domingo, 12 de octubre de 2014

La eterna polémica de los carteles

Pintores, escultores, fotógrafos y publicistas han plasmado, desde 1962, lo que es para ellos la fiesta más importantes de la capital: el Carnaval. Más de seis décadas han dado lugar a decenas de carteles que han gustado más o menos pero que no han dejado indiferente a nadie. Este año, Coral de Carnaval, del pintor abstracto Alejandro Tosco, ha dado lugar a muchas críticas e incluso a una campaña de recogida de firmas para su eliminación, pero una cosa ha quedado clara: los posters están en boca de todos a pesar de que aún quede casi medio año para volverse mascarita, seguramente porque todo los chicharreros sienten esta explosión de alegría como algo suyo, propio.

La riqueza de estos carteles se basa también en las variadas disciplinas utilizadas. Es muy importante, para el creador de la imagen de este año, las diferentes profesiones que desempeñan sus autores "porque eso da riqueza". "Hay que crear e innovar, que cada uno se inspire en lo que quiera para poder hacer algo diferente", explica Tosco. El problema que se presenta a la hora de dar forma a un cartel, sin embargo, es que llega a un amplio público y no siempre gusta a todos. "La gente quiere que una imagen represente a todos pero cada uno tiene sus gustos y es difícil hacer una alegoría completa", explica José Luis Trujillo, un ilustrador que este año hizo un cartel alternativo.

A pesar de que ambas cosas suelen confluir, el cartel y la temática del Carnaval no van de la mano. Al propio Tosco le encargaron el trabajo cuando aún no había temática para el próximo año. Esta confusión se ha visto acrecentada porque durante unos años, el cartel se eligió con un concurso que se convocaba poco tiempo después de anunciarse el tema del Carnaval.



Además de por ser un cartel diferente, la obra de este año también ha sido polémica porque su autor fue escogido a dedo. Esta designación siempre se realizó así hasta 2009. El concejal de Fiestas, Fernando Ballesteros, explica que durante los dos últimos años, Dorada otorgaba un premio en metálico de 1.500 euros. "Este año se pagaron 1.800 euros pero es una cuantía meramente testimonial porque me consta que Tosco ha tenido que hacer un gran desembolso económico". A pesar de ello, hace años se podía llegar a pagar hasta 12.000 euros por el cartel del Carnaval de Santa Cruz.

Mientras el Carnaval era conocido como las Fiestas de Invierno, hasta el año 1977, la temática de los carteles solía ser parecida y los autores no asumían demasiados riesgos ya que únicamente se jugaba con el color. A partir de la década de los 80 del pasado siglo, los autores sin embargo empezaron a asumir riesgos.

El creador del cartel de este año reconoce que estudió a sus antecesores antes de ponerse a trabajar. "Muchos los tengo grabados en la cabeza porque soy un apasionado del Carnaval y ésta es una de las partes que más me gusta de las fiestas", explica. Desde que el Ayuntamiento le encargó el trabajo y hasta que lo terminó, hizo varios bocetos y tardó casi dos meses. A pesar de ello, siempre tuvo claro que iba a buscar la esencia del Carnaval, que para él es el color. Así, no quiso plasmar ningún tópico y Coral de Carnaval es justamente es eso, "una explosión, el inicio".

Aunque él adora el Carnaval explica que no es necesario ser un seguidor de las fiestas para hacer el cartel porque "la riqueza se puede entender en cualquier país del mundo". Así, recuerda que hasta un americano como Peter Schuyff, en 2005, hizo un cartel con un código de barras porque es la interpretación libre de cada artista.

El autor de Coral de Carnaval enfatiza que "la obra del artista debe ser libre y en ningún momento censurable porque hace tiempo que dejamos esa etapa atrás". Además, el artista asegura que gracias a esa libertad se podrá lograr una mayor variedad. "Otra cosa es que a la sociedad le guste lo clásico, como la mascarita...", reconoce.

José Luis Trujillo es licenciado en Bellas Artes y actualmente se dedica a hacer cartelería, diseño web y diseño gráfico. Para dar forma a su cartel, Futura, tuvo que empaparse también de las creaciones que se habían llevado a cabo hasta el momento y sentencia que "los últimos son los más flojos a nivel de cartelería". Trujillo opina que el problema de estas imágenes es que "no están hechas por gente que domine la cartelería". El santacrucero es un experto en cartelería y explica que "el fondo no debe estar muy lleno de cosas porque desvía la atención e impide que se vea algo". Es el caso, por ejemplo, del cartel de 2007 de Karim Rashid, donde una mujer está acompañada de una explosión de color y estampados que impide ver la tipografía.

Los favoritos de Trujillo son los de Cuixart, Manrique, Pedro González, Arocha, Facundo Fierro y Maribel Nazco. El de 1986 por Pedro González es uno de los mejor valorados a lo largo de la historia, con sus tonos rojos y el recuerdo a un collage. "La tipografía es clara y el mensaje es directo. Además, González no pierde su identidad y, aunque sabía que no se le pedía una obra de arte, supo amoldarse". Seguramente, continúa, "si se le hubiera pedido una obra de arte, hubiera hecho otra cosa".

El cartel de Facundo Fierro, de 1988, también es otro de los favoritos. El de Miguel Arocha, de 1998, puede ser algo complicado de entender "pero cumple su función desde el punto de vista alegórico y el artista no pierde su esencia", asegura Trujillo, que añade que se trata de una obra "bastante acertada, incluida la tipografía". Para el chicharrero "es uno de los pocos carteles que están bien maquetados".

César Manrique es otro de los grandes de los carteles. En 1985 dio forma a una obra muy en su línea en la que además supo integrar a la perfección la tipografía. Es uno de sus favoritos del concejal Fernando Ballesteros. "A pesar de que sea una obra abstracta, me gusta por el colorido y, sobre todo, por el prestigio de la persona que lo hizo". El edil explica que es de agradecer que un artista de la talla de Manrique "deje esta obra dentro del patrimonio de la ciudad".

José Luis Trujillo también destaca el de Fernando Álamo, del año 2000. La fotografía de un chicharro ataviado con una falda de plátano fue bastante controvertida pero "el guiño es claro y directo", sentencia.

Guenda Herrera también hizo, en 2002, un cartel arriesgado con una fotografía de un hombre disfrazado de mujer. Resalta por tratarse de una instantánea, no por el motivo puesto que capta muy bien la esencia del Carnaval. "Es una imagen directa y sencilla que lo cuenta todo", afirma Trujillo.

Asimismo, asegura que Gonzalo Luis Álvarez, en 2009, realizó un cartel directo con un Frankestein disfrazado de bailarina en mitad de una representación.

Como desacertados, Trujillo destaca el de Juan José Abad, de 1965. "Se nota que es escultor y creó una cosa que es difícil de leer porque tiene mucha tipografía detrás y crea mucho ruido". Para él tampoco es bueno el de Modest Cuixart, en 1983, porque "cuesta encontrar el Carnaval en él". Hay personas que lo han comparado con el que se ha realizado este año pero Alejandro Tosco no lo considera de ese modo puesto que sostiene que "la única similitud que hay entre los dos es el faldón que tienen debajo y no haber introducido el texto en la obra".

Para el creador de Coral de Carnaval, el cartel de Cuixart marca un antes y un después puesto que se empiezan a realizar obras con artistas plásticos. "Y después de eso vinieron algunos fantásticos como Manrique, Pedro González, Dokoupil o Fierro", explica.

Georg Dokoupil, en 1987, tampoco acertó para Trujillo ni en la tipografía ni en la temática porque asumió, para él, un riesgo innecesario: crear una mujer en bikini que ocupaba gran parte del cartel. "El cartel se ha ido modernizando en la forma de trabajarlo pero en determinado momento los creadores empezaron a olvidar que éste anuncia el Carnaval y comenzaron a realizar un trabajo más personal". Es el caso, por ejemplo, de Javier Mariscal, que en 1989 creó una pintura que "sí hace un pequeño guiño al Carnaval con la pintura de la cara pero la tipografía es ilegible de lejos".

La evolución de la tecnología también se ha hecho patente en los carteles. Para Trujillo, hablar sobre si estas técnicas son buenas o malas para el Carnaval "es un debate estéril porque el espectador no sabe cómo ha trabajo el artista ni cómo eso influye en el resultado final". "Si el trabajo tiene una buena edición, tiene los requisitos necesarios y tiene un buen acabado, es suficiente", sentencia.

Don Carnal es el claro protagonista de estas fiestas, por lo que el cuerpo de mujer también ha sido un claro reclamo en los carteles. "El arte es arte y la introducción de nuevas tecnologías en la producción artística siempre es buena", explica Ballesteros. "Hay variedad y no hay que hacer asco a ninguna de las posibilidades", añade. "Todos son carteles muy dignos y tienen algo que decir, eso es lo importante de la esencia del Carnaval y de los artistas", sentencia Alejandro Tosco.
La Opinión de Tenerife
Patricia Ginovés

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