Trabachones se estrena en este Carnaval y lo hace también con un director ‘nuevo’, Yone Expósito. Neófito no en la fiesta, ya que acumula una notable y brillante experiencia como letrista en las infantiles, pero sí al frente de un grupo... hasta el punto de que nunca ha cantado en murgas adultas, oficiando solo como percusionista. A sus 33 años este murguero de saga da un salto al vacío... sin miedo y con mucha ilusión.
De ser letrista y no haber cantado -solo tocado- en una murga a adulta a ser director?
Bueno, era algo que me apetecía. En los diferentes sitios en los que he estado he tenido la necesidad de ponerme delante de la murga para explicar todo lo que conlleva una letra. Eso me ha permitido coger un poquito de experiencia, aunque es verdad que no tiene nada que ver con ser el responsable y la cara visible de todo un colectivo. Sé que el salto es grande pero estoy con ganas y la ilusión puede con todo.
¿La responsabilidad también es grande?
No la noto porque en la murga somos un grupo grande y delegamos bastante. Nos echamos una mano y eso hace que la responsabilidad sea mucho menor.
¿Pero en el escenario va a estar usted solo ante el peligro?
Sí, es verdad. Pero no es algo que me preocupe. Me apetece y me hace ilusión porque pienso que es una oportunidad que se me presenta para mostrar, desde otro punto de vista, mi trabajo.
¿Le falta verse en una situación real delante de la murga, pero ¿qué le atrae más, ser director o letrista?
Eso me lo tendrías que hacer después del concurso. Cada vertiente tiene su lado bueno y su lado bueno. Estoy encantadísimo con la faceta de director, pero sin dejar de lado lo anterior.
¿Qué se puede esperar de Trabachones? ¿Son los Trabas de hace dos años con algunos retoques?
Creo que no tienen nada que ver. Desde la propia base se ha cambiado todo, la directiva, el grupo de trabajo? Es verdad que se mantienen entre 20 y 25 componentes de Trabas en otras épocas.
¿Se les puede considerar entonces murga nueva?
Como tal sí. Hay murgueros con experiencia, pero todo lo demás es nuevo: pasacalles, despedida, montaje musical, dirección, directiva? Es como si hubiéramos empezado de cero pero manteniendo el local y el CIF de la asociación a la que pertenecía Trabas.
¿Qué estilo marcará la pauta de Trabachones?
Esa es la gran pregunta. No sé decir hasta que no nos oigan. Como letrista trato de que el repertorio sea lo más completo posible y que lleve un poquito de todo, pero no sé hacia que estilo se cae el peso de la murga.
Pero supongo que estarán más cómodos en un registro determinado?
El que me conoce sabe que soy más de crítica y de ironía. Me encanta el humor bien hecho y admiro a quien lo hace porque es lo más complicado, pero el que me conoce de estos años sabe que voy más por la crítica y la ironía?
¿Es muy atrevido, a día de hoy, meter a Trabachones como claro candidato a final?
Bueno, pienso que es un poco pronto. Estamos encantados que la gente tenga esas expectativas de nosotros porque significa que algo hemos hecho bien. No pienso en pasar o no, y aunque evidentemente lo vamos a intentar, somos conscientes de que es nuestro primer año y la lucha por estar entre las ocho finalistas es tremenda. Vamos a ir a disfrutar, y que pase lo que tenga que pasar.
Simultanea, como primer espada, tanto Trabachones como Castorcitos. ¿Cuál de las dos presiona y consume más?
Creo que Trabachones. Lidiar con los problemas de los adultos no es lo mismo que hacerlo con los de los niños, porque su ilusión y las ganas les puede. Yo digo que ellos son los que me dan una gasolina que, cuando llego a Trabachones, voy consumiendo y consumiendo? Los niños te llevan a renovarte todos los años. Son muy, muy especial porque me han dado mucho. Espero que con el paso de los años ocurra lo mismo con Trabachones.
Pero no estamos hablando de una murga infantil cualquiera, sino la que ha marcado la pauta de estos últimos años. ¿Eso no conlleva exigencia?
No, porque los premios han sido consecuencia de? Hemos intentado hacer un buen trabajo, pero nunca ha habido presión ni les hemos hablado a los niños de otra cosa que no sea divertirse y que se sientan orgullosos cuando se bajen del escenario. Hay gente que es muy competitiva y a lo mejor no lo entiende así. Tratamos de que los niños se lo pasen bien, y ya luego los premios han venido después. Incluso en 2018, la murga no estuvo como en otros años y se quedó fuera de los premios, pero mucha gente me sigue hablando de los temas que cantaron en ese Carnaval. Al final es un tema de sensaciones y de lo que les ilusiona a los niños.
¿Y Castorcitos también estará para ilusionar en este 2020?
Sí, por supuesto que sí. Cuando hay un año en el que no tienes ganas, no existe esa ilusión y bajas al concurso convencidos de que van a hacer un buen papel, eso es un año malo, no por el resultado.
Este año ha escrito un total de 10 letras. ¿No son muchas?
Sí, sí.
¿Y eso no es un problema?
Hace tres años me di cuenta de que no podía gastar seis o siete ideas cada año porque entonces en un par de Carnavales te quedabas sin escribir. Entonces me he puesto a trabajar en base a las ideas que me ofrecen los grupos con los que trabajo; una especie de término de medio y punto en común en el que está contenta la murga y yo con lo que escribo. De esta manera no descargo tanto mi cabeza sino que trabajo en grupo.
Con 33 años, ¿tiene miedo a morir de éxito?
Tengo miedo a cansarme. Esto cansa mucho y no me gustaría perder la ilusión por algo que es muy bonito y que existe en muy pocos sitios. Que esas ganas no se me vayan por agotamiento. ¿Cuándo me puede suceder eso? Pues no lo sé. Sigo trabajando en lo que me gusta aunque este carnaval casi no he podido estar con los niños. De momento estoy ilusionado; veremos dentro de unos años.
Carlos García
De ser letrista y no haber cantado -solo tocado- en una murga a adulta a ser director?
Bueno, era algo que me apetecía. En los diferentes sitios en los que he estado he tenido la necesidad de ponerme delante de la murga para explicar todo lo que conlleva una letra. Eso me ha permitido coger un poquito de experiencia, aunque es verdad que no tiene nada que ver con ser el responsable y la cara visible de todo un colectivo. Sé que el salto es grande pero estoy con ganas y la ilusión puede con todo.
¿La responsabilidad también es grande?
No la noto porque en la murga somos un grupo grande y delegamos bastante. Nos echamos una mano y eso hace que la responsabilidad sea mucho menor.
¿Pero en el escenario va a estar usted solo ante el peligro?
Sí, es verdad. Pero no es algo que me preocupe. Me apetece y me hace ilusión porque pienso que es una oportunidad que se me presenta para mostrar, desde otro punto de vista, mi trabajo.
¿Le falta verse en una situación real delante de la murga, pero ¿qué le atrae más, ser director o letrista?
Eso me lo tendrías que hacer después del concurso. Cada vertiente tiene su lado bueno y su lado bueno. Estoy encantadísimo con la faceta de director, pero sin dejar de lado lo anterior.
¿Qué se puede esperar de Trabachones? ¿Son los Trabas de hace dos años con algunos retoques?
Creo que no tienen nada que ver. Desde la propia base se ha cambiado todo, la directiva, el grupo de trabajo? Es verdad que se mantienen entre 20 y 25 componentes de Trabas en otras épocas.
¿Se les puede considerar entonces murga nueva?
Como tal sí. Hay murgueros con experiencia, pero todo lo demás es nuevo: pasacalles, despedida, montaje musical, dirección, directiva? Es como si hubiéramos empezado de cero pero manteniendo el local y el CIF de la asociación a la que pertenecía Trabas.
¿Qué estilo marcará la pauta de Trabachones?
Esa es la gran pregunta. No sé decir hasta que no nos oigan. Como letrista trato de que el repertorio sea lo más completo posible y que lleve un poquito de todo, pero no sé hacia que estilo se cae el peso de la murga.
Pero supongo que estarán más cómodos en un registro determinado?
El que me conoce sabe que soy más de crítica y de ironía. Me encanta el humor bien hecho y admiro a quien lo hace porque es lo más complicado, pero el que me conoce de estos años sabe que voy más por la crítica y la ironía?
¿Es muy atrevido, a día de hoy, meter a Trabachones como claro candidato a final?
Bueno, pienso que es un poco pronto. Estamos encantados que la gente tenga esas expectativas de nosotros porque significa que algo hemos hecho bien. No pienso en pasar o no, y aunque evidentemente lo vamos a intentar, somos conscientes de que es nuestro primer año y la lucha por estar entre las ocho finalistas es tremenda. Vamos a ir a disfrutar, y que pase lo que tenga que pasar.
Simultanea, como primer espada, tanto Trabachones como Castorcitos. ¿Cuál de las dos presiona y consume más?
Creo que Trabachones. Lidiar con los problemas de los adultos no es lo mismo que hacerlo con los de los niños, porque su ilusión y las ganas les puede. Yo digo que ellos son los que me dan una gasolina que, cuando llego a Trabachones, voy consumiendo y consumiendo? Los niños te llevan a renovarte todos los años. Son muy, muy especial porque me han dado mucho. Espero que con el paso de los años ocurra lo mismo con Trabachones.
Pero no estamos hablando de una murga infantil cualquiera, sino la que ha marcado la pauta de estos últimos años. ¿Eso no conlleva exigencia?
No, porque los premios han sido consecuencia de? Hemos intentado hacer un buen trabajo, pero nunca ha habido presión ni les hemos hablado a los niños de otra cosa que no sea divertirse y que se sientan orgullosos cuando se bajen del escenario. Hay gente que es muy competitiva y a lo mejor no lo entiende así. Tratamos de que los niños se lo pasen bien, y ya luego los premios han venido después. Incluso en 2018, la murga no estuvo como en otros años y se quedó fuera de los premios, pero mucha gente me sigue hablando de los temas que cantaron en ese Carnaval. Al final es un tema de sensaciones y de lo que les ilusiona a los niños.
¿Y Castorcitos también estará para ilusionar en este 2020?
Sí, por supuesto que sí. Cuando hay un año en el que no tienes ganas, no existe esa ilusión y bajas al concurso convencidos de que van a hacer un buen papel, eso es un año malo, no por el resultado.
Este año ha escrito un total de 10 letras. ¿No son muchas?
Sí, sí.
¿Y eso no es un problema?
Hace tres años me di cuenta de que no podía gastar seis o siete ideas cada año porque entonces en un par de Carnavales te quedabas sin escribir. Entonces me he puesto a trabajar en base a las ideas que me ofrecen los grupos con los que trabajo; una especie de término de medio y punto en común en el que está contenta la murga y yo con lo que escribo. De esta manera no descargo tanto mi cabeza sino que trabajo en grupo.
Con 33 años, ¿tiene miedo a morir de éxito?
Tengo miedo a cansarme. Esto cansa mucho y no me gustaría perder la ilusión por algo que es muy bonito y que existe en muy pocos sitios. Que esas ganas no se me vayan por agotamiento. ¿Cuándo me puede suceder eso? Pues no lo sé. Sigo trabajando en lo que me gusta aunque este carnaval casi no he podido estar con los niños. De momento estoy ilusionado; veremos dentro de unos años.
Carlos García
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