Es probable que en diez o veinte años, cuando ya nadie se acuerde del nombre científico de aquel virus que atemorizó al mundo en 2020, varios vecinos de La Salle, en Santa Cruz, sí que extrañen aquellas tardes de disfraces, bromas, risas y canciones en sus balcones: “Cada día deseo que sean las 19:00 horas para ver con qué espectáculo nos sorprenden”, “Antes tendíamos la ropa a la vez y ni nos saludábamos”, “He descubierto que una de mis vecinas se apellida como yo”, declararon algunos de estos vecinos a DIARIO DE AVISOS. El confinamiento ha cambiado su forma de relacionarse y aseguran que ha sido “para mejor”.
Nadie tiene claro qué día exacto empezó todo, pero una tarde del mes de marzo, Raúl Galván decidió sacar de un baúl su ropa de ‘Aquaman’. Pertrechado de superhéroe, salió al balcón a aplaudir a los sanitarios y aunque al principio “los vecinos no se animaban mucho, salían solo al aplauso y volvían a entrar a sus casas”, conforme han pasado las semanas de confinamiento se han apuntado a todos los retos que han visto en redes sociales, como pegar dibujos en las ventanas, celebrar cumpleaños o poner el himno de esta pandemia, Resistiré, del Dúo Dinámico.
Raúl, como buen santacrucero, lleva el Carnaval en la sangre. Por eso, este año se inició en la comparsa Los Cariocas y vivió la fiesta grande de la capital desde dentro, con un alto nivel de exigencia y perdiéndose momentos como el disfrute de salir a bailar por la noche. Ahora, en su vecindario, ha creado una nueva oportunidad para dar uso a estas vestimentas que él mismo confecciona: “Ya he sacado el de medusa, el de unicornio, el de monitor de fitness, el de china, el de las profundidades marinas y el de Aquaman”.
LA QUE SE AVECINA
De balcón a balcón, los vecinos de La Salle se saludan entre ellos: “Hola, zona Norte. Hola, zona Sur”. En toda la manzana, manos asoman para aplaudir desde los balcones de unos edificios de entre cuatro y seis pisos de altura. Aunque se solían ver desde las ventanas, Raúl acaba de conocer a María Galván: “Con todo esto del confinamiento me he enterado de que se apellida como yo”, cuenta María, que está encantada con tener a Raúl como vecino porque “le pone mucha alegría a todo”.
La hija de María, Lucía, celebró en casa sus 16 años, el pasado 28 de marzo. Fue un cumpleaños especial, cantado a coro por los vecinos en sus balcones, una sorpresa que habían coordinado previamente a través de Whatsapp: “Hemos creado un grupo, se llama La Que Se Avecina, como la serie de televisión”, explica María.
A través de ese grupo se coordina también la música que cada tarde ‘pincha’ la Dj oficial del vecindario, Tamara Manzano. Ella cree que fue el 20 de marzo cuando realmente comenzó la fiesta en la zona. Ese día, tras el aplauso a los sanitarios, puso algo de música en sus altavoces y cuando fue a quitarla, los vecinos le gritaron “otra, otra”, pidiéndole que pusiera más canciones. Esta melómana tiene un gusto musical de lo más variado y anima a los pequeños con Cocoguagua, Tractor Amarillo o Los Pitufos. A los mayores, les dedica canciones de Camilo Sesto o Rocío Durcal, además de sonidos actuales como el reggaetón.
El otro día me vestí de pirata y me metí en el papel”. Detrás del show, el verdadero objetivo de la Dj de La Salle es mantener a los vecinos alegres y celebra que de todo lo que ha ocurrido con el virus, se pueda sacar algo bueno, como lo es “haber recuperado las conversaciones y conocer a la gente que te rodea”, porque antes “todo se había trasladado a las redes sociales” y con el confinamiento se ha producido una “vuelta a la convivencia real en la sociedad”. Como Dj, mantiene una norma básica: nunca poner la música más tarde de las 21:00 horas.
“AL FIN NOS CONOCEMOS”
Estos santacruceros, que se encuentran en el patio interior a través de sus ventanas, como los de la ficción televisiva La Que Se Avecina, contemplan cómo debajo de sus balcones hay un patio enorme y lleno de naturaleza que desde hace años está descuidado. Ahora, aguardan el momento de poder salir de sus casas para utilizarlo como punto de reunión: “Queremos coordinarnos para recuperar ese espacio, los niños podrían jugar allí y nosotros hacer fiestas. Ya hemos acordado hablar con los administradores sobre esto”, cuenta Rosy Iglesias, otra vecina.
Nada volverá a ser lo mismo cuando el estado de alarma acabe, o al menos, eso desea Rosy. Los minutos que dura el encuentro en el patio les ayudan, tanto a ella como a su hermano, que ha sido operado recientemente, a sobrellevar los días. Las horas se pasan volando y por la tarde, ya está pensando en que se acerca el momento de sacar el disfraz: “Bien temprano me preparo unas cotufas y una cerveza para salir a la ventana”, relata a pocos minutos de acudir a su cita vecinal.
El virus pasará y dejará en La Salle una comunidad más fuerte y unida. Por lo pronto, los vecinos buscan excusas para hablar entre ellos, por la mañana incluso sacan el café fuera y resuenan en el patio las canciones que algunos niños cantan. Después de todo, algunos aseguran que se irán de chuletada para celebrar que “al fin se conocen”.
MÚSICA Y RUTINA PARA HACER FELICES A UN PUÑADO DE NIÑOS Y MAYORES
Raúl Galván, un psicólogo tinerfeño que vive en el barrio de La Salle, asumió pronto que el confinamiento es una etapa más en la vida y que, además de pasarla, “podemos sacar algo bueno de ella”. Le interesa especialmente la Psicología de la Educación, por lo que anima a los padres y madres a amenizar estos días a los niños a través de música y juegos que les aporten esa actividad y movimiento que tanto necesitan.
Este joven polifacético, que además este año representará a Tenerife en Míster International España, sigue en su día a día una rutina en la que dedica tiempo al deporte, a actualizar conocimientos y al ocio. Recomienda que durante estos días, además, la personas estén un rato en soledad, que conserven su propio “espacio”.
Clara Morell
Nadie tiene claro qué día exacto empezó todo, pero una tarde del mes de marzo, Raúl Galván decidió sacar de un baúl su ropa de ‘Aquaman’. Pertrechado de superhéroe, salió al balcón a aplaudir a los sanitarios y aunque al principio “los vecinos no se animaban mucho, salían solo al aplauso y volvían a entrar a sus casas”, conforme han pasado las semanas de confinamiento se han apuntado a todos los retos que han visto en redes sociales, como pegar dibujos en las ventanas, celebrar cumpleaños o poner el himno de esta pandemia, Resistiré, del Dúo Dinámico.
Raúl, como buen santacrucero, lleva el Carnaval en la sangre. Por eso, este año se inició en la comparsa Los Cariocas y vivió la fiesta grande de la capital desde dentro, con un alto nivel de exigencia y perdiéndose momentos como el disfrute de salir a bailar por la noche. Ahora, en su vecindario, ha creado una nueva oportunidad para dar uso a estas vestimentas que él mismo confecciona: “Ya he sacado el de medusa, el de unicornio, el de monitor de fitness, el de china, el de las profundidades marinas y el de Aquaman”.
LA QUE SE AVECINA
De balcón a balcón, los vecinos de La Salle se saludan entre ellos: “Hola, zona Norte. Hola, zona Sur”. En toda la manzana, manos asoman para aplaudir desde los balcones de unos edificios de entre cuatro y seis pisos de altura. Aunque se solían ver desde las ventanas, Raúl acaba de conocer a María Galván: “Con todo esto del confinamiento me he enterado de que se apellida como yo”, cuenta María, que está encantada con tener a Raúl como vecino porque “le pone mucha alegría a todo”.
La hija de María, Lucía, celebró en casa sus 16 años, el pasado 28 de marzo. Fue un cumpleaños especial, cantado a coro por los vecinos en sus balcones, una sorpresa que habían coordinado previamente a través de Whatsapp: “Hemos creado un grupo, se llama La Que Se Avecina, como la serie de televisión”, explica María.
A través de ese grupo se coordina también la música que cada tarde ‘pincha’ la Dj oficial del vecindario, Tamara Manzano. Ella cree que fue el 20 de marzo cuando realmente comenzó la fiesta en la zona. Ese día, tras el aplauso a los sanitarios, puso algo de música en sus altavoces y cuando fue a quitarla, los vecinos le gritaron “otra, otra”, pidiéndole que pusiera más canciones. Esta melómana tiene un gusto musical de lo más variado y anima a los pequeños con Cocoguagua, Tractor Amarillo o Los Pitufos. A los mayores, les dedica canciones de Camilo Sesto o Rocío Durcal, además de sonidos actuales como el reggaetón.
El otro día me vestí de pirata y me metí en el papel”. Detrás del show, el verdadero objetivo de la Dj de La Salle es mantener a los vecinos alegres y celebra que de todo lo que ha ocurrido con el virus, se pueda sacar algo bueno, como lo es “haber recuperado las conversaciones y conocer a la gente que te rodea”, porque antes “todo se había trasladado a las redes sociales” y con el confinamiento se ha producido una “vuelta a la convivencia real en la sociedad”. Como Dj, mantiene una norma básica: nunca poner la música más tarde de las 21:00 horas.
“AL FIN NOS CONOCEMOS”
Estos santacruceros, que se encuentran en el patio interior a través de sus ventanas, como los de la ficción televisiva La Que Se Avecina, contemplan cómo debajo de sus balcones hay un patio enorme y lleno de naturaleza que desde hace años está descuidado. Ahora, aguardan el momento de poder salir de sus casas para utilizarlo como punto de reunión: “Queremos coordinarnos para recuperar ese espacio, los niños podrían jugar allí y nosotros hacer fiestas. Ya hemos acordado hablar con los administradores sobre esto”, cuenta Rosy Iglesias, otra vecina.
Nada volverá a ser lo mismo cuando el estado de alarma acabe, o al menos, eso desea Rosy. Los minutos que dura el encuentro en el patio les ayudan, tanto a ella como a su hermano, que ha sido operado recientemente, a sobrellevar los días. Las horas se pasan volando y por la tarde, ya está pensando en que se acerca el momento de sacar el disfraz: “Bien temprano me preparo unas cotufas y una cerveza para salir a la ventana”, relata a pocos minutos de acudir a su cita vecinal.
El virus pasará y dejará en La Salle una comunidad más fuerte y unida. Por lo pronto, los vecinos buscan excusas para hablar entre ellos, por la mañana incluso sacan el café fuera y resuenan en el patio las canciones que algunos niños cantan. Después de todo, algunos aseguran que se irán de chuletada para celebrar que “al fin se conocen”.
MÚSICA Y RUTINA PARA HACER FELICES A UN PUÑADO DE NIÑOS Y MAYORES
Raúl Galván, un psicólogo tinerfeño que vive en el barrio de La Salle, asumió pronto que el confinamiento es una etapa más en la vida y que, además de pasarla, “podemos sacar algo bueno de ella”. Le interesa especialmente la Psicología de la Educación, por lo que anima a los padres y madres a amenizar estos días a los niños a través de música y juegos que les aporten esa actividad y movimiento que tanto necesitan.
Este joven polifacético, que además este año representará a Tenerife en Míster International España, sigue en su día a día una rutina en la que dedica tiempo al deporte, a actualizar conocimientos y al ocio. Recomienda que durante estos días, además, la personas estén un rato en soledad, que conserven su propio “espacio”.
Clara Morell
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