La temperatura, a la espera de la llegada de la temida calima anunciada por Meteorología, era anoche todavía fresquita y convenía abrigarse, sobre todo porque las actuaciones mantendrían a los espectadores varias horas en la plaza de San Juan, escenario elegido este año para los actos del Carnaval.
Pero mereció la pena quedarse sentado o de pie, según la disponibilidad, desde las 20.30 horas hasta bien pasada la medianoche porque las ocho primeras murgas que subieron al escenario mostraron todo su ingenio e ironía para cantar las cuarenta a quienes deben resolver los problemas de la ciudadanía y también a los asuntos que, año tras año, continúan preocupando a murgueros y no murgueros. El paro, la situación política, la crisis y sus efectos u otras inquietudes se representaron en el sencillo escenario instalado en el barrio administrativo de Telde, que tendrá repetición hoy con la actuación de otras seis murgas, al caerse del cartel Las Susulinas y Los Legañosos, según confirmó el edil de Festejos, Juan Martel.