
Haría, al norte de Lanzarote, contó con una población bastante numerosa desde el siglo XV. Tras la Villa de Teguise fue la localidad más poblada de la isla en los siglos XVI y XVII. Sus pueblos más importantes hasta el siglo XIX fueron Haría, Máguez y Mala, estando el resto diseminados en Guinate, Arrieta, Tabayesco, Ye, Órzola y Punta Mujeres. Su economía se ha relacionado con la agricultura y a la ganadería de cabras y ovejas. En el siglo XVIII destacó la exportación de barrilla y en el XIX cobró importancia el cultivo de cochinilla para tintes y la artesanía de la hoja de palma con la que se hacen esteras, escobas, sombreros, bolsos, empleitas y otros artículos.
Hasta la segunda mitad del siglo del siglo XIX existió la tradición de sacar al Diablete en Corpus Christi, grabada en la memoria colectiva hasta las primeras décadas del siguiente siglo. Así lo escribió el tinerfeño Juan Bethencourt Alfonso (1847-1913) en “Costumbres canarias de nacimiento, matrimonio y muerte”, tras su estudio realizado entre 1901 y 1902. El Diablete dramatizaba su ritual del bien y el mal en la solemne procesión "hasta hace poco". Lo describe brevemente pero con ciertos detalles de manera que sabemos que llevaba una cabeza de buey enorme, que bien pudo ser una cabeza de verdad seca, y era corrido por un hombre de la localidad. Sabemos de la oposición de la iglesia a este tipo de manifestaciones desde décadas anteriores, lo que le mantuvo en la marginalidad. De hecho se le permitía salir pero andaba alejado y rechazado por el público, que le había incluso golpeado. Como vemos es un ritual que se había mantenido a duras penas y estaba al borde de la desaparición.
En el Corpus de Haría, salía una única figura de diablete a finales del siglo XIX, pero probablemente fueron varios en décadas anteriores. Esta antigua manifestación se asemeja a otras habidas en Canarias. Probablemente el resto de la indumentaria sería de pieles de toros o bueyes y su enorme cabeza llevaría grandes cuernos naturales. El diablo con figura de toro o buey fingido se ha mantenido en la tradición oral canaria en varias islas, era normal que en el Camino Nuevo del Realejo Bajo, en Tenerife, saliera “todas las noches a las doce en punto el diablo, con figura de buey, echando fuego por las astas[1]”. En alguna manera debió ser similar a los Toros de Tiagua. El Diablete de Haría acabó por perderse por la incomprensión popular y religiosa cuando dejó de entenderse en un acto eclesiástico tan significativo. En Haría no hubo modificación del ritual en el tiempo como estrategia adaptativa como sí sucedió en lugares vecinos como Teguise, donde los Diabletes de la Villa pasaron a ser un número de carnaval. La influencia ilustrada y el abandono de la iglesia a estas celebraciones motivaron el cese del ritual. No podemos disponer de más información por haberse quemado el archivo municipal y el archivo histórico el 13 de mayo de 1904 cuando era alcalde Domingo López Fontes, cuya casa particular hacía las veces de ayuntamiento y fue devorada por las llamas.