domingo, 9 de febrero de 2014

Pita Pitos cantó el primer premio

Pita Pitos se alzó la pasada medianoche con el primer premio de Interpretación del concurso de murgas infantiles del Carnaval chicharrero, al término de una tercera fase de gran calidad.

Segundo fue Mamelones, que actuó ayer, y tercero, Distraídos, que mantiene el nivel de 2013. Sofocados se conformó con un accésit. En Presentación se impuso Retorciditos, de Granadilla; Carricitos quedó segundo; Mamelones, tercero, y Distraídos, con accésit. Inexplicable la ausencia en el cuadro de honor de Rebobinados, con la actuación de anoche, y poco premio el accésit para Distraídos en Presentación.

Antes de la deliberación, que duró una hora, un representante de una murga infantil presentó una reclamación contra Rebobinados al sospechar que una niña que actuó en la parodia tenía 18 años. Al final, se aportó el DNI y todo resuelto.

Pita Pitos logró un primer premio que ya cosechara en 2008, última vez que obtuvo cartón. Este año "rompieron" el concurso y ganaron el "gordo" porque compraron todos los números.

El Cabito fue la primera murga que actuó ayer en el recinto ferial. Con Ángela Giusty al frente, lució una fantasía homenaje al fallecido Charlot de Tenerife, Pedro Gómez Cuenca, con bailarina incluida. Ajustaron sus voces al perfil infantil. En el primer tema, "La ruta turística de El Cabito", hicieron un recorrido por los pueblos. Mezclaron la historia con la demanda de seguridad para reivindicar al final que la murga, aunque formada por niños, también puede criticar. En "Los Walking Dead", se disfrazaron de zombies, pero buenos. Dijeron estar hartos de la mala publicidad que les dan porque los miran como bichos raros.

Berto Marichal dirige a Chinchositos, que actuaron en segundo lugar. Y no fue una murga de bocadillo. Nada más comenzar a cantar, se hicieron oír. Buen trabajo musical del "diablo loco" Fito Sosa. Su primer tema, "Como lo mejor para poder crecer", mezcló el hilo conductor de un cocinero con temáticas críticas como la subvención al comedor, con retahíla añadida a lo que se compra. Pero su mejor tema, una gran idea con toques vibrantes, fue un particular museo del Carnaval. Comenzaron cantando a ritmo del pasacalle de Chinchosos y siguieron con el de Bambones para reclamar una mejor educación. Utilizaron el pasacalle de Triquis para pedir atención a los pensionistas; el de Diablos Locos lo unieron a los barrios y reservaron a Mamelucos para darle un "viaje" al concejal. Gran idea. Exquisito trabajo, lástima que sobrepasaran los 30 minutos de concurso.

En tercer lugar intervino Paralepípedos, a las órdenes de Dani de la Cruz y con montaje de Lolo Tavío. Su calidad musical quedó de manifiesto al igual que su vocación social en el repertorio. Desde la visión infantil interpretaron "Qué quiero ser de mayor", en el que combinaron las profesiones de concejal -y le mandaron un recado con lo que tiene que mejorar en el Carnaval-, profesor y médico para cuidar a los niños.

Su segunda canción, "Tal para cual", desarrolló con exquisito gusto, a través de la mítica melodía de "Había una vez un circo", una historia de amistad entre dos niños. La organización les impidió emitir un vídeo que habían grabado media hora antes en un hospital donde está ingresado uno de los protagonistas de la canción.

Con Paralepípedos había comenzado un momento de gran calidad que mantuvo e incluso incrementó Mamelones. Dirigidos por Antonio García, que se estrenaba en sustitución de Cathaysa Expósito, hicieron gala de una excelente vocalización, riqueza en la selección musical y letras cargadas de contenido. El primer tema, "El circo", les sirvió para recorrer Santa Cruz. Recordaron la recogida de tapones para lograr una silla de ruedas y fue un golpazo hacer magia para que crezca el alcalde. Desgranaron malos tratos o equilibristas sobre los cables del tranvía, aludieron a Pepe Benavente y su polverete para acabar con un canto solidario del payaso.

Se despidieron con "Los protestones", donde arrancaron desde el niño que está en la barriga de la madre. Sensacional momento el de la rabieta, al combinar música y letra. Sonaron muy bien. Quizás las letras tuvieron un exceso de contenido.

El más difícil todavía llegó gracias a Sofocados, con Adriana Fabelo al frente. Tienen un "murgón" y sonaron geniales. "El kit de supervivencia" resultó una fórmula para regalar genialidad, desde los puntos cardinales a los políticos que, igual que los "guiris", están perdidos como un pulpo en el garaje. Sacaron el paño de cocina para secar el sudor de la frente de sus padres por el sacrificio para comprar el material escolar y añadieron crítica al maltrato.

Cerraron su tiempo de concurso con "Las Olimpiadas", que arrancó con el desfile, antorcha incluida al estilo de la refinería para seguir con la natación, el trampolín -salto al barranco de Santos- y concurso de halterofilia, a ritmo de pasacalle de Diablos Locos.

Y llegaron los mejores de la tercera fase, Rebobinados, que estrenaban a Jeremi Soriano como director. Un pedazo de murga. Solo con el pasacalle inundaron de magia el escenario y su director musical, Juan Díaz "El Breva", demostró un gran trabajo. Su primer tema, "Los juegos infantiles", letra de Carlos Casanova en la que sacaron la genialidad del Monopoly, del Quién es Quién y de buscar títulos de películas. En el parchís no querían la ficha amarilla, sino la blanquiazul; en los títulos de películas parecían el jorobado cargados al cole con la mochila. Y terminaron armando el puzzle en homenaje a la familia, padres, hijos y abuelos.

Fueron a más con su "Manta y esta Peña", versión carnavalera del mano a mano de Gofiones y Sabandeños. El montaje musical fue exquisito, el mejor del concurso, en el que los niños imitaban tocar instrumentos de cuerda con sus voces. La letra, un duelo entre Gofioncitos y Sabandeñitos. Gran momento el coro de la murga y su solista Pinito para concluir con un canto a Canarias.

Cerró la tercera fase Carricitos, dirigidos por Nayra Cabrera, y con montaje musical de Romén Soriano. El primer tema, un pasodoble, con referencias al negocio de la venta de entradas de murgas adultas, la feria y el concejal -al que le dedicaron una divertida estrofa describiéndolo justo al contrario de cómo es- para concluir con una homenaje a Charlot. Acabaron con "La cucaracha", tema en el que reclamaron más atención aunque fueran los últimos con el deseo de que el jurado no los fumigara.

Follón en la puerta del recinto ferial

Las aficiones fueron protagonistas de la tercera fase del concurso de murgas infantiles. Su escenario no estaba dentro del recinto ferial, donde querían acceder -con una entrada, claro- sino frente a la taquilla. Allí se encontraron con la sorpresa de que estaban agotadas las 3.837 localidades. Sin embargo, los que ya habían podido entrar comunicaban vía móvil que el aforo solo llenaba la mitad de la instalación. La tensión obligó a la presencia de la Unipol. Corrió el rumor de que se iban a poner a la venta 200 entradas y muchos salieron pitando por las escaleras hacia la taquilla. Tardaron más en abrir la ventanilla que en colgar otra vez el cartel de "entradas agotadas". Había cantando ya El Cabito, seguían Chinchositos y Paralepípedos, y los aficionados corrían de la taquilla a la puerta para otra vez no poder entrar. Entre llantos de padres impotentes apareció el concejal de Seguridad, José Alberto Díaz-Estévanez. Cantaba Mamelones y se esperaba más público. De pronto, "alguien" decidió quitar la barrera y las 200 personas que se arremolinaban en la puerta entraron, la mayoría sin localidad. Ya actuaban Sofocados y a muchos la ultraseguridad les había amargado la noche. Hasta los propios niños murgueros tuvieron que pasar por un arco antes de subir a cantar. Tras el concurso, el gerente compareció para explicar que se habían aplicado las medidas decretadas por el Gobierno de Canarias el pasado agosto. Al ver el recinto sin llenar se calculó la asistencia -2.400 personas- se dejó entrar a 200 y se zanjó el problema.

Humberto Gonar

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