domingo, 12 de febrero de 2017

Zeta Zetas hace magia para ganar

Zeta Zetas toca por fin la gloria. Después de varios años rozando el poste, e incluso viendo premiado con un accésit (2015) sus innovadoras apuestas visuales, el grupo que dirige Javier Lemus pudo, de una vez por todas, saborear las mieles del triunfo en sus menos de 15 años de historia. Y todo pese a tener que aprender a caminar sin uno de los grandes responsables de su impronta actual, David Padilla, que dejara el grupo el pasado año.

Los del mercado del Barrio de La Salud se mantuvieron de nuevo fieles a su sello de ofrecer algo muy distinto, y aunque con su primer tema (una defensa de las mascotas que por momentos pareció un tema de murga infantil) parecieron tirar por tierra buena parte de sus opciones de picar cartón, la murga interactiva sacó las garras y fue más allá para ofrecer algo nunca visto, una simulación (con vídeos grabados) de estar cantando lejos del Recinto. Un impacto que vino acompañado por contenido, ya que las letras, lejos de quedar en un segundo plano estuvieron casi a la altura del truco de prestidigitación propuesto por la murga.

Suficiente para que Zeta Zetas marcara diferencias con el resto de las seis finalistas en una velada que sin llegar a tener un pobre nivel (como el que sí dejó en 2016), no había dejado hasta ese momento una actuación redonda para convertirse en clara aspirante al máximo galardón. Quizá por no verse colmado, el jurado acabó rendido a la magia de los de Lemus.



Detrás, Mamelucos, que pese a no poder revalidar su máximo galardón, sí cuajaron la que posiblemente haya sido la actuación más compensada de la noche. Triquikonas, por su parte, regresa al podio tres años después con un tercer premio tras el segundo de 2014. Segundos en los dos últimos años, Bambones se tuvo que conformar esta vez con un accésit que bien puede saberles a poco.

El hecho de que varias de las favoritas no cuadraran una actuación redonda dejaba abierta la final hasta el último suspiro. Y Zeta Zetas quiso aprovechar la ocasión, sobre todo tirando de la capacidad para innovar que viene demostrando a lo largo de estos últimos años. Tras la espectacular exhibición vocal de Besay Pérez en su entrada, ´Mi amigo fiel´ no preció, sin embargo, el mejor argumento de los de Javi Lemus para optar a cartón. Así, cada componente de la murga subió a cantar asu mascota (de peluche).

Visualmente, la apuesta no parecía demasiado novedosa, y la idea no dio mucho de sí en sus estrofas iniciales en un continuo diálogo (sin apenas chispa) entre el animal y su amo. Pero cuando es de nuevo el murguero el que toma la palabra el tema subió. Un ascenso en sentimiento ya que ZZ tiró de sentimiento para quejarse del maltrato y del abandono animal, así como las restricciones que se les pone a las razas peligrosas cuando "son los dueños los que necesitan el bozal". Por momentos, la letra parecía no tener demasiado lugar en un concurso de murgas, pero Zeta Zetas la cantó con tanta garra que acabó conectando.

Los de Javi Lemus habían dejado para el final su ´más difícil todavía´ dentro de su factoría de inventivas. Y esta vez lo hacían teletransportándose, casi literalmente, fuera del escenario. Lo hizo primero su director, que en un vídeo en las pantallas apareció en varios enclaves de anteriores finales como el Heliodoro y la Plaza de España. Y ya con el tema en marcha lo hizo también el resto de la murga, que quedaba fuera del alcance visual de la grada gracias a unos enormes cartones que los ocultaban.

Así, Zeta Zetas apareció primero (figurantes disfrazados y pintados de la murga) en medio de una grada, y más tarde, y tirando de varios vídeos grabados previamente (con una coordinación casi milemétrica entre los tiempos que cantaban en directo y las imágenes impresas) y que se proyectaron en las pantallas gigantes, se movió a lugares como las escaleras de la Universidad (para denunciar las precariedades en Educación), la Plaza de Toros ("ni la reconozco").

Golpe de efecto quizá menos visual que en otras ocasiones, pero con mayor mérito de realización y, sobre todo, con un contenido más contundente al de años anteriores en este tipo de apuestas por parte de Zeta Zetas. Acabaron con otra genialidad, ya que si bien amagaron con no teletransportarse para decirle "a la cara a Televisión Canaria" el maltrato a los concursos de menos calado ("No me importa si quieres cortarme") y denunciar la "falta de igualdad" hacia las islas menores, volvieron a hacer otro truco. Esta vez rescatando de un vídeo a personas desde su propia casa como representantes de esa dejadez de la cadena. "Una tele que no robe y nos represente de verdad", pidieron como colofón en un broche de oro para un tema que, antes de concluir, tenía ya en pie a toda la grada. Y al jurado también. Un tema que difícilmente podrá ser interpretado de nuevo en otro sitio.


La Opinión de TenerifeCarlos García

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