
Junto a esta aficionada de Diablos Locos y vecina de la Cuesta de Piedra, casi medio centenar de incondicionales de Mamelucos, Triqui-Traques y Diablos Locos integran este grupo de aficionados que llevan más de 20 años con esta tradición.
Melanina Yanes, que el año pasado salió con Burlonas y Rumberos, y que tiene a su hija en Pita Pitos -murga infantil que dirige su hermano, Óliver- cuenta que lleva desde que tenía 10 años viniendo a la cola: "Esto ya no es como antes; se han cargado la cola para las entradas. Ya no nos ponen baño ni las murgas vienen a cantar por la noche", se lamenta.
Marina Sánchez, vecina del desaparecido barrio de Los Llanos, mantiene esta tradición desde antes de construirse el parque marítimo.
"Nosotros nos turnamos para entrar a ver los concursos y animamos a todas las murgas por igual. Este año hemos tenido problemas con los seguritas, que no nos han dejado reservar sitios vacíos".
Esta noche celebran una cena "en familia".

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