lunes, 12 de febrero de 2018

Un delfín acompaña a los achipencos

El muelle de Puerto del Rosario fue ayer el escenario más divertido para disfrutar del baile de mascaritas. Hasta un delfín hizo acto de presencia ayer a mediodía varado en la playa de la capital ante la sorpresa y felicidad de los vecinos que buscaban un hueco en las rocas para seguir la travesía carnavalera.

El mamífero apareció cerca de la orilla de la playa de Los Pozos pero finalmente cambió de zona ante el ajetreo de embarcaciones en la bahía capitalina. Los agentes de Medio Ambiente del Cabildo Insular acudieron a rescatarlo pero desapareció tras varios saltos y giros en el agua.

Con esta grata compañía arrancó la regata de achipencos que se ha convertido en el acto más multitudinario y participativo del Carnaval de Puerto del Rosario por su humor e imaginación. Miles de vecinos y los turistas de dos cruceros que atracaban ayer en el muelle capitalino disfrutaron del espectáculo en el agua.

Casi medio centenar de artilugios se lanzaron al mar decorados con diferentes fantasías y diseñados con materiales de todo tipo como bidones, garrafas, maderas, neumáticos, sogas e incluso banderas como velas y molinos para navegar con el viento.



Una travesía que derrochó humor, alegría y mucho colorido entre los flotantes que se enfrentaron al embate de las olas. Cansados de remar o pedalear y ante el destrozo de los barquitos comenzaron los naufragios, piratas semiahogados y mascaritas improvisadas se unieron al espectáculo.

Hasta la nieve hizo acto de presencia en el carnaval capitalino con un artilugio blanco decorado con el Teide y Roque Nublo pilotado por el pato Donald y otros personajes animados.

El primero en llegar a la playa de Los Pozos fue la 'Villa de los tres cerditos' y aseguraron que la clave del éxito es "llevar un asadero de pescado humeando en la bahía y unos buenos pedales".

Otras triunfadoras fueron el grupo de mejicanas que llegaron a la orilla con una plataforma elaborada con material reciclado.

Una travesía que derrocha humor e imaginación como los salvapibas, ahogaditos de Fabelo, comerciantes del Mediterráneo Akal, el artilugio de Tropical, la Voz con Papeyo como triunfito y en las sillas giratorias Sergio Orozco junto a dos coaches que fundaron este acto carnavalero.

Navegaron con humor en la bahía el grupo Fuerte Star con José Antonio y otras estrellas majoreras cantando para no marearse, las chonis con ropa tendida, los diez amigos del colegio de las monjas" bajo el lema: no me toques la tunera, el buque de las naciones con Messi, kiss majoreros o el Circo Casalgetoria.

El carnavalero David de León recordó a personajes majoreros ilustres como una tía abuela de Guisguey, y el coronel carrillo, Tictac Citos y grupo Mía.

Uno de los achipencos que hizo aguas y volcó fue el hotel Atlantis y a punto estuvieron las boxeadoras del IES Santo Tomas de Aquino que lanzaron globos de agua al público asistente.

Mantenerse a flote y navegar es el lema de esta regata de achipencos, Artilugios Carnavaleros Hidrodinámicos Impulsados Por Energía No Contaminante (Obviamente) que cumple 21 ediciones consecutivas.

Una esquiadora, Belinda de León, acabó su odisea en el Pirineo catalán "sana y salva" en el muelle de Puerto. En los últimos años grupos de mascaritas, batucadas, murgas y comparsas salen a la venida para que el humor y las parodias se vivan también en tierra firme y siga después en el Carnaval de Día en el paseo de la playa de Los Pozos.

El achipenco del grupo organizador 'Así Andamos' cerró la regata de participantes. El colectivo navegó con una alegoría dedicada al retorno del Jedi y Star Wars majorero. Ellos necesitan 40 días para diseñar su barquito casero, dando una lección de veteranía y creatividad. "Nuestro achipenco lanza humo, agua y hasta polvo talco si hace falta" manifiestan los fundadores, muy orgullosos ante el éxito de participación que derrocha este acto carnavalero tan "singular".

El sol y los 20 grados de temperatura contribuyeron ayer a mediodía al éxito de esta cabalgata navegable, en la que reina la simpatía de los tripulantes y el buen humor.

Las mascaritas se enfrentaron al agua fría, a la brisa marina y al oleaje. Así que después de mucho remar llegó el chapuzón de maquillaje y purpurina. Alrededor salieron a flote los sombreros, pestañas, pelucas y hasta las cholas. Algunos participantes tuvieron que nadar tras encallar contra las rocas y fueron remolcados por los barcos de seguridad.

Dos décadas de historia para este acto festivo que se consolida como uno de los más atractivos del Carnaval en el Archipiélago canario por su originalidad y simpatía.

La Provincia - Diario de Las PalmasItziar Fernández

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