miércoles, 12 de febrero de 2014

La Traviata manda a parar

Tercera fase del concurso de murgas adultas del Carnaval de Santa Cruz 2014Llegó La Traviata y mandó a parar. En una tercera fase completa (seguramente la más compensada de las vividas hasta la fecha), el grupo de Josechu Álvarez dio un golpe sobre la mesa para marcar diferencias con el resto. Lo hizo especialmente con su segundo tema centrado en las señales de tráfico a las que los de El Toscal sacaron todo el jugo. Crítica e ironía, garra y algún que otro toque de humor se mezclaron en una canción de nota y que lleva el sello de Carlos Casanova, debutante en esta formación.

La Traviata manejó al recinto y seguramente al jurado a su antojo, los hizo acelerar, frenar y cambiar de sentido para brillar con luz propia. También brilló, gracias a las luces fluorescentes, Zeta Zetas, con una puesta en escena magnífica de un monigote al que no le cupo, por hechuras, demasiada letra. Triqui Traques pareció cantar por momentos lastrado, pero fue de menos a más, algo parecido a lo que le sucedió a Marchilongas, con una actuación sobria a la que le faltó un remate más potente. Tras con Tras mejoró y cumplió el expediente.

Marchilongas

Las primeras de la noche, Marchilongas, fueron fieles a sus tradiciones, con su pasacalles contagioso y la descripción para los ciegos de su disfraz de gánster. Sólidas desde el primer momento, fruto de la continuidad de un grupo que trasmites ansias de superación un año tras otro. A falta de inspiración para escribir, salieron a la calle a la calle como hilo conductor de su primer tema huir de tópicos e intentar ser original. Cada situación les generaba la crítica de otro tema. Un cartel de los pitufos sirvió para ironizar sobre la estatura del alcalde Bermúdez; un pañuelo rosa les sirve para reclamar "más dinero para sanidad" y "menos fotos y cuentos". Parodia con el wasap antes de meterse en el mercado y llamar "falso y traidor" a Paulino Rivero de una forma algo forzada. Pullita a los canariones ("una banana y un pepino es lo que inspira a los vecinos") y crítica sobre la ilegalidad de algunas terrazas de bares en la capital frente a la dureza que se emplea con los guachinches. Trataron el cierre de pequeños comercios, el CD Tenerife y la educación antes de que por fin les llegara la inspiración en febrero, con guiño incluido a Triquikonas "mi rival, que algo mereció ganar" el año pasado. Pese a haber advertido que no acabarían así, su final fue "¡¡Carnaval, Carnaval!!".
En su segundo tema, Entre sombra y sombra hay cosas que me asombran las de Keila Jerez demostraron un mayor coherencia, e incluso mayor originalidad que la primera canción. El libro Cincuenta sombras sobre Grey le sirve para usar sus juguetes sexuales para criticar. Les dan bolas chinas al jurado para que puntúe con alegría, meten a los políticos en el cuarto de castigo ("porque nos mienten jugando con el pan de mucha gente"), le ponen las esposas a un Urdangarin que "aparentaba ser un hombre serio" y admiten ser también parte del juego y tener "los ojos tapados". "Dicen que el paro baja, pero hay despidos por todos lados, y si te llaman para un trabajo es sin contrato" añaden antes de cerrar el libro y "disfrutar del Carnaval". Potentes, sin un solo pero en el apartado musical, y con sendos finales arriba, sobre todo el del segundo tema. Sin embargo, las faltó algo, una chispa, un cambio de sentido, para terminar de explotar.

Zeta Zetas

La crisis no ha sido óbice para que Zeta Zetas siga siendo de las murgas más elegantes. Su contundencia vocal está fuera de toda duda, y a la altura de las más grandes. Anoche, en su afán de sacarse la espina del pasado curso, volvieron a innovar. A los de David Padilla hay que reconocerle que siempre se ha preocupado por hacer cosas diferentes, con mejor o peor resultado, pero trazando un camino muy particular. Y ayer le tocó a su monigote, al que tuvieron que guardar el pasado año y con el marcaron diferencias en esta fase, al menos en el apartado visual.

En su segundo tema de la noche se convirtieron en un "garabato imperfecto" fluorescente (con tronco y cabeza), al que realzaron con la oscuridad del escenario, y también con unas gafas 3D, aunque el presupuesto solo les alcanzó para el jurado y su afición? Reconocieron tener "menos luces que un murguero canarión" y enseñaron una particular ´cola´, todo en medio de perfectas coreografías, impolutas en la coordinación. "Soy el hombre neón, si una piba me pide venir me pongo en ON", dijeron, aunque por momentos hubo más movimiento y contracantos que letra. Original el cambio de sentido mostrando otros monigotes como el de los carteles de obra, los baños, los semáforos y las papeleras antes de despojarse de su atuendo para ponerse serios. Giro de 180 grados que chirrió en una radiografía de la sociedad, aunque al final Zeta Zetas solventó el derrapaje: "Si no pones remedio, un monigote serás de esta puta sociedad. Con más o menos contenido, los de David Padilla sorprendieron, fueron diferentes, y levantaron a la plaza.

Antes, Zeta Zetas dedicó un tema por completo al ministro Wert. Apuesta arriesgada por el recorrido y lo repetitivo respecto a lo días anteriores, pero los de La Salud no se quedaron en la simpleza. Monotema sobre la educación, salvo los dos preceptivos viajes al jurado. ZZ lleva muchos años pendiente de los que califican. Cuando se olviden de ellos dará un paso más. Crítica a la estructura del sistema en una "educación va pa´tras", donde "un alumno es mercancía" y se hacen "reformas mientras nadie está pensando en el futuro". Ritmo vertiginoso y sin respiro. Canción muy centrada en Wert (alejada por momentos de una temática más popular) pero con potencia y profundizando en problemáticas como "el acoso escolar" y "la discapacidad". ¿Suficiente para estar en la final?

Triqui Traques

Reválida para los terceros de la noche, que tras varios años sin premios se han puesto en manos de Airam Bazzocchi. Los de La Noria parecieron como capados, más oscuros que de costumbre en su musicalidad, pero poco a poco se fueron quintando la mordaza para acabar pletóricos. Los de Óscar Gómez arrancaron con un almanaque que ya ellos mismos advirtieron no tendría "orden ni nada". Excusa banal para una grande. Intercalaron humor, ironía y crítica. Un tono más distendido para comerse las uvas el 31 de diciembre mientras pedía deseos; otro más serio con el 30 de mayo, "el día de Coalición Canaria", aunque con marcado acento singuango, por música y temática. Con el 28 de diciembre simularon algunas inocentadas ("Rajoy dimitió" y "Triquikonas el jurado premió". Imprimieron fuerza en sus tres últimas fechas: 21 de diciembre con el Telemaratón de Artiles ignorado por la TV Canaria; el 15 de agosto, para tratar los peligros de peregrinar a Candelaria y unos políticos que "intentarán politizar nuestra religión"; y el 14 de febrero para reconocer que se sienten "enamorados del Carnaval". La falta de puch en el contenido la solaparon con una potencia sobresaliente.

Triquis fue más Triquis en su segunda canción, una parodia entre padre e hijo, "Juan, el grande y Juan el chico", con la mitad del grupo (uno por micrófono) de rodillas haciendo de niño. Dentro de una dualidad ya vista años atrás, los de La Noria plantearon un desarrollo diferente, con mayor brillantez cuando ambos personajes mantenían un diálogo, con un punto álgido, cuando el niño dice que quiere ser igual al padre en todo menos en ser de los Triquis. "Mi vida es ser un bambón". Tras un homenaje a Charlot ("un chicharrero de corazón") como "memoria de aquel carnaval sencillo que hoy está a la deriva", criticaron a la Educación, antes de un buen golpe sobre la estatura de Bermúdez: "parece un compi de la guardería". Momentos frescos y con chispa antes de variar el registro y exigir los mismos derechos para padres y madres en la custodia compartida. Camino cargado de emotividad y que ganó en garra cuando dijeron que "cuidar un hijo cuesta un riñón" y es "un artículo de lujo". Mucha fuerza y sentimiento que caló en la grada. Con temáticas similares, marcaron diferencias abismales con los Chinchosos del domingo.

Tras con Tras

Las de Melca Barrera evidenciaron, desde sus primeros acordes, una marcada mejoría musical respecto al año más pasado. Más potencia y seguridad. Con Malestar social apostaron fuerte por una temática quizá algo farragosa para un solo tema y aunque por momentos parecieron ser repetitivas, en el cómputo global salieron airosas. Su canción pivotó, durante muchos minutos, sobre la eliminación y el retraso en la concesión de las ayudas sociales, con una diana clara, una consejera Inés Rojas que "no tiene vergüenza" y que después de seis años de crisis "sigue sin haber un plan". Crítica algo extemporánea a los bancos antes de focalizar las deficiencias y el "poco control" de estas ayudas sociales por parte del Ayuntamiento de Santa Cruz. "Con mis impuestos no se pagan deudas de empresas privadas", en referencia al agujero dejado por Mararía y recordar "los maratones de alimentos" como único sustento". En definitiva, la murga habló de "un estado que está en emergencia social".

En su segundo tema, Tras con Tras visita a un doctor que utiliza de psicólogo para desahogarse de diversos los problemas que no deberían darse en democracia, un batiburrillo donde se abordan, "las fortunas en paraísos fiscales", el cierre de asilos y el rescate de los bancos dentro de "un mundo perfecto e irreal" para los gobernantes, mientras daban tumbos de un asunto a otro para asumir su parte de culpa. Supieron mantener el temple a la perfección cuando les falló la batería para confirmar en su final el progreso musical que han evidenciado.

La Traviata

En una fase más corta de lo habitual, con la plaza relativamente fresca y con la posibilidad de subir el nivel respecto a sus predecesores sobre las tablas, La Traviata dio un golpe de efecto. Con presencia de Lolo Tavío en el apartado musical y con la llegada de Carlos Casanova para darle un giro a sus letras, los de El Toscal, pusieron un cierre de matrícula. Fueron de menos a más para terminar con el recinto a sus pies fruto de su fuerza musical (nada nuevo) y también de una marcada originalidad en su contenido, especialmente el segundo, el de las señales, recurrente y bien hilvanado. Suficiente parea sobresalir por encima del resto de ayer, y por qué no, de los demás grupos de las dos primeras fases.

También buscaron ser diferentes en su primer tema, Juego de palabras, en el que exprimen el "extenso vocabulario" del castellano. Sucesión de refranes, frases hechas, con alguna que otra puya sobre los canariones. Pasan a la ironía, para "dar gracias a Paulino por gobernar Canarias con calidad", antes de repasar los acentos de las distintas islas. Buena elección musical dentro de una inversión de sílabas y de enlace de frases por medio de su última palabra. Bajón por la obligada comparativa con Diablos y Bambones años atrás. Pecata minuta por el ritmo y por un grupo que sonaba como un cañón.

Traviata dio varios pasos adelante con su segundo tema, anclado en las señales que nos encontramos caminando por la vida. Desde la única dirección que "ha marcado Coalición" y los diversos giros, hasta sentirse "atrapado dando vueltas en una rotonda". Los de Josechu Álvarez explotaron al máximo el código de circulación, con varias prohibiciones y una comparativa de las velocidades con situaciones cotidianas pasando desde los 50 km/h hasta los 120 "cuando la crisis me hizo parar" y ahora es peatón. Repertorio equilibrado que aumentó en potencia con el viaje a los políticos por no pagar entradas en los concursos y un aviso elegante para el jurado. Final sublime con un stop con el quisieron detener toda serie de injusticias. Última señal hasta que el 12 de marzo acabe el Carnaval. Una obra perfecta para meter los dos pies en la final.

A por la Cuarta Fase
Hoy veremos en la Cuarta Fase a otras seis murgas: Los Que Son Son, Los Diablos Locos, Burlonas, Hechizadas, Ni Pico Ni Corto y Los Rebotados.
La Opinión de Tenerife
Carlos García

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