
Desde bien temprano las calles de la ciudad se irán llenando de los linos y guayaberas blancas, bordados y perlas en medio de una polvacera que irá tiñendo de blanco el centro de la ciudad y dando vida, un año más, a uno de los principales números del Carnaval de Canarias, al que cada año se suman más visitantes para vivir un festejo diferente. Desde el Ayuntamiento se hace una llamada a la responsabilidad para que Los Indianos sigan destacando por ser una fiesta segura y sin incidentes reseñables. Para ello, se ha establecido un dispositivo de seguridad que contará con cien efectivos, incluyendo agentes de la Policía Local, Policía Nacional, Policía Canaria y Guardia Civil, además de grupos de voluntarios de Protección Civil, Ayuda en Emergencias Anaga (AEA) y de atención sanitaria. En la víspera del lunes de Indianos, Los Indianitos, un espacio fetivo para los que garantizarán el relevo generacional de la fiesta que convierte a la isla en la Perla de las Antillas, y en cuya promoción se ha incorporado la edición de su propio cartel anunciador.
El reparto de miles de kilos de polvos de talco por parte del consistorio capitalino a las cinco de la tarde en la Avenida Los Indianos, a la entrada de la ciudad, no es ya el punto de arranque de este gran día, sino que la mañana se ha tornado como el espacio temporal en el que, cada vez más carnavaleros de dentro y de fuera de La Palma quieren ocupar con sus bailes, sus imitaciones socarronas y el ingenio que solo pueda dar el buen humor, representando a ricos y a menos afortunados emigrantes llegados desde Cuba a finales del siglo XIX y comienzos del XX.

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