La relación entre los diseñadores de fantasías del Carnaval y el Ayuntamiento de Santa Cruz no ha sido la mejor a lo largo del último año, motivada por las nuevas medidas de seguridad que ha establecido el Consistorio y que, en un principio, se impusieron sin el consenso de los artesanos, quienes sintieron que se ponía en tela de juicio su profesionalidad y experiencia, según manifiesta el presidente de la asociación que representa a estos profesionales, Santi Castro. Finalmente, todos los problemas han sido ya resueltos y los diseñadores se encuentran inmersos en aprovechar cada hora que queda para las tres galas.
-Parece que las cosas han estado un poco tensas con el Ayuntamiento en el último año…
“No es que la relación fuera tensa, sino que ellos, sin contar realmente con nosotros, sacaron unas bases previas y entonces les dijimos que no contaran con nosotros y que queríamos sentarnos a dialogar, y ahí fue cuando hicimos el primer plantón. Aquello fue cuando pedían que nos contratáramos un seguro, pero ¿cómo voy a contratar un seguro de más de mil euros cuando me dan 400 euros por un traje de reina infantil? Además, nosotros les decíamos que si el Ayuntamiento organizaba cualquier tipo de concurso, era ilógico que el concursante tuviera que hacerse un seguro. Si ellos hacen el acto, ellos deben tener un seguro que lo cubra. Pero eso al final se resolvió y no tenemos que hacerlo”.
-Pero recientemente hubo otro conflicto y una segunda amenaza de plantón…
“Cuando creíamos que estaba todo arreglado publican las bases y vemos que volvieron a poner cosas con las que no estábamos de acuerdo. Nosotros habíamos propuesto una serie de mejoras para las carrozas, las cabalgatas, la iluminación y demás, y en las bases no se recogió nada de eso, y ahí fue el segundo plante. Siempre los tiras y aflojas han sido por cuestiones de seguridad. Nos parece perfecto que pongan unas normas de seguridad pero también tienen que conocer cómo trabajamos nosotros, nuestras labor artística, y ser conscientes de que llevamos trabajando muchísimos años y de que tenemos mucha experiencia para saber realmente cómo podemos ayudar a una modelo para que no tenga problemas. Y creo que esa fue lo que nos molestó, que se puso en tela de juicio la profesionalidad del colectivo”.
-Pero al final lograron llegar a un acuerdo, ¿no?
“Volvimos a reunirnos y cedimos de un lado y otro y estaremos en las galas. Hay peticiones que hicimos a las que nos hicieron caso, como que haya unas acreditaciones especiales para los diseñadores y su equipo, tener espacios específicos en el caso de que tengamos que arreglar algo de soldadura, las plataformas van a tener las condiciones que pedimos…”
-¿Y qué opinan respecto de la reducción en 50 centímetros de la altura de los trajes?
“Uno de los conflictos fue por ese tema, porque no entendíamos por qué teníamos que sacrificar el volumen de los trajes ya que algo que caracteriza a nuestras fantasías es su esplendor y tamaño, y no queríamos perderlo por 50 centímetros. Hubo muchas conversaciones y al final nos respetaron el ancho y el fondo y nosotros cedimos en quitar medio metro de alto, pero hasta ahí podemos llegar. Y tampoco creo que suponga más o menos ese medio metro”.
-¿Pero quizás esos 50 centímetros menos ayudan en el transcurso de las cabalgatas?
“No, porque nosotros tenemos los trajes preparados para que cuando salen del escenario todos bajen medio metro. Así que no creo que ese sea el problema. Pero bueno, para lograr algunas cosas hay que ceder en otras”.
-¿Sienten quizás este año una especial presión por el trágico accidente que ocurrió en la última gala con la candidata Saida Prieto?
“En mi caso particular presión ninguna porque siempre hemos trabajado con la máxima seguridad. Pero sí que creo que tanta obsesión con la seguridad pueda tener un efecto rebote y no nos deje disfrutar de lo demás. Me parece perfecto que se quieran corregir cosas, todos tenemos que colaborar y todo tiene que tener su seguridad, pero tampoco tenemos que extralimitarnos. Lo que ocurrió el año pasado fue un grave accidente, pero algo puntual en 30-40 años de Carnaval en los que no ha habido accidentes”.
-Este año se presentan 16 candidatas, parece que la crisis no ha hecho mermar el número…
“Lo que ha hecho es tener que agudizar el ingenio y que se unan varias empresas para poder sacar una fantasía. Esta será la línea a seguir por todos. Hemos bajado los presupuestos, pero llega un momento en el que ya no podemos bajar más, porque los materiales siguen igual de caros y no te los van a rebajar, y tampoco queremos que los trajes pierdan espectacularidad. Intentamos no bajar la calidad pero es muy complicado. Y lo que tiene que quedar claro es que nosotros trabajamos porque nos gusta, nadie se hace rico con esto y todos tenemos nuestros trabajos independientes del Carnaval. Por un traje infantil te pagan 300-400 euros; de la tercera edad, 500 euros; y los de la adulta valen un poco más. Y nosotros no pedimos nada a cambio, somos quienes buscamos la firma comercial, ofertamos la publicidad, no cobramos nada en las galas ni cabalgatas, y hay muchos actos en los que hay que maquillar, peinar y vestir a las chicas y al Ayuntamiento todo eso no le cuesta nada”.
-¿Qué les parece el escenario y que en estos dos últimos años se haya utilizado una pantalla Led?
“En mi opinión creo que se le puede sacar mucho más partido a la pantalla. Lo que está claro es que para nosotros es mucho mejor un escenario básico y neutro para que no quite protagonismo a las fantasías”.
-Y en su opinión, ¿qué cambios o mejorías introduciría en las distintas galas?
“No sé cuál es la fórmula ideal para hacer una gala. Sí te puedo decir que cuanto más ágil y amena sea pues más corta se hace. Y creo que la línea a seguir es esa. Pero todos los diseñadores estamos siempre detrás y nunca sabemos lo que pasa delante, y no nos enteramos de nada sino cuando nos toca salir”.
Yazmina Rozas
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