Con 73 años y una vitalidad a prueba de bombas, Angelita, la presidenta de la murga infantil El Cabito, lleva algo más de medio siglo dedicada en cuerpo y alma al Carnaval de Santa Cruz de Tenerife. Catorce de ellos haciendo trajes para el concurso de disfraces y más de cuarenta con la murga. Todo empezó en el antiguo Cuartel de San Carlos, cuando las ganas de numerosos niños por formar parte de una murga infantil hicieron mella en Angelita.
Se siente orgullosa de que los propios niños la consideren como su madre dentro de la murga. Ha llegado a pasarse prácticamente todo el día en el local, donde ha dormido, comido y hasta pasado la Navidad. Todo con el propósito de tener a punto los disfraces. Intenta buscar la fórmula mágica para que las murgas infantiles no desaparezcan. Y es que Angelita no quiere que el sentimiento murguero se vaya y que la pasión por el Carnaval no desaparezca jamás.
-¿Quién es Angelita en el Carnaval de Santa Cruz?
“La verdad es que mi respuesta no puede ser otra que considerarme un referente para cualquier grupo del Carnaval. Me he pasado toda una vida haciendo esto y no pienso en otra cosa que en el Carnaval de Santa Cruz, sin olvidarme de las Fiestas de Mayo”.
-¿Cuántos años dedicada en cuerpo y alma a los carnavales?
“Uff, me lo pones difícil y fácil al mismo tiempo. Diría que desde que tenía unos 17 años. Con eso y diciéndote que tengo 73 años de edad, el resto te lo dejo a ti para que tú mismo hagas las cuentas [risas]”.
-¿Qué dificultades tuvo a la hora de formar la murga?
“No tuve muchas dificultades cuando surgió la idea de crear una murga, ya que, al momento de fundarla, ya llevaba entre doce y catorce años presentando niños y niñas al Concurso de Disfraces”.
-¿Dónde y cuándo se creó el local? ¿Cómo fueron aquellos momentos?
“Echando la vista atrás creo recordar que fue en el año 1980, siendo el antiguo Cuartel de San Carlos el primer local que tuvimos. Todavía me emociono al volver la vista a aquellos primeros años. Fueron momentos de muchísimo trabajo, ya que entre la gente del barrio del Cabo, los padres y todos los componentes, logramos reformar los desperfectos del lugar”.
-¿Cómo se produjo lo de reclutar a los niños y niñas y de qué manera convenció a sus padres, para obtener su obligado consentimiento?
“Aquello fue de forma muy natural y por propia iniciativa. Fueron los niños los que pedían una murga, pues llevaban bastantes años tomando parte en el concurso de disfraces infantiles”.
-¿De qué año se siente más orgullosa de su murga o han sido muchos buenos?
“De los primeros años, sin duda, pues los niños tenían más ilusión por poder formar parte del grupo. Venían desde que salían del colegio y comenzábamos desde mayo a confeccionar los trajes”.
-¿Y cuáles han sido a su juicio los más duros?
“Tampoco tengo dudas al respecto. Los más duros y llenos de dificultades han sido estos últimos años, ya que los tiempos cambian y las aficiones también”.
– ¿Se considera en la casa de El Cabito como la madre de todos los murgueros que salieron de este lugar?
“Sí, y me siento muy orgullosa. Y no sólo lo creo yo, sino que también ellos me lo dicen, algo que me llena de alegría. Me imagino que esto querrá decir que he hecho bien las cosas”.
-¿Hasta qué punto se ha sacrificado por la murga teniendo en cuenta a su familia, su trabajo y demás ocupaciones?
“Te lo resumo de la siguiente manera: he llegado hasta pasarme prácticamente todo el día en el local. He dormido, he comido y hasta pasado la Navidad allí haciendo los disfraces”.
-¿Le ha valido la pena tanto sacrificio? ¿Por qué?
“Me he sentido muy bien y por supuesto que me ha valido la pena. ¿Por qué? Porque me encanta lo que hago yme gusta el Carnaval”.
-¿Para usted qué es más fácil crear la murga o mantenerla?
“Aquí tampoco tengo ningún tipo de dudas. Crear la murga es lo más fácil, ya que todo es cuestión de ganas, ilusión y que realmente te guste lo que haces. Mantenerla es lo realmente difícil, duro y complicado”.
-¿Qué consejos se atreve a dar a los actuales murgueros y murgueras, con los tiempos que corren, ya que no hay niños y niñas que se presten a salir en las murgas infantiles?
“La verdad es que el principal consejo sería que tuvieran mucha paciencia. Tanto con los niños, como con los padres”.
-¿Qué recomendaciones daría para que no vayan desapareciendo?
“Diría que hay dos aspectos fundamentales. Por una parte, que el sentimiento murguero no se vaya y, por otro lado, que la pasión por el carnaval no desaparezca jamás”.
-¿Cambiaría las bases?
“Sí, por supuesto. Claro que las cambiaría. Establecería dos categorías y tiene una explicación. Sé que no hay niños para tanto, pero una murga llena de niños que son casi como adultos, no es una murga infantil”.
-¿Las incentivaría de alguna manera?
“Hay cosas en las que sí se las podría incentivar, aunque en otras no tanto. Esto es un asunto para debatirlo”.
-¿Qué echa en falta en las murgas infantiles de hoy, en comparación con las de épocas anteriores?
“Te lo puedo resumir de forma breve y con tres palabras fundamentales: espíritu, ganas e ilusión”.
-¿Recuerda cuáles fueron sus primeros disfraces?
“Claro que lo recuerdo. Han pasado muchísimos años, pero de eso no me podré olvidar jamás. Me acuerdo de disfraces como el de payaso malabarista, el payaso de la buena suerte, etcétera”.
-¿Qué primeros instrumentos utilizaban en la murga?
“Pito, cartón, bombo, platillos y cajas”.
-¿Quiénes les confeccionaban los trajes de la murga?
“Eugenia Portugués y los componentes de la propia murga. El Cabito es una gran familia”.
Javier Cabrera
Se siente orgullosa de que los propios niños la consideren como su madre dentro de la murga. Ha llegado a pasarse prácticamente todo el día en el local, donde ha dormido, comido y hasta pasado la Navidad. Todo con el propósito de tener a punto los disfraces. Intenta buscar la fórmula mágica para que las murgas infantiles no desaparezcan. Y es que Angelita no quiere que el sentimiento murguero se vaya y que la pasión por el Carnaval no desaparezca jamás.
-¿Quién es Angelita en el Carnaval de Santa Cruz?
“La verdad es que mi respuesta no puede ser otra que considerarme un referente para cualquier grupo del Carnaval. Me he pasado toda una vida haciendo esto y no pienso en otra cosa que en el Carnaval de Santa Cruz, sin olvidarme de las Fiestas de Mayo”.
-¿Cuántos años dedicada en cuerpo y alma a los carnavales?
“Uff, me lo pones difícil y fácil al mismo tiempo. Diría que desde que tenía unos 17 años. Con eso y diciéndote que tengo 73 años de edad, el resto te lo dejo a ti para que tú mismo hagas las cuentas [risas]”.
-¿Qué dificultades tuvo a la hora de formar la murga?
“No tuve muchas dificultades cuando surgió la idea de crear una murga, ya que, al momento de fundarla, ya llevaba entre doce y catorce años presentando niños y niñas al Concurso de Disfraces”.
-¿Dónde y cuándo se creó el local? ¿Cómo fueron aquellos momentos?
“Echando la vista atrás creo recordar que fue en el año 1980, siendo el antiguo Cuartel de San Carlos el primer local que tuvimos. Todavía me emociono al volver la vista a aquellos primeros años. Fueron momentos de muchísimo trabajo, ya que entre la gente del barrio del Cabo, los padres y todos los componentes, logramos reformar los desperfectos del lugar”.
-¿Cómo se produjo lo de reclutar a los niños y niñas y de qué manera convenció a sus padres, para obtener su obligado consentimiento?
“Aquello fue de forma muy natural y por propia iniciativa. Fueron los niños los que pedían una murga, pues llevaban bastantes años tomando parte en el concurso de disfraces infantiles”.
-¿De qué año se siente más orgullosa de su murga o han sido muchos buenos?
“De los primeros años, sin duda, pues los niños tenían más ilusión por poder formar parte del grupo. Venían desde que salían del colegio y comenzábamos desde mayo a confeccionar los trajes”.
-¿Y cuáles han sido a su juicio los más duros?
“Tampoco tengo dudas al respecto. Los más duros y llenos de dificultades han sido estos últimos años, ya que los tiempos cambian y las aficiones también”.
– ¿Se considera en la casa de El Cabito como la madre de todos los murgueros que salieron de este lugar?
“Sí, y me siento muy orgullosa. Y no sólo lo creo yo, sino que también ellos me lo dicen, algo que me llena de alegría. Me imagino que esto querrá decir que he hecho bien las cosas”.
-¿Hasta qué punto se ha sacrificado por la murga teniendo en cuenta a su familia, su trabajo y demás ocupaciones?
“Te lo resumo de la siguiente manera: he llegado hasta pasarme prácticamente todo el día en el local. He dormido, he comido y hasta pasado la Navidad allí haciendo los disfraces”.
-¿Le ha valido la pena tanto sacrificio? ¿Por qué?
“Me he sentido muy bien y por supuesto que me ha valido la pena. ¿Por qué? Porque me encanta lo que hago yme gusta el Carnaval”.
-¿Para usted qué es más fácil crear la murga o mantenerla?
“Aquí tampoco tengo ningún tipo de dudas. Crear la murga es lo más fácil, ya que todo es cuestión de ganas, ilusión y que realmente te guste lo que haces. Mantenerla es lo realmente difícil, duro y complicado”.
-¿Qué consejos se atreve a dar a los actuales murgueros y murgueras, con los tiempos que corren, ya que no hay niños y niñas que se presten a salir en las murgas infantiles?
“La verdad es que el principal consejo sería que tuvieran mucha paciencia. Tanto con los niños, como con los padres”.
-¿Qué recomendaciones daría para que no vayan desapareciendo?
“Diría que hay dos aspectos fundamentales. Por una parte, que el sentimiento murguero no se vaya y, por otro lado, que la pasión por el carnaval no desaparezca jamás”.
-¿Cambiaría las bases?
“Sí, por supuesto. Claro que las cambiaría. Establecería dos categorías y tiene una explicación. Sé que no hay niños para tanto, pero una murga llena de niños que son casi como adultos, no es una murga infantil”.
-¿Las incentivaría de alguna manera?
“Hay cosas en las que sí se las podría incentivar, aunque en otras no tanto. Esto es un asunto para debatirlo”.
-¿Qué echa en falta en las murgas infantiles de hoy, en comparación con las de épocas anteriores?
“Te lo puedo resumir de forma breve y con tres palabras fundamentales: espíritu, ganas e ilusión”.
-¿Recuerda cuáles fueron sus primeros disfraces?
“Claro que lo recuerdo. Han pasado muchísimos años, pero de eso no me podré olvidar jamás. Me acuerdo de disfraces como el de payaso malabarista, el payaso de la buena suerte, etcétera”.
-¿Qué primeros instrumentos utilizaban en la murga?
“Pito, cartón, bombo, platillos y cajas”.
-¿Quiénes les confeccionaban los trajes de la murga?
“Eugenia Portugués y los componentes de la propia murga. El Cabito es una gran familia”.
Javier Cabrera
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