Bambones otra vez. Tras haberse alzado con el triunfo en la pasada edición después de seis años de sequía, el grupo dirigido por Primi Rodríguez consiguió anoche de nuevo el primer premio de Interpretación del concurso de murgas y es la primera vez que lo hace de forma consecutiva. Lo hizo ante un Recinto Ferial recuperado para la ocasión tras dos intentos fallidos de sobredimensionar el certamen en el Estadio Heliodoro Rodríguez López. Más cercanía. Mejor ambiente. Lleno para una final que, en líneas generales, ofreció menos de lo que se esperaba de ella.
Tras el buen sabor de boca dejado en el cierre de las eliminatorias, Mamelucos logró hacerse con el tercero de Interpretación. En el mismo escalón que en el concurso del año pasado. Los de la Casa del Miedo confirman que han recobrado el camino correcto. Aquel por el que sobresalieron años atrás. Anoche, los chicos dirigidos este año por Xerach Casanova apostaron por la crítica. Su primera canción, Cada quien es dueño de su miedo, una recreación de todos los temores de la murga como hilo conductor para arremeter contra los políticos, a los que acaban pidiendo que se manden a mudar. A continuación, Mamel interpretó Historias para no dormir, o cómo buscar paralelismo a los cuentos populares con personajes de actualidad, como los viajes de Willy Fog encarnados en Zerolo, Rivero y Melchior. Moraleja incluida para realizar un defensa del Carnaval.
Pero a su cartón en Interpretación, Mamelucos añadió también el máximo galardón en Presentación. Premio para unos divertidos skaters, al que el jurado reconoció por su colorido y chispa, lejos de esas fantasías voluptuosas. Los cartones en presentación los completaron Diablos Locos y Bambones.
El gran triunfo de los trónicos fue, sin embargo, conseguir el segundo premio de Interpretación. Con Los presuntos, los de Maxi Carvajal arrancaron bien con continuos ataques a la clase política, aunque a ritmo de chácaras y tambores se estancaron. Encallaron aún algo más con La canción de los sentidos, en la que presentaron a un ciego, un sordo y un mudo. Desarrollo enrollado que terminó con un toque sentimental, que debió valorar el jurado, a lo que habría que añadir, probablemente, la gran nota que podrían arrastrar desde la fase.
Una de las grandes sensaciones de las fases, Triquikonas demostraron poder competir en el momento de la verdad, aunque no les dio para rascar cartón alguno.
Lejos de bajar el nivel de la fase, las de Almudena Domínguez mantuvieron el listón de su actuación del martes. Lo hicieron, como no, con su particular humor, esta vez metidas en el papel de unas obesas encantadas por su condición a pesar de irse al gimnasio. Otra vez golpes cercanos, otra vez situaciones reconocibles. Más que suficiente para poner patas arriba a la grada. Antes, con Y ahora le toca a los criticados, se metieron en el limbo con un enfoque de diversos asuntos bastante complicado de asimilar, tanto que las lastró para poder llevarse un premio.
Sin cartón se quedó igualmente Triqui Traques. Encargados de abrir la noche, los de Óscar Gómez dejaron, eso sí, el listón muy alto al sacar a escena Triste realidad y Me paso el día dándole al seso con s y con ese. La primera de corte crítico, y la segunda con su particular sello, un humor fresco y vertiginoso en clave de inventor. Mucha fuerza para contar la historia de un joven que tuvo que emigrar para ganarse el futuro; y conexión con la grada con golpes de la factoría Triqui y un final delirante contra los canariones y su pío, pío.
En cuarto lugar cantaron los Guachipanduzy de Luis Mariano González. Los nuevos pobres y Guachi-detective fueron sus canciones. Puro estilo Guachi para denunciar las carencias actuales de la sociedad canaria, como la pobreza, la justicia y el paro.
La final se completó con Burlonas y La Traviata. Las chicas de Adela Peña también se arrimaron a la crítica. Lo hicieron con Las medidas del gobierno, medidas con el mismo rasero, y con Entre tanta costura, seguí pinchando con las agujas, en la que llevaron a cabo una peculiar sesión de acupuntura. Peor que en la fase, los de Josechu Álvarez, los últimos de la noche, pusieron sobre las tablas El puerto, lo primero, y Cartas dirigidas, ambas con el sello de El Flaco, pero insuficiente para superar el huracán bambón previo.
Pero antes de las participantes en concurso, y como es tradicional, Ni Fú-Ni Fá ejerció de teloneros. Una Fu-Fa con nuevos aires. Tan tradicional como siempre, pero renovada. Con la dirección musical y letras de José Antonio González El Flaco y la dirección artística de Cándido Acuña. La Década interpretó tres de los nueve temas de su repertorio, todos con una gran mejora de voces. La mordaza, El Canarión (este obra del veterano Nicolás Mingorance) y su tradicional Cubanito. Luego, y mientras el jurado deliberaba, amenizaron la espera Anaé y la Chirigota Canaria
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