viernes, 10 de marzo de 2017

La fiesta de Las Burras de Güímar más esperadas

Llevan desde octubre trabajando en talleres entre alambres, cartón fallero, goma espuma, papel de periódico y cola, y desde enero ensayando la representación teatral. Se trata del medio centenar de miembros de la asociación Guanchitos del Valle que, tras la ausencia del año pasado, vuelve a montar la representación de Las Burras, el singular espectáculo del Carnaval de Güímar que acabará con el entierro de la sardina en la plaza de San Pedro.

Una representación que ha creado este año, si cabe, mayor expectación no solo porque el año pasado se suspendió por distintos problemas, sino sobre todo por la polémica generada días atrás con el cartel anunciador. “Esa polémica -señala Soledad Rosa, que lleva 10 años organizando Las Burras- nos ha venido bien, porque así la gente de fuera comenzará a conocer este espectáculo”.

En el rostro de cada uno de los miembros de la asociación se aprecia el cariño que ponen en los talleres de costura y montaje de los distintos personajes, “muchos de ellos retocados, pero algunos nuevos porque queremos renovar y sorprender cada año”, según afirma Francisco Bejarano, responsable de Guanchitos del Valle. “El espectáculo está subvencionado al 85% por el Ayuntamiento, pero queremos rebajar esa cifra a la mitad y ser nosotros quienes lo sufraguemos”, con la intención, afirma, “de volver a representar Las Burras una vez al año”, como se venía haciendo desde 1992, cuando Eloy Campos rescató esta tradición de la brujería güimarera.



Se trata de una inquietante e impactante recreación escénica callejera en los alrededores de la plaza de San Pedro, donde el público se ve envuelto en un desbordante aquelarre de imaginación, una batalla y una feroz demostración de carnaval vanguardista, al tiempo que divertido y familiar. Un espectáculo en el que participan, con los grupos de baile, casi unas 200 personas, y que concluye con el tradicional entierro de la sardina.

Todo comienza cuando las brujas se transforman en burras para entrar en las casas de los campesinos. Durante el aquelarre invocan al demonio y, finalmente, arden en la hoguera junto con la sardina por orden del obispo, tras una lucha entre el arcángel San Miguel y el mismo demonio.


Diario de AvisosNorberto Chijeb

No hay comentarios:

Publicar un comentario