martes, 7 de febrero de 2017

La Traviata da un pequeño hachazo a la primera fase

La Traviata cumple con los pronósticos. Llamada a marcar la pauta de la primera fase del concurso de murgas adultas, el grupo de Josechu Álvarez fue este lunes la más completa y contundente de entre los siete colectivos que se subieron al escenario del Recinto Ferial. Una actuación que sin alcanzar ni mucho menos la excelencia ni tener los finales soberbios de años atrás, pone a los de El Toscal con un pie en la final del sábado. Un pequeño hachazo, el de estos vikingos, que debería permitirles despegarse de resto para volver a opositar a premio. E incluso más por deméritos de los demás que por argumentos propios.

Del resto de la noche, la sopresa agradable la protagonizó Ni Pico-Ni Corto, que supo jugar bien sus cartas para ir de menos a más y acabar con su particular sello de estos últimos años. Un humor nada complicado y hasta cierto punto previsible, pero suficiente para sacarle más de una sonrisa a la grada y cambiar la dinamica generalizada de un certamen que sigue caminando bajo el yugo de la crítica. La nota negativa, por contra, la dio Triqui-Traques, irreconocibles por momentos en dos temas que supieron a muy poco en base al áurea que ha rodeado a la tribu durante las últimas décadas. A destacar también la propuesta inicial de MasQlocas y su tutorial de YouTube.



Noveleras.
Noveleras tuvo que luchar no solo con los nervios que suponía participar por primera vez en el certamen santacrucero, sino también con la responsabilidad de romper el hielo en un Recinto Ferial más frío que nunca. A ello añadieron las sureñas varias piedras a su mochila ya de por sí cargada de nervios: sus limitaciones en el montaje musical, letras por momentos atropelladas y, sobre todo, dos temáticas ya más que manidas en concurso. Tras una entrada en la que arremetieron contra el exalcalde granadillero Jaime González Cejas se mentieron en la piel de una monja que sale del convento después de mucho tiempo. El tema pareció intentar generar humor, pero cambió de registro de manera radical. Recibió Soria (al que llamaron "corsario"), denunciaron la falta de ayudas sociales y tiraron de los diez mandamientos para quejarse de asuntos como los robos de los políticos, los maltratos y las violaciones. Un panorama que las llevó de vuelta a su particular clausura. Una salida que por momentos dio tumbos y supo a muy poco, si bien su digno final logró arrancar bastantes aplausos en la grada.


Lejos de levantar con su segunda interpretación, las de Tati Rivero apostaron, sin éxito, por recrear sus andanzas y sufrimientos para poder sacar adelante su murga: una cena, madrugar tras los ensayos, su particular tuppersex para recaudar fondos, o el recurrente homenaje a su afición y sus costureras. Nunca descarrilaron musicalmente, pero les penó el no ofrecer nada fresco en sus letras. "Mi sueño se ha cumplido, regalarte aquí tu voz" cantaba la solista en una melodiosa despedida que sí conectó. Y a fe que las sureñas pudieron bajarse de las tablas con una sonrisa de oreja a oreja y el reconocimiento de la grada, aquellos que otorga el deber cumplido.


Triqui-Traques.
Subió la temperatura con la llegada de Triqui-Traques, que pese a un par de ediciones sin alcanzar, ni de lejos, su brillo de antaño, mantiene una innegable pegada, de nuevo con la dirección del eléctrico Marco González y con un pasacalle que es garantía de éxito. Quizá por eso, por tener el halo de murga poderosa, la tribu del Carnaval puede arriesgar en dejar lo mejor de su repertorio para la final. Y quizá por ello pincharon en su primer tema. Su payaso justiciero hizo que Triquis perdiera su identidad, y además le cargó serios con problemas de dicción. Sentaron en una silla a varios personajes, algunos de ellos algo extemporáneos, caso de Miguel Concepción y Santiago Calatrava, mientras que sus calambrazos también parecieron errar de destinatarios, como con Pepe Dámaso y su "esperpento de cartel". Tampoco funcionó su viaje a Legañosos. El tema llegó incluso dar la sensación de no tener mayor recorrido.

Triqui había tocado fondo. Al rescate, en "Esclavos de un sistema", salió La Juana, su mayor pieza vocal y que subió (algo que no era complicado) la calidad musical del grupo. Los de La Noria destilaban mayor fuerza para arremeter contra el "político inepto" que "roba a "nuestro pueblo". Cargaron contra la "Sanidad que es un negocio", denunciaron la mordaza que ha puesto al pueblo el PP a la hora de manifestarse, y rescataron el rescate a Bankia. De nuevo los de Marco González se tambaleaban en los tiempos en un tema que discurría con algunos momentos de potencia coral, aunque limitada por por una selección musical un tanto engorrosa para el déficit que ya de por sí arrastraban. Tras pasar de puntillas por la mala gestión de Fiestas, sí lograron conectar, a modo de resumen, en su final con garra. Quizá demasiado tarde y más aún para lo que siempre se espera de ellos.
MasQlocas
Quizá porque en cuarto lugar de la noche le tocaba a La Traviata, o porque la parroquia de Triquis abandonó sus asientos, justo coincidiendo con la subida a las tablas de MasQlocas, el Recinto sufrió su primera desbandada. Las de Tania Fernández fueron las primeras de la noche en recordar (en su entrada) el caos que supuso la venta de las entradas del concurso, pero sobre todo fueron las pioneras del concurso en poner sobre las tablas algo de originalidad con dos temas cuya percha era, al menos, diferente. Usaron los vídeos tutoriales de YouTube para abordar diversas temáticas, como el "sobrevivir con un sueldo de mierda", o el Carnaval de Día, donde "no hay ambiente familiar" y "el carrito del niño es pal hielo"; también las estrategias para votar ("si quiere izquierda vote a derecha") antes de acabar arremetiendo contra una educación que "no se corta ni se recorta". Contenido y originalidad. Suficiente para sobresalir.

MasQlocas se fue de fiesta a Las Teresitas en su segunda canción. Un tema que usó como espina dorsal el famoso quiosco El Caracol, lo que sirvió a la murga para salir en defensa de los demás chiringuitos del lugar: "Muchas son las familias que alimenta esta playa". Pero ahí las de Tania Fernández se contagiaron de la extemporaneidad de Triquis, y metieron por medio a Miguel Zerolo, al quisco Numancia y hasta la Plaza de Toros. Palos de ciego en medio de estrofas también algo forzadas antes de denunciar "el pastel" empresarial de la noche que "es pa cuatro mafiosos". Como en su arranque, tuvieron alguna que otra estrofa muy trabajada, pero la incapacidad de mantenerse dentro de una línea argumental sólida y coherente les hizo bajar el nivel.


La Traviata.
Tercera el año pasado y enclavada en el ecuador de la fase, La Traviata estaba llamada a marcar un punto de inflexión en la noche. Y los de Josechu Álavarez, sin brillar de manera deslumbrante, no defraudaron. Primero con un logrado disfraz de vikingo y una entrada que permitieron poner a la grada en la mejor disposición posible, luego por su peculiar potencia coral, y finalmente por dos temas equilibrados que permitieron a los de El Toscal marcar diferencias con el resto. Aprovecharon su fantasía en el primero de ellos para poner en escena unos vikingos que llegan de vacaciones a la Isla. Notables juegos de palabras ("vine con armas porque con Fred Olsen te clavan" y "el vikingo de mechada"), antes de abordar una temática más ácida (los cuernos de Gladis de León a Javier Torres por el diseño del escenario, y también por el cartel). Se suben a su barca vikinga para cargar, a vista de pájaro, contra las deficiencias de Santa Cruz. Fueron de un lado a otro, pero siempre anclados en su línea argumental primigenia. Conectaron cuando nombraron a Calatrava, pero lejos de aumentar su intensidad en su final (y como en ellos es costumbre y casi ADN) ofrecieron un epílogo casi inocuo sobre los piratas (Zerolo y Hayek) de Las Teresitas. Parecía que el vikingo había depuesto sus armas.

Propusieron algo diferente, con la visión que les permite un dron, en su segunda canción. Sacudieron a los políticos que solo van a los concursos donde hay tele, pero en cambio forzaron demasiado para recrear un encuentro entre Clavijo y Patricia Hernández y los elementos a modo de deficiencia que extrajo de su mochila el presidente (urgencias pediátricos en el Norte o el dinero para los dependientes), y tampoco terminaron de llegar con una parodia a la omnipresencia de Efraín Medina (un remake lo que fue en su día con Ángel Llanos). Sí fueron capaces de levantar a la grada en un canto a la esencia murguera en su centenario ("no somos grupos corales") antes de que su dron se disparatara para ir de un lado a otro tratando de tocar la fibra, algo que sí lograron en su oda final al Carnaval. Sin llegar al nivel que han exhibido en fases anteriores, La Traviata marcó un antes y un después en esta primera eliminatoria.


Chinchosos
Quintos de la fase, definitivamente estos Chinchosos no logran ni acercarse a lo que llegaron a ser (al menos con el mismo nombre) en su momento. En una constante búsqueda de un correcto camino que les rescate de la penumbra (y con buena parte de la afición enfilando la salida), los de Lolo García ya avisaron de sus limitaciones y su irremediable involución con su "Soñé", cada vez más degradado en relación con el original. Opostaron de entrada con un particular 'Chinchoconcejal de Fiestas', pero como sucede con la murga, el tema no tuvo un mínimo de identidad. Y es que el grupo hablaba en boca del político como tan pronto lo hacía desde la vertiente del propio murguero para abordar asuntos como el trato a la cantera carnavalera, las limitaciones de los grupos en el Coso y los homenajes a figuras como Charlot y Enrique González. El tema nunca tuvo una base sólida y, mucho menos, brillantez musical.

En el más difícil todavía, Chinchosos se tiró a la vertiente deportiva con su 'Chincho Running' a modo de maratón por las calles de Santa Cruz. A priori, y casi sin querer, se venía a la mente el tema de La Traviata, pero la comparación (como con lo que estuvo sobre las mismas tablas apenas minutos antes) iba más allá de lo odioso. Todo en uno, Chinchosos (y sin atrezzo alguno que le diera algo de realce a la canción) mezcló un infructuoso intento de humor rancio con personajes más que gastados y en las antípodas de la realidad local, caso de Carmen de Mairena, Rambo, Pocholo, Torrente... El abismo respecto a La Traviata fue sideral.


Ni Pico-Ni Corto
El bajón que había sufrido la fase beneficiaba, sobre el papel, a Ni Pico, los sextos de la noche. Sin embargo, los de Carlos Estábanez mantuvieron de rebajas la eliminatoria, y no precisamente por la temática de su primer tema. Su tienda de saldo fue más bien un zoco donde cupo de todo, con estrofas que pasaron sin pena ni gloria y otras más destacadas hilvanando ciertos productos con la deficiente realidad social local. Fue la tercera de la noche en acordarse de Calatrava. Ni Pico mantuvo siempre la misma línea, sin irregularidades manifiestas, pero sin tocar un más allá que le diera un empujón al tema.

Un impulso que sí tuvo la murga en su segunda canción ('¿Y tú qué harías?'), una sucesión de supuestos y sus consiguientes reacciones con toque crítico, irónico y también humorístico, un terreno, este último, casi prohibido en lo que iba de noche. Ni Pico fue fiel a su estilo y, sobre todo, valiente buscando una sonrisa que, sin llegar a la carcajada, sí fue otro aire fresco en una velada por momentos muy densa. Los toscaleros fueron salpicando cada una de sus estrofas con un toquito original ("Si te encuentras a tu mujer con un querido de Unelco, pero es el que paga las facturas, le tapas para que no coja frío"), y también con un tono más serio para criticar que los "los políticos se maman el dinero hace tiempo". El tema discurría de nuevo en el filo de convertirse en unidireccional y hasta monótono, pero ahí Estébanez y los suyos conectaron con la grada gracias a un juego de aplausos en lugar de tortazos, incluida una parte brillante sobre el destape de Eloísa González. Y aunque en un principio esta nueva dirección pareció carecer de garra, fue solo un paso atrás para terminar de despertar a la grada, convencer, darle otra dimensión a la eliminatoria y, a expensas de lo que ocurra con las 14 murgas restantes, opositar para repetir, como reza su entrada, a otros 30 minutos de escenario este sábado.


Jocikudos
Con el reloj ya marcando la una de a madrugada y, ahora sí, prácticamente en familia, Jocikudos mostró una notable fuerza en su entrada. Los de Graci Martín siempre trata, mejor o peor, de proponer algo diferente. Y este año les tocó vestirse de extraterrestres que llegan en busca de vida inteligente. En su variado estudio de los comportamientos sociales, criticaron preocupaciones banales como la telebasura, el fútbol y los videojuegos en lugar de dar revelancia a otros asuntos más importantes como la sanidad y la educación. Tuvieron que lidiar con no pocos problemas de dicción y de melodía, pero salvaron el tema con un contundente final.

Lo que MasQlocas trató con una música, le sirvió a Jocikudos para dedicar toda su segunda canción: su falta de identidad con el Carnaval de Día. Lo que se antojaba como un crítica a la nueva tendencia de la Fiesta, fue abordado por Jocikudos desde una vertiente más distendida que, sin embargo, no terminó de tener la suficiente potencia pese a recrear situaciones bastante reconocibles. Sin la potencia de la dura crítica ni la vis suficiente para provocar una sonrisa, los de Graci Martín se quedaron a medio camino de todo, por mucho que, como en su interpretación anterior, supieron acabar con solidez musical.

La Opinión de TenerifeCarlos García

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