domingo, 19 de febrero de 2012

Empezó el vacilón en la calle

Los noveleros demostraron durante la primera noche de baile del Carnaval, la del viernes tras la Cabalgata, que estaban ansiosos por ponerse el disfraz y por entregarse en cuerpo y alma a la fiesta. Y precisamente por tanta pasión desatada y por tantas ganas de salir a la calle, muchos no disimularon su enfado cuando la música de los quioscos se cortó a las cinco de la mañana. Los carnavaleros se quedaron con ganas de más, y los vecinos de la zona con ganas de que estos se fuesen a acostar mucho más temprano.
Mascaritas para el primer viernes
Pero por lo menos durante algunas horas –no demasiadas porque los noveleros se ponen la mascarita y salen a darlo todo cada vez más tarde, a eso de la una de la madrugada– se olvidaron de la crisis económica para bailar al ritmo de cualquier cosa y para vacilar con todo lo que se tropezaban, incluidos objetos y personas. Y a pesar de que eran menos que en ediciones anteriores, y que la mayoría decidió concentrarse en la plaza Weyler y Méndez Núñez, dejando la zona baja del cuadrilátero bastante despejada, Santa Cruz de Tenerife volvió a demostrar un año más que pase lo que pase sigue adorando a su Carnaval.

Mientras que alrededor de los escenarios y de los más de 50 puestos situados en las calles carnavaleras las mascaritas disfrutaban embriagadas por la alegría y el desenfreno de la fiesta, en el Hospital del Carnaval, junto al edificio de Presidencia del Gobierno, la Policía, personal médico y voluntarios se encargaban de atender a todos aquellos cuyo jolgorio se había visto truncado.

En la primera noche de la fiesta tuvieron que ser atendidas 73 personas, 62 adultos y 11 menores de edad. De estos últimos, diez acudieron al Hospital del Carnaval por intoxicación etílica y uno debido a una caída.

En cuanto a los adultos que pasaron de mover el esqueleto de forma descontrolada a tumbarse en una camilla, 23 tuvieron que ser tratados por abuso en el consumo de alcohol; cinco por intoxicaciones provocadas por sustancias estupefacientes; seis por enfermedades comunes; 14 por caídas; cinco por lesiones derivadas de agresiones y nueve por otras causas, que la Policía Local no especifica.
De todos estos pacientes que fueron tratados en el dispositivo de asistencia médica instalado en la plaza General Gutiérrez Mellado con motivo del Carnaval chicharrero, seis tuvieron que ser evacuados a los centros hospitalarios de la Candelaria y al Universitario por agresiones, traumatismos y caídas.

La oficina de la Policía Local adscrita a la Fiscalía de Menores registró los datos de los 11 menores atendidos en la primera noche de baile de la fiesta y avisó a sus progenitores para que acudieran a buscarlos a las dependencias del Hospital carnavalero. Un chico de 13 años fue el paciente más joven atendido por un esguince en la muñeca, según datos facilitados por los agentes.

El año pasado durante la misma jornada de la fiesta el número de personas que necesitó los servicios del Hospital del Carnaval ascendió a 99 casos, 26 más que en esta ocasión. En concreto, recibieron atención médica 91 adultos y 8 menores.

A pesar de las 73 incidencias que se produjeron durante el primer baile, la Policía informó de que fue una jornada tranquila teniendo en
cuenta el elevado número de personas que se concentran en la vía pública. También es cierto que los viernes de la fiesta son menos los carnavaleros que invaden el cuadrilátero si se compara con aquellos que lo hacen los sábados y el lunes.

Y precisamente por esta razón algunos aseguran que son los mejores días para salir. "La verdad es que nosotras no los pasamos genial, porque se podía bailar sin que te empujaran. Había gente, pero no es ese agobio del sábado y del lunes", comentó una carnavalera, Laura Concepción. Nuria Pérez, otra novelera, destacó que este año el tema del Carnaval, los años 60 y el movimiento jipi, ha inspirado a casi todos los carnavaleros, porque prácticamente "no se veía otro disfraz".

Otra de las caras de la fiesta, los que trabajan en los quioscos, criticaron que la música se hubiese cortado a las cinco de la mañana pues, según dicen, el ambiente se empieza a animar bastante tarde. "Los sábados y el lunes se apaga todo a las seis y los viernes a las cinco. En esa hora de más, la facturación se nota muchísimo", afirma Eduardo López Echeto, uno de los empresarios del Carnaval, que este año gestiona seis puestos en San José y tres en Méndez Núñez.

Asimismo, comentó que el viernes la mayoría de los carnavaleros se quedaron en la parte alta (Weyler y Méndez Núñez) del cuadrilátero, por lo que cada vez son menos los que bajan. "En San José solo facturamos una cuarta parte de lo que hicimos en 2011 el mismo día", matizó. Anoche continuó la fiesta, y muchos empatarán hoy con el Carnaval de Día.
La Opinión de Tenerife Eloísa Reverón

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