La Reina ha hablado, ¡larga vida a la Reina! Ana Suárez Álvarez, que el viernes fue elegida Monarca del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, se presentaba ayer por la mañana radiante ante la prensa, aunque confesaba estar aún cansada por el ajetreo de la noche anterior. Una vez pasados los nervios de la gala llega para ella la toma de conciencia de la responsabilidad que supone subirse al trono de la purpurina y las mascaritas. La joven agüimense asegura que durante este año no va a descuidar sus compromisos con las fiestas, pero tampoco piensa dejar atrás sus estudios.
"No he parado de llorar". Ayer por la mañana no habían pasado ni 24 horas desde que los votos de los jurados y del público coronaron a Ana Suárez Álvarez reina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria 2018 y la nueva monarca de las fiestas aún vivía envuelta en una nube de emoción. La candidata de LA PROVINCIA/DLP y La Caja Fría lució en la noche del viernes la fantasía 'A mi manera', diseñada por Josué Quevedo Reyes, y a la mañana siguiente aparecía en el mismo escenario del Parque Santa Catalina radiante, aunque reconocía que con pocas horas dormidas: "Solo tres". Ayer le tocaba vivir su sueño de ser Reina, esa misma ilusión que le acompaña desde que era pequeña, despierta y con los ojos bien abiertos.
La Reina del Carnaval, que en la actualidad compagina sus estudios de Nutrición y Dietética -tiene pendiente retomar los de Medicina- con una asentada carrera como modelo, llevaba pocas horas en el trono cuando tuvo su primer encuentro con la prensa, pero demostró conocer muy bien su papel. Cuando se le preguntaba por las sensaciones que le rondaban la cabeza confesaba estar "todavía en shock", pero sus gestos no lo transmitían: posaba ante la cámara con la naturalidad propia de quien ya está acostumbrada a hacerlo -lleva tres años desfilando en pasarelas como Gran Canaria Moda Cálida- y no esquivaba las preguntas sobre la experiencia de ser Reina y el antes y después que va a suponer en su vida.
Su Majestad Carnavalera recordaba ayer con emoción el día en el que supo que iba a ser candidata: "El diseñador del traje es mi booker en la agencia de modelos y un día me llamó diciéndome que tenía que ir a un casting". La llamada iba acompañada de un correo electrónico que en sus últimas líneas desvelaba la sorpresa: "¿Quieres ser mi candidata?", le preguntaba Josué Quevedo en lo que era una declaración de amor en toda regla entre diseñador y reina. La respuesta ya es historia.
Eso fue hace unos tres meses, tiempo que para Ana se convirtió en una carrera frenética. Desfilar en una pasarela y en el escenario de Santa Catalina tienen poco o nada que ver -"Son dos mundos totalmente diferentes", confesaba ayer- y ella tuvo que entrenarse física y mentalmente para llegar lista a la gala en el mejor estado. Muchas horas de crossfit para poder tirar del traje y otras tantas de pruebas de vestuario en el taller fueron necesarias para lograr alzarse con el trono. Visto en perspectiva, no hay duda: el esfuerzo valió la pena.
El teléfono de la reina no paró de sonar desde que el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo, le entregó el báculo y la corona. Los mensajes se contaban por decenas y centenas, algunos de ellos llegados desde lugares tan lejanos como Hamburgo, donde reside su hermano. "Mi familia es muy carnavalera", reconocía ayer Ana. Al fin y al cabo son de Agüimes, cuna de la tradición carnavalera en la isla, y las fiestas se viven con mucha pasión entre los suyos.
De hecho, este sábado fue algo diferente en casa de los Suárez Álvarez. Su padre se levantó antes que ella para ir a comprar pan artesano de Agüimes y un queque con el que a Ana aún le brillaban los ojos de tan solo recordarlo horas después. Era el desayuno reconfortante que necesitaba la nueva Monarca antes de emprender su primer día de reinado completo, una jornada en la que se sucedieron las entrevistas y que en realidad era solo un anticipo de lo que está por llegar.
Por delante le queda un año de actos festivos y de representación empezando este mismo lunes por la gala drag, un evento al que a la nueva reina le hace especial ilusión asistir. "Siempre he querido venir a verla al parque, pero no podía porque las entradas se agotaban corriendo, pero este año voy a poder verla desde primera fila", cuenta.
No serán jornadas fáciles, porque a la responsabilidad de simbolizar lo mejor de las fiestas la joven tendrá que añadir sus responsabilidades como estudiante, algo que tiene claro que no debe descuidar por muy ganadora que sea. "Tengo que organizarme bien para las clases, pero con alegría todo se puede", asegura.
Tampoco faltará a la Cabalgata del próximo sábado, en la que a buen seguro su impresionante vestido en tonos verde agua, nude y lava -"Me encantan sus colores, su energía y la dedicación que lleva"- deslumbrará a los cientos de miles de personas que llenarán las calles para contemplarla. Ana conoce la responsabilidad, pero está preparada para eso y más: "Quiero llevar el Carnaval por todo el mundo", avisa. Su reinado no ha hecho más que empezar.
Jacobo Corujeira
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