imprimía ritmo al desfile.

Los Joroperos, la comparsa que ganó el primer premio de Interpretación y Presentación así como el certamen de Ritmo y Armonía, fue la encajada de custodiar la carroza en la que marchaba la Reina Adulta del Carnaval, Carmen Laura Lourido, que lucía la fantasía Renacida, obra del diseñador Jorge González. Los cerca de 90 miembros de la comparsa fundada en 1971 también fueron aclamados en el Coso en un desfile en el que destacaron por su marcha.

Los Mamelucos siguieron a la Reina y, detrás de ellos, la comparsa Tropicana, que abría el paso a la Primera Dama de Honor Adulta, Rocío Díaz Medina, con la fantasía Belice, de Santi Castro. Tras ella, los miembros de la Agrupación Musical Salsabor daba paso al primer vacío en el Coso, rellenado con algunas personas que se sumaron al desfile con disfraces. Cariocas abría paso a la Segunda Dama de Honor, Ana Deisy Sabina, con la fantasía El secreto del firmamento, diseñada por Eduardo Martín.

Tras Luz de Luna, Zeta-Zetas y Danzarines Canarios, llegó el turno de la Tercera Dama de Honor, Rosalía Barreto Suárez, que lucía la fantasía El Reino de los trece témpanos, una obra diseñada por Daniel Pages, en representación de Mc Donald's y la opinión de tenerife.

Sabor Isleño, Ni Pico ni Corto prosiguieron con la comitiva y en medio de ambas formaciones, Las Celias, un simpático grupo carnavalero que cada año homenajea a Celia Cruz, la Reina de la Salsa con la que se batió, en 1987, el récord Guiness con más de 240.000 personas bailando al aire libre, y lo hicieron mientras la artista cubana tocaba en la Plaza de España.

Bahía Bahitiare y personajes del Carnaval les siguieron custodiando la plataforma en la que marchaba la Cuarta Dama de Honor, Cathaysa Machado, que lucía la fantasía Yo disco, Yo robot, un traje del diseñador portuense Borja Abreu.

A ella la siguieron los Diablos Locos y Chaxiraxi para dar paso a la Reina infantil, Ayelén Pierchurowicz, con su fantasía Y en este jardín, yo soy la reina, de Borja Abreu. Tras ella, le tocó el turno a las murgas infantiles como Los Rebobinados, Los Guachipanduzy, Los Mamelones y Los Distraídos, hasta llegar a Los Rumberos, que acompañaban a Marta Morales, Reina de los Mayores, con su fantasía Diosa Nivaria, del diseñador Cristian Santana. Tras ellos, el resto de damas infantiles y mayores... junto al resto de murgas, comparsas y agrupaciones hasta que se hizo de noche, aunque aún seguían desfilando.

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