Comprende Afonso que el nombre del premio puede inducir a confusión. "No es una obligación darle el Criticón a la letra que más critique a una institución o a un político, sino que en ocasiones, como la de este año, se valora el contar aspectos de la vida cotidiana que nos rodean a todos", aclara el presidente del jurado, para el que "lo más fácil es decir las cosas directamente, pero ese no es el verdadero espíritu murguero". "Poner a parir a la gente no es criticar; es más, cuando una letra tiene palabras malsonantes ya nos olvidamos de ella", añade al respecto.
Para el que fuera uno de los impulsores de este galardón, el reconocimiento a Triquikonas "es supermerecido" y descarta que sea "una compensación por no haber recibido premio en el concurso". "Esa es la sensación que se tenía en los primeros años, pero en el debate del lunes dejamos claro que no íbamos por ese camino". "Varios años ha coincidido el primer premio de concurso con el Criticón y no se ha dicho nada", puntualiza.
De corte eminentemente humorístico, Quinquiañeras no supone, sin embargo, un hito en el Criticón, toda vez que en sus 28 años de historia ha habido algunas canciones del mismo corte galardonadas con este prestigioso premio. "En todo este tiempo se ha valorado también el humor, como ocurrió con El Terremoto II de Mamelucos en 1990, y con La Foca de Ni Picas, en 1994", señala Afonso sobre una corriente a la que habría que añadir Experimento Murguero de Diablos Locos en 1998.
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