martes, 14 de febrero de 2012

Fernando Ballesteros admite que la final de murgas puede volver al Recinto Ferial en 2013

Regreso al pasado. A pesar de que la valoración por parte de Fernando Ballesteros –concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Santa Cruz–, sobre la última final del Concurso de Murgas resulta positiva, todo apunta a que la cita del próximo año se desarrollará íntegramente en el Recinto Ferial, escenario en esta ocasión de solo las tres fases eliminatorias. Las dos experiencias vividas en el Heliodoro Rodríguez López no han convencido en absoluto a los murgueros, que prefieren sacrificar un aforo mayor en favor de la cercanía de la grada y la garantía de ofrecer a sus incondicionales el sonido acorde con uno de los eventos más seguidos en el Carnaval. "Puede haber un replanteamiento", señaló ayer el edil chicharrero sobre este tema.


Ballesteros esperará ahora al término de las carnestolendas para abordar dicho asunto. "Cuando acabe el Carnaval lo ideal sería que nos sentáramos todas las partes, cambiáramos impresiones y que los murgueros nos planteen sus preocupaciones. A partir de ahí se tomará una determinación; no creo que haya demasiado problema en volver al Recinto Ferial", señaló en este sentido el político del Centro Canario Nacionalista, antes de reafirmarse en esta hipótesis. "No existe ningún empeño personal en mantener la final en el Heliodoro y sabemos que debemos estar abiertos al diálogo y a lo que nos digan los grupos", añadió al respecto, consciente también de que el no haber alcanzado el lleno pone de manifiesto la necesidad de recuperar un aforo algo más reducido.

La lluvia y el sonido

En relación a lo vivido el pasado viernes en un espectáculo que congregó a unos 16.000 espectadores y que se prolongó hasta las tres de la madrugada, Ballesteros se mostró contento por lo acontecido en la final. "Mucha gente salió satisfecha y yo, personalmente, he recibido un gran número de felicitaciones de bastantes espectadores que se lo pasaron estupendamente", indicó ayer el máximo responsable del área de Fiestas en el ayuntamiento capitalino, que a nivel global califica "con la puntuación máxima" el desarrollo del concurso. "Repito que el público se divirtió muchísimo, y además se produjo una cuestión que no sucedió el año pasado, y es que se quedó un gran número de aficionados a presenciar las actuaciones de las últimas murgas y a conocer el veredicto del jurado", explicó.

No esconde Ballesteros, sin embargo, que hubo algunos aspectos que limitaron en ciertos sentidos la final del pasado día 10. Uno de ellos fue el climatológico. "La verdad es que temimos que empezara a llover, un condicionante que debes barajar cuando realizar un espectáculo de masas como este y además al aire libre", explica el concejal chicharrero. "Sin embargo", continúa, "estuvimos siguiendo durante dos semanas y de forma constante diversas páginas especializadas en meteorología y todo apuntaba a que no llovería". "Finalmente cayeron algunas gotas, pero se pudo seguir adelante sin problema alguno", añadió.

Pero frío y lluvia al margen, el centro de todas las críticas, tanto por parte de los espectadores como de los propios murgueros, radicó en el sonido. La organización se afanó por corregir los errores acontecidos en la primera experiencia del Estadio, cuando durante buena parte de la final la audición no llegó correctamente a los espectadores. Sin embargo, la ausencia de público en las gradas más alejadas del escenario originó esta vez una serie de problemas que se hicieron notar en el resto del Heliodoro, e incluso en el escenario por culpa de un molesto eco. "Se produjo un efecto rebote, pero también hubo sitios en los que las canciones se oyeron perfectamente. A nivel general la audición fue buena, mejorando bastante respeto al año pasado", señaló el concejal para recalcar por último que "el hecho de no llenar Anfiteatro ni General de Pie fue el causante de dicho problema".

La Opinión de Tenerife  Carlos García

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