Muchas incógnitas quedan por despejar. La final del concurso de murgas que se celebra hoy en el Recinto Ferial (20:30 horas) se presenta como una de las más abiertas de los últimos años. El abanico de posibilidades se sustenta en el cambio de puntuación (se suma la nota de la fase y de hoy), el desconocimiento de la nota de las eliminatorias y el repunte de algunos grupos que o bien parecían aletargados en los últimos carnavales, o que tratan de hacerse con un hueco entre la élite. El sorteo del orden de actuación ha deparado que Bambones se suba a las tablas en séptimo lugar, lo que debe impedir, en teoría, que la final se convierta en desbandada general tras su ecuador.
Desde un teórico segundo escalón partirían Triqui Traques, que combinará también una letra crítica –con temática novedosa– con otra de su particular estilo. A este carro habría que añadir a Triquikonas, por tercer año seguido entre las mejores. "Creo que tenemos una muy buena final y podemos gustar bastante", apunta su máxima responsable artística, Almudena Domínguez, para la que, sin embargo, "eso de los premios sigue siendo palabras mayores". De nuevo, como en fase, arrancarán con crítica y tratarán de repetir efecto humorístico yéndose al gimnasio.
Sin tanta presión a la cita de esta noche llegarán Guachipanduzy y Burlonas. Los primeros regresan a la lucha por los premios tras cinco años de ausencia. "Después de varias ocasiones en las que nos quedábamos a tres décimas esta vez nos lo tomamos sin presión", relataba ayer el director Luis Mariano González, que en el momento del veredicto "estaba durmiendo". Las otras féminas serán fieles a su estilo crítico. "Que nadie espere que hagamos humor", apuntaba ayer Adela Peña, para la que "el nuevo sistema puede beneficiar a las chicas por lo que se ha visto en fase". Tampoco tiene mucho que perder La Traviata, que se presenta con dos letras de José Antonio González. "Son temas críticos, pero no comerciales como los de la fase", reconoce Josechu Álvarez.
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