Saray afirma que José Manuel Lis nunca quiso hacer pública su verdadera identidad y llegó incluso a "anteponer al personaje de Los Teleñecos a su propia personalidad". Jamás se quitó la mascara de la cerdita en público aunque hubo momentos en los que llegó a envidiar la popularidad y el cariño que despertaba Peggy a su paso por las calles de Santa Cruz, como el mismo confesó en una entrevista a la opinión de tenerife cuando se retiró de las fiestas carnales, en 2011. "Le tuve celos porque ella tenía muchos más amigos que yo. La querían y la piropeaban mientras que a mí nadie me conocía", dijo entonces Lis.
Pasó 37 años convertido en la coqueta Miss Peggy, aunque durante los últimos años, cuando su salud comenzó a flaquear, su sobrina asegura que tuvo que aligerar su disfraz en seis kilos para poder salir. Pero pronto tuvo que despedirse de las fiestas debido a un problema de circulación que tenía en las piernas y que obligó a amputarle una de sus extremidades, confinándolo a una silla de ruedas.
"Su retirada del Carnaval chicharrero lo sumió en una depresión", recalca Saray Mónica Rodríguez. Aquella frustración de verse alejado del espacio en el que se sentía verdadero protagonista lo llevó a acabar con su obra maestra. Según atestigua su sobrina-nieta, José Manuel tenía más de 30 caretas de Peggy que había hecho con sus manos y otros tantos trajes confeccionados también por él mismo. Un día cogió un martillo y comenzó a destrozarlas. A último momento decidió conservar una. De lo que no quedó ni rastro fue de los disfraces que había hecho para su musa. Acabó con todos, tal vez pensando que así protegía su secreto o que lograría borrar de su memoria aquellos gloriosos años de mascarita.
El carnavalero José Manuel nació el 15 de enero de 1933 en la isla de La Gomera. Durante años fue monitor de personas con discapacidad psíquica y trabajó como artesano del barro, como bien podía comprobarse al visitar su taller en San José Obrero, en el barrio de Salamanca. Tuvo tres hijas y dos nietos, y estaba separado de su mujer, que ahora reside en La Gomera.
Durante el último año de su vida estuvo ingresado en el Hogar Santa Rita de Puerto de la Cruz. Su estado de salud se complicó en la última etapa debido a un problema de pulmón causado por otro de sus inseparables compañeros: el cigarrillo. Su empeoramiento hizo necesaria su hospitalización en varias ocasiones. Según detalla su sobrina-nieta, durante una de sus estancias en el Hospital de La Candelaria recibió la visita de autoridades del Organismo Autónomo de Fiestas de Santa Cruz, que "se comprometieron a buscarle una plaza en uno de los asilos de la capital para que la familia no tuviera que desplazarse tanto para visitarlo", pero lamenta que al final "nunca fue trasladado".
La Lecherita, otro de los personajes célebres de las fiestas de la capital, reclamó en 2013 que se hiciera un homenaje a la figura de Miss Peggy. Era muy querido por todos los protagonistas del Carnaval chicharrero así como por los de Las Palmas de Gran Canaria. De hecho, La Abuela, La Diva, Fidel Castro, Cantinflas, El Borrachito, Che Guevara, La Negra Tomasa y El Escocés quisieron sumarse a las condolencias "por la triste pérdida de uno de los personajes más entrañable y carismáticos del Carnaval chicharrero" cuando se enteraron de la noticia de su muerte. "Se ha ido un gran personaje y un gran carnavalero", aseguraron.
Durante sus años dorados, Peggy siempre estuvo acompañada de distintas ranas Gustavo, a las que Lis quiso rendir tributo antes de morir. La primera fue David, el hijo de un vecino, que por aquel entonces tenía 6 años y hoy supera los 40. Luego fue su hija Raiza y a ella la reemplazó Jaime, un joven que medía casi dos metros de estatura. Aunque Peggy ya no volverá a las fiestas de la capital forma parte ya de su historia más singular.
P. Ginovés / L. Docampo
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