Abrirán Ni Pico Ni Corto, para los que su premio ya es competir entre las mejores. Quizá por eso la intención de su director Carlos Estévanez es "seguir en la misma línea que en fase y que la gente se lo pase bien". El primer plato fuerte llegará con Bambones, segundos de la noche y con la intención de repetir máximo galardón. A continuación, Mamelucos, que intentará dar algo más de lustre a sus letras con las que equilibrar sus cuidadas voces en un repertorio en el que no habrá parafernalia. En cuarto lugar subirán al escenario Trapaseros, convencidos de que el martes no soltaron todo su arsenal.
Superado el ecuador llegará el turno de La Traviata, otro claro aspirante a premio. "Mejorar la final de 2014 hasta alcanzar el nivel de la fase de 2014", es el objetivo de los toscaleros según su director Josechu Álvarez, que irónicamente admite "echar de menos actuar octavos", si bien admite que "la murga está mas contenta así". Los siguientes 30 minutos serán para Zeta Zetas, que tan buen sabor de boca dejaron en la primera fase con su robot. Hoy tratarán de innovar nuevamente. "Queremos hacer un papel digno; estar en la final ya es un premio", comenta su director musical David Padilla.
Lejos de perder en interés, la final promete un epílogo de kilates. Como los de que debería poner en escena Diablos Locos, séptimos. Prometen ser más trónicos que nunca. "Iremos a nuestro rollo; la gente verá algo diferente, no sé si gustará o no, pero será algo distinto", comenta su director Masi Carvajal, que el único pero que le ve a su puesto es "el tiempo que debe esperar la murga". El cierre corresponderá a Triquikonas, liberadas de la presión de seguir vivas tras una eliminatoria discreta. "Antes de actuar estábamos muy presionadas, pero ahora nos hemos quitado un peso de encima", admite su directora Almudena Domínguez. "Queremos gustar", añade sobre un repertorio donde combinan crítica dura y mucho humor.
M. Plasencia / C. García
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