A las noches sin dormir las semanas antes de que llegue la Gala, se unen los nervios de ver a las otras candidatas poniéndose guapas para el gran momento. No obstante, sorprende la calma con la que muchas de estas jóvenes se toman uno de los momentos más esperados de sus vidas.
El diseñador de origen palmero Daniel Pages se jugaba ayer mucho más que sus diseños coronaran a alguna de las aspirantes, sino que podía revalidar los títulos que logró en 2016: Reina del Carnaval con Cecilia Navarro, y Primera Dama de Honor con Flavia Martínez. El creador explicaba, mientras pegaba con silicona las últimas piedras de una de sus fantasías, que "este año la calidad ha aumentado y hay fantasías realmente bellas". Sin embargo, aseguraba estar muy tranquilo puesto que sabía que sus dos aspirantes, Laura Rodríguez y Violetta Tyurkina, darían un auténtico espectáculo cuando salieran al escenario.
Laura Rodríguez se metió dentro de su fantasía, Oración Caribe, horas antes de que diera comienzo la Gala de elección y aseguraba que estaba "nerviosa pero muy contenta". Y es que no había más que verla dentro del traje para saber que las decenas de kilos que pesaba la creación de Pages no le iban a suponer ningún problema. Violetta Tyurkina se mostraba igual de segura que su compañera y afirmó que "mi fantasía y yo encajamos a la perfección. La música, los movimientos... todo está relacionado conmigo y me hace muy feliz poder llevarlo".
Un diseño de Jorge González ganó durante el certamen del Carnaval 2015 y ayer se mostraba igual de ilusionado que aquella vez que su candidata se alzó con el cetro. Aseguraba estar "cansado y con nervios" puesto que tenía muchas ganas de que su candidata, Judit López saliera al escenario con la fantasía Madame soleil. "Noto que hay más nivel que el año pasado pero creo que es algo bueno que aumente la competencia porque eso nos hace trabajar más y mejor a todos", afirmaba mientras su aspirante terminaba de vestirse. López explicó que "el equipo de la fantasía se ha convertido en mi segunda familia durante estos meses y ya es una rutina acabar el día en el taller para seguir dando forma a la fantasía, por eso sé que los voy a echar mucho de menos".
Nada haría pensar que Samantha Rodríguez participaría anoche en la Gala de elección como candidata cuando se paseaba por el backstage antes de que diera comienzo la cita. Mientras que el equipo de su diseñador, Francisco de Borja, le daba la vuelta a su fantasía, La joya, barría el suelo y daba los últimos toques de silicona, ella contemplaba cómo pasaba el tiempo. "Tengo nervios pero salgo al escenario bastante confiada porque, por fin, ha llegado mi momento", asegura la joven. Y es que esta aspirante estuvo a punto de presentarse al certamen del pasado año pero finalmente no pudo ser. "Pero este año he podido cumplir mi sueño y lo haré, además, con un traje que se fusiona conmigo a la perfección", sentenció abrazada al diseñador de su fantasía.
Francisco de Borja llegaba a la Gala de elección de la Reina adulta después de que sus otras creaciones fueran premiadas con una Dama de Honor en la Gala de la Reina Infantil, y con el título de Reina de los Mayores para su aspirante. "Estoy muy contento con todo lo que he conseguido este año y eso me da algo de tranquilidad, pero con este última gala también vamos a por todas", sentenció.
Carmen Laura Lourido lucía su tocado horas antes de que el jurado paseara entre las fantasía antes del comienzo de la Gala. La joven explicaba que su fantasía, El sueño de Atenea, sorprendería mucho puesto que muy pocos se esperaban que fuera un traje dorado, sino que lo imaginaban blanco y plateado. "Me desperté bastante tranquila porque los largos ensayos de los últimos días me han ayudado a dormir. Lo agradezco mucho, la verdad", comentaba la aspirante sin que nada hiciera pensar que llevaba varios kilos de peso sobre su cabeza.
Antes de que el Recinto Ferial se llenara con el alboroto de las miles de personas que asistieron como público a este espectáculo de luz y color, los centenares de personas que conforman los equipos de los diseñadores ya estaban inmersos en su propio concurso. Un concurso que terminó con el mejor de los premios: el aplauso del público.
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