La alegoría escogida por el Consistorio de Betancuria fue en esta edición Aquellos maravillosos años 60 lo que originó que muchos vecinos, especialmente jóvenes y niños, escogieran un disfraz con motivos de aquella época. Desde la plaza pública, la comitiva de mascaritas, acompañados de murgas y batucadas de la capital insular, hicieron un recorrido por la vía principal para concluir el paseo carnavalero en el citado espacio público donde se había instalado el escenario y una carpa.
Las murgas deleitaron a los presentes con sus letras pícaras y endemoniadas dirigidas, muchas de ellas, a la clase política, aunque no faltaron las notas de humor y de ritmo a cargo de la batucada que hizo bailar a pequeños y mayores.
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