–¿Aún en una nube?
–Pues sí, todavía. Ha sido un subidón demasiado fuerte. Trabajamos para hacerlo lo mejor posible y lo logramos. Parece que se alinearon los planetas. Han sido dos días de ensueño pese los nervios debido a la espera por cantar. Pero vale la pena, es algo único.
–¿Realmente confiaban en hacer algo tan grande?
–Cojos no íbamos. Estábamos bien preparados, con cuatro temas diferentes y la mayoría novedosos. Fuimos a competir con buenas bazas y cuando terminamos de cantar vimos que muchos nos decían que entrábamos en los premios... Desgraciadamente las últimas finales en Santa Cruz no han estado al nivel esperado.
–¿Qué hubiera pasado si hubiesen metido los feriantes en la final? ¿Pecaron de conservadores?
–Visto ahora, igual... Pero creíamos que el de Una ovación por su gestión podía gustar en Santa Cruz. Además, sabíamos que tanto los moteros como los feriantes iban a estar condicionados por el escenario del Heliodoro.
–Tras cantar en tantos recintos durante estos años, ¿con cuál se queda?
–Con mi Polideportivo de San Agustín querido. Pero de todos los sitios en los que hemos cantado, me quedo con la Plaza de España de finales de los 80 y comienzos de los 90. Era un lugar entrañable.
–¿Les dio tiempo de pensar que si no hubieran ganado en el Norte no podrían repetir en Santa Cruz en 2013?
–Entre el viernes y el sábado no, pero sí era una especie de miedo de querer volver y saber que ganar en el Norte es cada vez más complicado. Por eso pasé por una sensación desagradable al llevarte un segundo y no poder ser libre para celebrarlo. Hubo una represión que no explotó hasta lograr el primero del Norte.
–¿Cómo se controla esa euforia para llegar en condiciones a la final del Norte?
–A los chicos se les dijo que disfrutaran, pero el que no estuviera en condiciones no subía a cantar. Pero cumplieron.
–¿Se ven capacitados para volver a competir con garantías el próximo año en Santa Cruz y demostrar que lo de este concurso no fue casualidad? ¿Cuál es el techo de su murga?
–No sé. Hay años en los que las ideas cuadran y otros en los que tienes que recurrir al más de lo mismo. Espero no llegar muy pronto a este techo porque ahí es cuando comienza la incompetencia de alguien. Es algo a lo que le tengo respeto; y el día que yo deje de vibrar y sentir nervios abandonaré las murgas en activo.
–¿Es el trabajo el único secreto del éxito de Trapaseros?
–La fama cuesta. Hay respeto, trabajo, humildad y democracia porque a todos nos cuesta. Esas son nuestras máximas. Este año dos componentes no pudieron cantar por haber conseguido un trabajo. Ojalá la murga tuviera que desaparecer porque todos sus componentes encuentran trabajo. Esto es un hobby.
–¿Y si tras su confirmación en la capital les proponen tener plaza fija en su concurso pero renunciando al del Norte, que harían?
–Perfecto, perfecto, perfecto. No es que no queramos participar en el Norte, pero es que su concurso está muriendo. La gente quiere la ley del mínimo esfuerzo y parece que se da prioridad a la recaudación. Todo es muy meticuloso, no se puede llevar lo más mínimo de publicidad, el número de componentes que suben a cantar está controladísimo... Es un estrés y un agobio; no hay libertad. Lo de ir a Santa Cruz es algo que tengo en la cabeza desde finales de los 80, cuando estábamos en los Tales y Cuales, y este deseo se ha ido haciendo realidad poco a poco...
–Habla de un concurso en decadencia. ¿Las polémicas que acompañaron a las fases son culpables de ese paso atrás?
–Evidentemente. Que si Tiralenguas cantó con un menor, que si Ni Pa Tanto criticó al concurso. ¿Es que la organización es intocable? ¿No puede haber autocrítica? También se dijo que Trapaseros subimos a más componentes de los permitidos. Somos el objetivo y por eso respetamos las bases al dedillo. Pero lo que no entiendo es que no se permita subir a cantar a más gente, pero en cambio sí se deja actuar a murgas con 20 componentes. ¿Qué es mejor para el espectáculo del que paga una entrada? Después de 20 años veo el concurso algo estancado.
–Le noto convencido de querer emigrar...
–Particularmente aceptaría sobre la marcha por todo. Por nivel, futuro de la murga, crecimiento, preparación, obligación...
–¿Y no cree que esa decisión puede sentar como un desprecio en el resto de murgas del Norte?
–Para nada. Yo soy del Carnaval, algo que no tiene sexo, ni color, ni municipio; nadie es dueño del Carnaval. Como si tengo que ir a concursar a Las Palmas, aunque hay gente que no lo entienda. Soy de Los Realejos y seguiremos cantando en nuestro pueblo, pero estamos hablando de competición.
–En este sentido, ¿Serenquenquenes debe ser un espejo en el que mirarse?
–No solo Serenques; el sistema de concurso de Las Palmas es ideal. Es que si analizas los concursos de Santa Cruz, ves que buena parte de los premios se las llevan grupos que no son de la capital. Nosotros ya intentamos inscribirnos en 1997, sin recibir subvención, pero Dámaso Arteaga nos llamó y nos dio largas aduciendo que el resto de los grupo no quiso. Pensamos en ir a un juzgado, ya que se trataba de algo anticonstitucional, pero preferimos no pelear. A partir de ahí se acordó que la ganadora del Norte viniera a concursar.
–¿Molesta que se le compare con Bambones?
–Mucho, muchísimo, y a veces llega a ser cansino, aunque resulta un halago que nos comparen con ellos. Lo de tener a Julio Alexis como director musical es algo que surgió, nunca se le fue a buscar. Si fuera por mí, habría ido a buscar a Víctor Asencio de Diablos Locos, pero se nos abrió la puerta de Julio. Ahora estamos orgullosos de él y podemos decir que es alguien de los nuestros.
–Pero precisamente por ese motivo es casi lógico que se les compare...
–Sí, es lícito y entiendo a quien lo dice. Pero duele porque él solo monta las letras y nosotros hacemos las letras y las parodias. Yo grababa las cintas en un caset desde el 86 y creo que eso nos ha permitido coger algo de todas las buenas. Incluso el año pasado una música que escogimos le gustó a Julio y se la llevó para Bambones. Como ejemplo, puedo decir que este año Trapaseros ha sacado cuatro melodías inéditas, hechas por un componente, mi mano derecha, Ragüel Chavez, que seguramente saquen otras murgas en 2013. Las reconoceremos y no diremos nada.
–Hablan maravillas de él...
–Es muy, muy bueno y el responsable de casi todas las parodias que hemos hecho. Tiene ilusión y desparpajo, y me gustaría que se reconociera su trabajo, al igual que el de Juan Carlos, el que hizo de sargento en nuestra canción del ejército. Yo solo soy una pieza más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario