Tras una primera fase con muy pocas cosas rescatables y que acabó siendo eterna (por calidad general y por ser nueve murgas las que subieron al escenario), la segunda eliminatoria del Concurso de Murgas Adultas demostró que el formato de tres previas es posible a poco que los grupos expongan algo de calidad. Y al contrario que el lunes, el ecuador del certamen dejó equilibrio. Ninguna actuación para el recuerdo, pero sí varias sorpresas, como la de Desbocados, que ha asimilado un año de transición para hacerse fuerte y dar un paso al frente para tocar con fuerza en la puerta de la clase media. O la de Klandestinas, que en su estreno ofreció seguridad, buenas voces y letras con mucho contenido. Entre las grandes, Mamelucos cuajó una actuación sobria, con voces y musicalidad de lujo, y supo vender dos temas serios. Sin estridencias, pero suficiente para destacar. Tampoco falló Trapaseros, que expuso dos ideas diferentes a lo rutinario para cerrar a lo grande la fase. Antes, Triquikonas estaban llamadas a reventar la fase, pero esta vez su humor patinó. Pero precisamente eso, su propuesta fresca en medio de ladrillos críticos, se agradece y debía ser argumento de sobra para meterse anoche entre las ocho primeros. No fue, ni de lejos, su mejor fase. Como tampoco lo fue de Marchilongas, lastradas por un mal arranque. Los Que Son Son defendieron su repertorio con una potencia mayúscula, mientras que Ni Muchas Ni Pocas cumplieron dentro de sus expectativas.
Desbocados
La fase empezaba, sobre el papel, con dos murgas fuera de la quiniela de los elegidos. Pero Desbocados hizo saltar por los aires la teoría. Los de Juani Padilla ya cautivaron la atención de la grada con una potente entrada en la que cargaron contra Ballesteros, y se mantuvieron en el camino correcto en su primer tema. Línea independentista para tratar varios temas (quizá demasiados) como el petróleo, la explotación laboral, la gestión de Coalición Canaria, Bermúdez, los desahucios... Por momentos montaje musical algo acelerado. Quizá el único pero a la mano de Rubén García, que también da lustre este año a Rebeldes. Acabaron el tema arriba con una exaltación al 50 aniversario de la bandera tricolor.
Subieron enteros en la segunda canción. Se vistieron de luchadores para defender las señas de identidad canarias, así como sus juegos y deportes tradicionales. Homenaje a Nanino Díaz Cutillas y José Manuel Pitti, viaje a Willy García... Hasta ahí nada excesivamente nuevo. Eso sí, sonaban muy bien, con algunas melodías de corte singuango. Con el riesgo de perderse en un tema sin más, Desbocados sacó su tres de bastos particular. Primero con estrofas exquisitas en las que trataron temas de actualidad como sinónimos de varias mañas de la lucha: sacón a Paulino, escachón a Soria, la levantada al pueblo de los bancos, a Ballesteros un volquete. Todo a ritmo de polca y con el riesgo de usar a varios solistas. La intensidad subió al recordar a varios luchadores de leyenda, como Melquiades, Parri y Pollito de la Frontera, y dar cabida en el escenario a muchos de los mejortes bregadores del momento (Añaterve Abreu, Elieser Gutiérrez, Chevo Ledesma...) que portaban una pancarta que defendía los valores históricos canarios. "Lucha canario para que nadie te tumbe", concluyeron. Nadie los esperaba a ese nivel y acabaron dando dado las dos seguidas.
Klandestinas
Segundas de la noche, Klandestinas tuvieron un estreno más que aceptable. Formadas este verano tras una excisión de Marchilongas, las de Cintia Prendes sonaron bien desde los primeros acordes. Eso sí, la selección musical de su primer tema fue un tanto arriesgada. En él hicieron de ladronas, aunque se sienten robadas por el Ayuntamiento y su gestión del Carnaval. Desean robar justicia, transparencia y vergüenza para dársela a los políticos, y acabar con "tantos atracos" de los gobernantes. Acaban con una comparativa entre los robos de antes y los de ahora. Final vertiginoso, con fuerza y seguridad. De ratera pasaron a directoras de cine en Tenerife "una Isla que está de moda para rodar". Hilo conductor ideal para arremeter contra las necesidades locales: el desahucio es una peli de miedo, los barrios son un drama, magia para hacer desaparecer el dinero público... Rescatan frases conocidas para adaptarlas a la realidad ("Algunas veces veo políticos honrados") para hacer lo mismo con varias películas: Rajoy Manostijeras, Paulino el llanero solitario... Se preguntan por qué no se incluye al pueblo en el reparto ("no somos ni actores secundarios"), denominan "tomas falsas" a las elecciones, con "efectos especiales", reconocen "hacer cameos para poder comer" y piden "cambiar el guión" y convertirse en protagonista. Mucho, mucho contenido sin apenas lagunas y apenas titubeos vocales. Su respuesta en la cartelera fue buena. Pasar anoche a la final sería como llevarse un Oscar.
Mamelucos
Mamelucos demostraron que son elegancia desde el principio hasta el final. Sus trajes ya no son tan voluptuosos como antes, pero su acabado sigue siendo único. Un envoltorio que cuidan a la perfección en la Casa del Miedo con sus presentaciones. Esta vez con una fantasía pirata de Javi Torres y Mari Falcón. Pero más allá de su puesta en escena, los de Xerach Casanova terminaron de confirmar que atrás han quedado los años en los que con ellos subía cantar la inseguridad. Ahora Mamels vende su producto a la perfección. Lo hace con un regalo para los oídos. Melodías muy bien seleccionadas e interpretadas. Con ritmo y potencia. Sin necesidad de gritar para llegar. Con la sensación, incluso, que en algunos momentos no sacan todo lo que tienen dentro. Y con estos ingredientes ya hay mucho avanzado. El martes su primer tema versó sobre ilusiones y desilusiones, canción de marcada crítica política, con un arranque en el cupo casi de todo y que por momentos parece salirse del hilo argumental. Se sienten desilusionados por "ver las mismas caras más de 30 años" o por la "imagen tercermundista" que da Santa Cruz al turismo. En el futuro esperan "tener más empleo y dinero, democracia e igualdad". Su ilusión de que "Coalición Canaria se mande a mudar" acabo siendo, por reiterativa, algo cansina.
En su segunda interpretación adelantan las elecciones para cantar como presidente de una mesa. Tema con altibajos. Buena parodia con el pequeño Nicolás, pero algo forzada la mención a Soria. Recado a la grada: "Si no votas no protestas, a mamarla y a joderse". Juego de palabras con el "Bota, Tenerife, Bota, eh" y "Canarión el que no vote" y conexión con Venezuela. Voces intachables y ritmo vertiginoso para ir de un lado a otro. Tanto, que por momentos resultaba complicado digerir toda la información y hasta cogerle el sentido al discurrir del tema. Monago, Cospedal, Pablo Iglesias ("que legalice los petas"), Pedro Sánchez, independencia como en Cataluña... De todo un poco, aunque sin profundizar. Pero el capitán Casanova había ordenado ya el "¡A toda vela!" que el navío mameluco y arrasó con todo lo que se le puso por delante hasta el final de su actuación.
Marchilongas
Las de Keila Jerez se presentaban dentro de la quiniela de aspirantes a final. Pero lo cierto es que no fue su mejor noche. Entradas reivindicativa sobre la venta de las entradas de los concursos y su pasacalles pegadizo. Pero ahí las de Taco pincharon en hueso en sus Siete pecados capitales, donde combinaron en su arranque varias entrada a destiempo, ininteligibilidad y hasta un arreglo algo atropellado. La murga lo notó y lo arrastró durante mucho tiempo. Mientras trataban de recuperarse compararon la gula con los bares de lujo de La Noria y el comedor social que hay al lado, y la soberbia con el político; dieron a la lujuria un tono humorístico, recordaron a Repsol en la avaricia, al godo en la envidia... Pero no terminaban de estar cómodas. Quizá tuvieron algo de pereza para dar un mayor recorrido al tema y enterrar así su ira por un inicio deficiente. Aún así acabaron arriba. Reseteadas en su segunda canción, Marchilongas se parecieron más a sí mismas. Un concurso del cartel del Carnaval que sustituya al de este año. El primero para atacar la prioridad que se da a los cineastas que vienen de fuera en detrimento de terminar el anillo insular; el segundo, un rajazo a los políticos por no apoyar al Uruguay FS. Por momentos volvieron a perderse. Un tercer cartel de contenido social, y un cuarto en el que criticaron todos los problemas con los que sigue conviviendo el Carnaval. Al menos se despidieron con un buen sabor de boca.
Los Que Son Son
Con solo 35 componentes como los que tiene Los Que Son Son imposible sacarle más rendimiento a sus voces, aunque por momentos siguen sonando algo bajos. Lo hacen de la mano de Acaymo Correa y estrenando en Fran Aldana. Convirtieron su primer tema en una gala de premiadas. Recibieron galardón, entre otros, Zerolo (que acabará igual que Jordi Pujol), y la afición de Las Palmas por saltar. Pidieron el Premio Canarias para el Centro de la Cultura Popular Canaria y el Ademi, y un premio final para las murgas que no tienen peso. Aunque al tema le faltó un pequeño giro, la presencia en escena de una pareja de cada uno de estos grupos les permitió acabar arriba. Abordaron sus particulares miedos en la segunda canción, interpretación cargada de autocrítica por "aceptar trabajos miserables". Les da pánico el cierre de hospitales o el mantener en el poder a los actuales gobernantes. Acabaron con un ritmo vertiginoso y pidiendo al pueblo que supere sus temores. Barbi, la única timbalera en murgas masculinas, llevó la voz cantante de una animada despedida que llegó a la grada.
Triquikonas
En un árido desierto de crítica la llegada de Triquikonas debía ser un oasis reparador. Un momento de placer que se aguarda con ansia. Una espera que al menos en fase tiene un esquema previo prefijado para las de Almudena Domínguez. Una entrada echando la vista atrás para recordar sus años de historia, un pasacalles que pone en predisposición de fiesta a todo el recinto, y un primer tema de tono crítico. Esta vez Triquikonas se convirtieron en periodistas de un magazine, "una revista sin censurar". Van desde el cierre de comercios en Santa Cruz y el rumbo equivocado de la juventud que piensa siempre en la fiesta... Escriben de moda y tendencias para criticar las inundaciones de la capital; y al Palmetum, "mierda disfrazada". Cartas al director con contenido social, y sección de opinión para darle un viaje a Repsol y Soria. La revista descansa en Carnaval. Cierre que se estaba haciendo de rogar en la grada. Y también encima del escenario para unas componentes a las que cada vez más les cuesta pasar por el preceptivo trámite. O al menos eso parece.
Triquikonas se aprestó a sacar su tarjeta de identidad, aunque en esta ocasión su dualismo Betty-Esther no se acercó a la brillantez ni al reconocimiento de otras ocasiones. Fue la historia de dos niñas de parvulario, una rica y otra pobre que contaron sus costumbres encontradas mientras cantaban de rodillas. Quizá por forzar una voz tan juvenil, o tal vez por llevar todas la misma indumentaria, o a lo mejor porque el nivel de coordinación no llegó a la perfección, varios de sus golpes no calaron. Las protagonistas avanzaron en el tiempo y reaparecieron 30 años después con sus mismas fracturas económicas. Algún toque fresco pero de lenguaje interno murguero. Cuanto más avanzaba el tema más traía a la memoria las pijas de Triqui Traques. Y cuando un remake no mejora al anterior... Luego hubo golpes reconocibles y que arrancaron carcajadas, pero el tema había andado demasiado en el alambre como para no impulsarlo en el final... Pero ahí Triquikonas también fue fiel a su guión y cerró con el Santa Cruz en Carnaval de La Negra. Por una razón o por otra, Betty y Esther no se acercaron, por ejemplo, al gimnasio, ni a las cajeras. Quizá por ello, muchas de las propias componentes acabaron preguntando a los suyos, en el filo del escenario, si la actuación había gustado o no.
Ni Muchas Ni Pocas
Con un Recinto en desbandada tras la actuación de Triquikonas, las séptimas de la noche fueron Ni Muchas Ni Pocas. Las de Laura Sierra no sonaron mal, pero el hecho de ser 35 las limita. Se fueron de verbena en su primer tema para recordar varias de las fiestas más populares, lo que le sirvió también para denunciar que no se respetan las tradiciones. Acabaron con rajazo final a Ballesteros a ritmo de pasodoble. Les faltó proponer algo más. Con dos huevarios dejaron de lado los experimentos para entrar en la crítica directa. Faltas de ritmo al inicio arremetieron contra los políticos locales, el cartel del Carnaval, el jurado, las contrataciones a dedo, el maltrato a la infantiles respecto a lo que ocurrió en sus último concurso. Sin desentonar, se quedaron a medio camino para destacar.
Trapaseros
Cerraron la fase Trapaseros, que cantaron con la misma potencia que de costumbre por mucho que el recinto ya estuviera casi desierto. Los de Juanka López se convirtieron en ventrílocuos, con casi la mitad de la murga caracterizada de muñeco, lo que no les restó fuerza. Ejercicio de coordinación para los que cantaban al micro, encargados a la vez de mover la mano de su títere Rigoberto. Lo que podía dar pie a un tema fresco y con mucha chispa (como amagaron en sus primeras estrofas), se ancló en una crítica continua, llegando a ser musicalmente monótono (la percusión sonó muy alta), al margen de que se echó en falta un cambio de voz para el muñeco, lo que creó cierta confusión en el diálogo... Al igual que le ocurrió a Triquikonas con las pijas de Triquis, era casi imposible no acordarse de aquel Carlitos de Chinchosos. Acabaron con un giro cargado de potencia en el que piden a la gente que deje de ser "un muñeco de trapo". Final vestiginoso y muy potente.
Quizá con la espinita todavía clavada de no haber sacado rédito de su Rey León de hace unos años, ayer Trapaseros volvió a apostar por la escenificación pura y dura, aunque esta vez con un atrezzo más proporcionado y solo en los primeros compases de la canción. Lo hicieron como figuritas de un belén, portal incluido. Desde el caganet, los Reyes Magos, pescadores, centuriones, pastores... Humor marca de la casa con un gran golpe de Belén Esteban, frente a otros más previsibles y alguno (como el del cuñado) metido con calzador. Giro crítico para reivindicar que los pobres necesitan comida todo el año no solo en Navidad y palo al Telemaratón de Manuel Artiles por supuestamente no repartir todo lo recaudado. Tema algo extemporáneo, pero valiente que tocó la fibra y que les ponía en la rampa de lanzamiento para un gran final con denuncia social. Buen broche a la segunda fase.
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