Triqui-Traques concursa en la primera fase del certamen, que tendrá lugar el próximo 6 de febrero a las 20.30 horas en el Recinto Ferial, y los nervios ya se notan en los últimos ensayos en su local de la calle Antonio Domínguez Alfonso, en el entorno de la santacrucera calle La Noria. “Yo soy una persona bastante metódica y perfeccionista y creo que nunca estoy listo, pero sí, estamos ya perfilando detalles y, sobre todo, machacando y trabajando duro para llegar lo mejor posible y devolverle la confianza a toda la gente que se gasta un dinero para ir a vernos”, afirma el director.
Y es que la responsabilidad que las murgas llevan a su espalda es mucha, ya que su certamen es el más seguido del Carnaval y el que más pasiones desata entre sus seguidores. En este sentido, Marco destaca que “no es solo el divertimento y salir a vacilar, es mantener una tradición, nuestras costumbres”. Unas costumbres que perduran gracias al entusiasmo que sigue mostrando la gente en participar, ya que, por ejemplo, Triqui-Traques cuenta este año con nuevos miembros que no vienen de la murga infantil, que suele ser la práctica más habitual, según explica Marco.
El director de Triqui-Traques lleva 23 años en la murga, desde 1995. “Siempre he estado en esta murga, aquí nací y aquí moriré. Era un mundillo que siempre me había atraído y tenía un familiar que estaba en Los Chinchosos, hace muchísimos años, y fue el que un poco me animó y hubo un cambio generacional en los Triqui-Traques y vinieron muchos componentes de Los Chinchosos, en la época de Paco Padilla, y me animé y aquí me quedé. La experiencia ha sido muy buena en estos años, muy positiva; claro tiene sus momentos malos pero siempre es positiva, conoces muchísima gente relacionada con este mundillo y es fantástico”, asegura.
Marco destaca que “enganchan los concursos y salir a la calle a cantar a la gente, aunque los ensayos no tanto -bromea-; al final se convierte en una pasión”, que, a la vez, también es “bastante sacrificada”. “Ten en cuenta que, por ejemplo, el grupo de letristas ya empieza a trabajar según acaba el Carnaval, prácticamente desde abril, tomando forma las ideas para el próximo año, escribiendo, eligiendo temas, música, son muchas noches en vela. Y más ahora en la época de ensayos, porque todos queremos llegar en las mejores condiciones y a veces los tiempos que tienes marcados no se cumplen, por los motivos que sean, y te ves obligado a sacrificarte más, pero merece la pena”, manifiesta.
Además, se trata de su segundo año en la dirección de la murga, una experiencia que califica de “fantástica”, aunque también “más dura de lo que pensaba”. “Es un cambio bastante brusco, porque pasas a llevar un grupo de 60 personas y cada uno tiene sus problemas, al final haces un papel de psicólogo, y las responsabilidades que ello conlleva, guiarlos bien y hacer un buen papel, y pasarlo bien por supuesto”, relata. Porque al final se trata de eso, de pasarlo bien y hacérselo pasar bien al público.
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